La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

noviembre 30, 2006

Eslabón tras eslabón. (Ideals are good)

Hoy un tipo al que considero ya un amigo, aun si su propia cerrazón le impide atribuir dicha etiqueta recíprocamente, se sentó conmigo a fumar un cigarrillo, en cierta banca, en cierto patio, y casi como si fuera esquivamente me hizo saber que ciertas personas me desprecian "a golpe de vista", aun y muy lejos de conocerme.

No me sorprendió. Siempre he sido un personaje con cara de enciclopedia. La gente suele acercárseme sólo para preguntar si me conoce de algún lado. Mi cara les suena conocida, desde siempre. A eso ya estoy acostumbrado.

Y también a que la gente me desprecie o me atesore. Todo a golpe de vista. Todo siempre bajo la tela del prejuicio o la intuición. Siempre extremo y siempre curioso y cuestionable.

Durante años, tan pocos que parecieran muchos, fui un ser arrogante y taciturno. Y sin exponer aquí las probables cuestiones educacionales o simplemente necias que me llevaron a esa postura, he de decir que acuñé pocas amistades, aun si buenas. Mucho me costaba tolerar cualquier cosa que rebasara mi postura ante la vida, o que fuese simplemente distinta, o que sencillamente me pareciera estúpida y desdeñable en tal o cual momento. Viví en mil cuevas y en mil caparazones. Me defendí de forma idiota de todo aquello que -idióticamente también- juzgaba categórico como algo no digno, propio, válido o meritorio de mi atención. Era tan joven como para saberlo todo. (Oscar Wilde dixit).

Y luego, cansado de mi autoreferencialidad y de mí mismo, cansado del personaje y de la persona, cansado del papel y del retrato, ocurrió tal terremoto en mí que, sin saber ni cómo, me encontré en una posición donde mi principal deber era el de hablar con cualquiera de cualquier cosa. Atender, agasajar, ser anfitrión y ser cómplice de todos. Acomodarse al discurso de todos. Ser vasija y no un chorro disparatado de cerveza. Ser receptivo en lugar de renegarlo todo.

Y bueno. Las lesbianas me han seguido odiando a pesar de mi aprendizaje. Dicen sentir una especie de "machismo" en mis formas sociales, y luego simplemente me ponen caras y me desprecian. Pocas son las que han llegado a conocerme, aunque poco también me importe. Es tan curioso que vean algo tan cavernícola en mí. Si yo soy tan cursi, tan quejica, tan frontal y tan sin tapujos. En fin.


Pocos pero muchos años después de esa obligatoria domesticación de mi arrogancia, mi vida es diametralmente distinta. He aprendido a tener "cuates". He aprendido a sonreír en lugar de despreciar activa y asertivamente. Y no es hipocresía, no. Sencillamente ya no pongo requisitos tan ridículos como antes. Escucho a quien me habla. Hablo con quien se deja escuchar. Cosecho, pues, lo mejor de cada intercambio: desde el más grandilocuente y existencial (que me puede encantar irremediablemente), hasta el más cotidiano y aparentemente insulso (que puede hacerme gozar aunque sea unas décimas de segundo). Ya no pongo a todo el mundo a prueba, con la arrogancia de quien cree tenerlo bien asido en la palma de la mano. No. Mejor sencillamente pruebo el mundo: a veces a mordidas, a veces a pellizcos, a veces con pequeños roces, a veces besando, a veces peleando, a veces follando, a veces sin ganas de nada. Pero vez con vez. Vez a vez. Voy y veo lo que otros ven, cada vez. Me voy, me van, me vanaglorio, me vuelco. Me dejo de escribir con "V". V. V de venganza. "V for vendetta".

Y eso, más que nunca, me satisface.


Pero hay ciertos días en los que, sin quererlo, me siento de vuelta en la cueva. Días en los que quizás abrazo a un buen amigo, pero que sé que no me entiende. Días de razón, de razón dilatada, exacerbada, ruidosa. Días en los que quiero explicar un punto relativamente claro y todo lo que recibo son murmullos o preguntas o pedazos de eso mismo que digo pero que operan como contradicciones en la mente de quien habla conmigo. Días en los que trato de poner una carta sobre la mesa, y el interlocutor sencillamente me interpela repitiendo pedazos de lo mismo.

Ejemplo:

- Sí, sí: es justamente lo que te digo. Los niños que nacen ahora, los adolescentes de hoy, viven y crecen y son educados bajo una tormenta de información que antes no existía. Se levantan de la cama, y a escasos metros tienen una computadora en la que teclean una pregunta, y obtienen una respuesta semicierta y semifalsa pero formal, y producto del imaginario colectivo. Eso no existía cuando éramos pequeños. Nosotros vivimos esa transición entre la era "lírica" y la era predigerida. Por eso es que nuestra generación aun conserva trazos de idealismo...un cierto apetito por decir, producir, generar; y no solamente consumir hasta el hartazgo. Y no es general, claro, porque hay excepciones de ambos lados. Pero sí me resulta notorio como es que "nosotros", aleatoriamente si se quiere, esos que crecimos en un mundo en el que la información nos era transmitida esencialmente por sujetos: los padres, los amigos, las enamoradas y los enamorados, las limitadísimas caricaturas televisivas, todavía tenemos un ápice idealista. Queremos creer y no sólo consumir aquello que creemos (y creamos). Y por eso es que, ahora que también, al igual que los más jóvenes y los más viejos, vivimos bajo esa tormenta de mensajes, muchos preferimos sentir que "usamos" las herramientas, y no al revés. La información no es una condena sino un paraguas, una sombrilla que nos alivia momentáneamente de la enajenación. Y no es el caso de muchos de los que crecen o han crecido en un mundo informático como el que hoy acontece. La información es, para ellos, un río revuelto que les significa. Distracción y antojo. Origen y destino.


A lo que se me responde:

- Pero yo también era un tipo carente de posturas y de apetitos y de intereses cuando tenía diecisiete años. Yo también sólo pensaba en follar, en la tele, en nada. Y los chicos de hoy, además de que son iguales, son también mucho más capaces, conocen más, se mueven mejor dentro del entorno virtual y computacional y cibernético.


Y, no sé, juro que no es arrogancia, pero me queda claro que mi punto no fue entendido. Como muchas veces:

Sería estúpido pretender que una generación es "mejor" o "peor" que otra. No estoy pretendiendo establecer un juicio de valor sobre algo que ni siquiera sería capaz de comprender porque sencillamente no lo vivo (aka la postura de vida de las nuevas generaciones). Porque sí, porque "la cultura no la ves, porque con ella ves". Pero hay muchos peros. El pero de la vida rupestre, desinformatizada, ligera, suave, feliz. El pero de la guerra fría, de las grandes posturas que ya no existen, de los grandes mitos y de los grandes hitos (Les Luthiers dixit). Y sobre todo, a manera personal, y asumiéndome como un empleado en una "Academia" que no pretende "vender" o "venderse", y además, como un sobreviviente de la era lírica y analógica de esta latinoamérica tan atrasada en términos de madurez social y política, yo sí abrazo mi deber de transmitir cierto apetito. Mismo que no veo en los cientos de adolescentes que atiendo mes con mes. Y que no es un apetito engullidor, si no más bien un hambre creativa.

No es un apetito por consumir, por engullir, por retacarse. Es más bien un ansia, una inquietud cuasigeneracional, y para mí, una encomienda personal y ética: decir en lugar de saturarse con el ruido del marketing y las mentiras. No vivir a partir de los mensajes de otros, sino crear uno medianamente propio. Producir en lugar de consumir. Inspirarse en lugar de idolatrar. Utilizar la tormenta informativa, en vez de ahogarse en ella. Decidir el rumbo de los próximos quince minutos, y que no sea el propio rumbo prefabricado quien decida. Ser. Ser libremente lo que se pueda ser. Ser sin destino manifiesto. Ser sin ataduras.

***

Y ya. Sé que quien haya llegado hasta aquí, hasta este punto de las palabras y las letras, se ha consecuentado a sí mismo, y se ha dado chance, cabida, permiso, y además ha tenido paciencia. Mucha paciencia. Pero esta es una verdad que me basta, y me ha bastado hoy. Y que me significa justo ahora. Y no es arrogancia, no, lo juro. Es sólo una firma y cínica humildad. La mía. Momento luminoso y bien atrapado, mariposa en la red, algo que no debe irse. Y que aquí está. Y que ya se está yendo. Se fue.

Pero me hace feliz el simple hecho de haberlo escrito. Porque en algún punto habré de recordármelo a mí mismo. O quizás a alguien le sirva también, y en algún instante le recuerde otra cosa.

Y si no, pues no.



Salud.


Pd. Solemnemente declaro clausurados los posts políticos en este blog. Para divagar en mis desquiciadas posturas en ese respecto, he inaugurado este otro blog, al que los invito cordialmente. Hecho está.

10 comentarios:

Benito Bodoque dijo...

Me quedo boquiabierta ante este post. ¿No te ha pasado que cuando platicas con alguien, si es que lo has hecho, de este "análisis" que haces de tí, de tus posturas, de tu desvinculamiento con el resto que al mismo tiempo es amable y hostil... y sientes que ese alguien te entiende, te da la impresión de que acabas de toparte con un oasis?
Es raro, porque tal vez muchas personas coétaneas nos sentimos igual, pero nos topamos cada lustro, cuando ya cambiaste...
Son como bocanadas de aire fresco, que de la nada te recuerdan que no estás solo en tu sentir, y sin embargo deciden marcharse a seguir buscando más bocanadas... quién sabe a lo mejor si somos muchos formamos una corriente de aire fresco, ¿no? Sigamos agrupándonos entonces...

Anónimo dijo...

hya algun error que no permite que vayamos a tu nuevo blog.

saludos

Anónimo dijo...

Follar solo se usa en España, no seas mamon.

Que se follen a tu madre y a tu hermana 400 tios mas y tu a tomar por el culo, gilipollas.

Jooooder!

En el fotograma dijo...

Uno es una unidad, podrían decir los ortodoxos y sin embargo , uno tiene sus rostros

("el rostro es la máscara" decía Susan Sontag)

así que si quieres escribir en otro espacio, harás lo que te haga sentir bien contigo mismo
enhorabuena

ahora se leerán dos blogs tuyos

:) así será, chao Xamirú.

Anónimo dijo...

En realidad son tres ;-) y a putina le gusta mucho leer sobre putín... ja!

Chamirú dijo...

Benito querido: Sé exactamente a lo que te refieres. Tengo amigos que conozco desde hace poco tiempo con los que comparto vínculos tremendamente fuertes, amplios, profundos. Nada de pendejaditas. A veces más que con los amigos más antiguos que puedo tener. Es una cosa rara, sí, pero definitivamente hay que seguirse agrupando. Y seguir encontrando oásis. Y no asustarse.

Anónimo: Ya corregí y arreglé lo que me faltó hacer ayer, pero el link está funcionando bien.


Imbecilín anónimo de la NBC:
"Follar solo se usa en España". Ejem, sí, el diálogo del ejemplo fue con un amigo español. Y no creas, también se usa en México, y se entiende en tooodos los países de habla castellana. No así en L.A., cuna de la imbecilidad mexicoamericana y el spanglish más "ganga" y estúpido. Por cierto, las tildes (acentos, por si no comprende amigou), se usan en TODOS los países de habla castellana. Y también el cerebro (aunque sea un poco). Now get lost.

Anónimo: Shhhhhhhh. No le digas a nadie del tercer blog...ya sabes que putín se inhibe fácilmente...jeje

Anónimo dijo...

Uy, me encanto este post. Personalmente llegue a tu cueva y me cole. Sin invitación con chip o algún tipo de recomendación. Y me seduje con la fuerza, seguridad y profundidad tan ligera, fresca y suave que digiero de tus letras. De hecho, es el segundo Blog que leo en mi vida. (Ahora serán 3) Y bueno, con lo taan confianzuda que soy, agradezco que me permitas participar con y desde la mas absoluta pendejada o la spicy recipe, hasta la mi mas adornada pinkyopinión. Me ha encantado.

Creo que los motivos, posibilidades y estatus cultural individuales que rigen tal o cual comportamiento, tal época; son parte de nuestra esencia y también eslabones en nuestro camino. Pero sobre todo, finalmente son nuestro propio y verdadero oasis tangible, protector y certero. Al cual si podemos llegar a cualquier hora y de cualquier forma, y al que solo decidirán recurrir otros sedientos, si lo sienten fresco, seguro, confortable... sabroso pues.

La calidad de respeto que le otorguemos a la variedad -cual sea- de los invitados a nuestro Oasis, muestra la personalidad y refleja la etapa de crecimiento y madurez emocional del anfitrión.
Muchas felicidades.

Anónimo dijo...

¿Cual tercer blog? ¿RSVP?

Anónimo dijo...

Quiubo ardillita?, te dolió la toma de posesión de Calderón? seguro que si...

Anónimo dijo...

ya postea algo, llevo tooooodo el día husmeando en tus ejem, cof cof, dos blogsssss!!!