La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

julio 28, 2005

Palomar va de paseo.

In memoriam Italo Calvino, muerto un 19 de septiembre de 1985.

Por alguna u otra razón, toda la vida se reduce siempre a la imagen de Palomar caminando en el sentido opuesto de casa. Palomar siempre redunda, piensa (Palomar siempre piensa, salvo cuando siente), Palomar siempre sopesa el valor de una vuelta o de otra, de un giro, de una pausa, y claro, de un grillo inesperado interponiéndose en su camino.

Izquierda o derecha - piensa - pero luego, los simbolismos y las brújulas y los nortes y los sures acaban por confundirlo aun más.

Entonces es que se pregunta: ¿Para allá o para acá? ¿O qué tal que no tomo ninguno de estos lados tan hechos y llanos desde que Roma es Roma? ¿Qué tal si me sumerjo en la intemperie y abro un tercer camino, o un cuarto, o un sexto?

Pero Palomar no es, gracias a todas las providencias, ningún iluminado lleno de certezas fatuas. Palomar siempre se pregunta, aunque a veces lo haga en demasía. Se pregunta gracias al hecho de que tiene miedo. Tiene el miedo que tienen todos aquellos a los que Palomar conoce, y hasta a veces ama. El miedo a errar. El miedo al sendero mismo. Porque - se dice Palomar - siempre un sendero implica renunciar a todos los otros. Cuesta mucho - se queja - el caminar enderezado y obtuso sin que importe esa vaga sensación, que siempre llega, y que repite estruendosamente "Vuelve, vuelve, vuelve tus pasos, te has equivocado". Sensación llena de voces que, aunque conocida, siempre parece tener la razón, y que además, ha doblado en sus rodillas a los mismísmos césares de nuestro mundo. La propia traición vuelta duda. Desgraciada y funesta carga.

Pero Palomar no es de los que se quedan quietos. Palomar siempre se resuelve, tarde o temprano. A veces le toma días, largas semanas de hacer campamentos en cualquier esquina de su ciudad invisible. Otras veces, las menos, resuelve todo de inmediato, y persiste, caminando como caminan los verdaderamente ciegos. El asunto es que Palomar ha renunciado a la inmovilidad, tal y como cuando renuncia a los senderos que va dejando sembrados tras de sí. Palomar ya no tiene miedo, y por eso es que a veces se siente orgulloso de sí mismo. Y no le importa cuan falaz pueda ser su orgullo. Él solamente camina, aunque sea en círculos, aunque no llegue a ninguna parte o aunque se pierda, irremediablemente, y luego le den ganas de llorar.

Y cuando de verdad llora, y luego sigue llorando, como se debe, sin tapujos, sin contradicciones, y luego se limpia la cara hinchada de terror, y sigue caminando, se dice a sí mismo, nuevamente (porque Palomar casi siempre habla consigo mismo, han de saber):

"Voy sin ir y sin embargo sigo yendo. Sí, aunque suene a nada. Sé que el acto de ir no es igual a nada. Sé que atrás, casi al principio de las múltiples veredas, se han quedado mudos todos. Hasta las olas y hasta los pájaros. Todo aquello que podría significarme, persiste en la quietud. Su terror - se dice - no es asunto mio. Ni tampoco sus deseos de observar siempre todos los caminos, para no tomar ninguno. No. Mi asunto es permanecer renunciando. Pues solo así es que puedo entender cada piedra que piso. Y mis pies me lo agradecen, aun si doloridos. Y no tengo destino. Y poco me importa. Acepto renunciar para poder seguir andando."

Y siempre que Palomar se repite plegarias parecidas, más de dos pájaros caen muertos de vuelta en el principio del sendero. Y alguien mata por amor. Y otro ama matar. Y nadie escucha sus pensamientos, cosa que poco le importa, pues no la sabe. Él solo persiste. Respira. Solloza y luego rie. Y luego, sencillamente, da el siguiente paso. Y la siguiente piedra sigue siendo la misma . Y a la piedra eso nada le importa. La piedra solo adora ser pisada. Por Palomar o por nadie. Y luego cruje de felicidad. Aunque nadie la escuche.

julio 25, 2005

Dos meses

Si me preguntan, parecieran años. Años desde el momento ese, cuando febrilmente me lancé hasta su boca, sin preguntar con palabras (como debe hacerse). Años desde las once. Años desde las horas y horas de desvelo, embonando realidades, deshilvanando el mundo, reconstruyéndolo a pedacitos (dejándolo hecho un caos, a veces). Años desde los míticos bailes en las azoteas. Años desde el jueves. Años desde hoy por la mañana. Años desde el último mensaje, años desde la última vez que pensamos algo juntos.

Me estoy haciendo más viejo que ayer. Necesito despertar sano. Necesito complicarme de nuevo, contigo. Necesito bajar el tramo andado, a rapel o de un salto, eso vale madres. Y luego volver a subir, o inventar nuevas colinas,o hacer un hueco en las nubes y desparramarme por ahí. Necesito saber si vendrás conmigo, saberlo es imprescindible. Y no es dudar, entiende, no se trata de si creo o no creo en la muchas-veces-delicia de nuestro tiempo juntos. O en que puedas querer estar conmigo. Eso lo creo. Lo creo y no es eso lo que aterra.

Me aterra agotarme. Me agoto pronto, muchas veces. Se me acaban las respuestas. Necesito saber que vives. Verte vivir, temblar como los días en que quisiste temblar. Yo también abrazo los días que empiezan, sobre todo cuando empiezan sin que me sienta cansado. Ese no es mérito, ni mio, ni tuyo, ni de los días. Es la condición humana: añorar la frescura: de la carne, de la hierba, de los amores profundos, de la impudicia, de la transgresión, de cualquier cosa. Un hervor puede matarlos. No dudo: temo. Y temer es de sabios, dicen. Yo soy sabio cuando la luz apunta en el ángulo adecuado. Mi sabiduría tiene buen lejos, dicen. A veces, creo, tiene buen cerca también. Buen junto. Buen bien adentro. Buen adiós y buen hola. A veces, no los tiene.

Es tarde (y no tan tarde). Me siento cansado, estoy enfermo (una cama antes tormentosa pero que hoy parecía un hospital, esta mañana me lo dijo). No quiero estar enfermo. No quiero sentirme cansado. Dame un aliento. Ven conmigo. Pronto. Tan pronto como quieras. Tan pronto quieras. No dudo, ni te pregunto. Sólo te lo pido. Te lo pido hoy.

Y ahora caigo, esperando soñar con despertadores, mosquitos, silencios obstinados, caricias frescas o canciones de jazz escuchados bajo el mayor de los estupores. (Ayer soñé tantas cosas raras, pero no pude contártelo. Estabas dormida cuando me marché.) Brrring. ¿Despiertas? La vida (no) nos espera. Hay que alcanzarla. Rápido.

julio 24, 2005

Cosas Insulsas (Apaga la tele, mi rey)

Casi nunca estoy en mi casa y cuando sucede que sí, normalmente estoy dormido, o muy crudo, o trabajando o tropezándome con las cosas, o posteando pendejadas, o todo al mismo tiempo. Por eso es que no permitiré ninguna sugerencia como "contrata televisión de paga" o "ponte a leer". Quiero dejar que mi queja fluya libremente, sabiendo que hay infinidad de alternativas que pudieran permitirme evitar la jodida televisión de las madrugadas: eso no está a discusión esta vez.

Cuando no se quiere pensar, no hay nada como la tele. Sus facultades estupidizantes están comprobadas y estudiadas desde hace décadas. Y cuando llevas una vida disipada (me encanta ese término abuelesco) como la mía, hay días que lo único que puede salvarte de tus conflictos, ansiedades y tribulaciones es prender la puta televisión. Lo hago de cuando en cuando aunque los resultados son cada vez peores.

Hace unos buenos años gozaba de las películas madrugadoras del once, casi a diario. Y si no, siempre había una pésima serie gringa doblada al español-RTC que me llevara a los brazos de Morfeo plácidamente. Era invariable. Por desgracia, la invasión de los infomerciales fue reduciendo las opciones al punto de que, hoy en día, en la tele abierta no hay nada visible después de la 1 de la mañana.

Mala la hora en que pusieron en manos de los estúpidos panistas al canal once. No solo arruinaron su programación nocturna, sino que la diurna es cada vez más moralina y mojigata. Ya ni la Fernanda Tapia se salva en Diálogos en Confianza, donde el formato es cada vez más parecido al de Cristina(Cretina) y los "especialistas" invitados son, por lo regular, feministas lesbianoides condechi con posiciones eclécticas dignas de cualquier angelólogo o si no, pseudopsiquiatras barrigones, trajeados y pendejos que parecen más bien matasanos del Fray Bernardino (conocido hospital siquiátrico donde se muere a gusto). Ridículo. Y más ridícula la gente que los escucha como queriendo enmendar todos sus años de carencias emocionales o intelectuales y que ya no tienen solución (y menos por televisión).

Hace unos meses, como paréntesis anecdótico, estaba en mi casa tirado por una cruda descomunal cierta mañana, y prendí la tele. Estaba el susodicho programa y decidí meterme al chat en vivo que corre paralelo al chou. El sopendejo "especialista" que moderaba el chat era generación Gutenberg, porque escribía más lento que yuppie de santa fe dándole "de a dedito", y casi con la misma facilidad de palabra. La gente, puta madre, pidiendo respuestas a su problemática familiar como si fuera tan sencillo como "mata a tu abuelito, viola a la abuela y luego cocina un pozole con ambos y dáselo de comer a tus papás". Y bueno, me puse a fingir que yo era especialista y a contestar unas pendejadas con otras un poco más creíbles y bueh, hasta conseguí que dos me enviaran un correo pidiéndome apoyo psicoanalítico. (Debería dedicarme al robo de casa-habitación, esta sería una técnica infalible para allanar clasemedieros)

Pero todo esto, claro, a mi me importa un carajo. Prácticamente no veo televisión por las mañanas. Son las madrugadas las que me impacientan. Salvo rarísimas excepciones, el once se ha dedicado a promover spaguetti-westerns todas las chingadas noches, desde hace un buen manojo de años y sin reparar en que ni los putos gringos le tienen afecto a esas mierdas moralinas y racistoides que ahora nos enjaretan a los noctámbulos estresados. Olvidados quedaron los clásicos que solían poner (recuerdo haberme chutado el ciudadano Kane como 5 veces, entre muchas otras joyas del cine culturoso). En fin. Puta diatriba inútil. En el 2 está Walter Mercado, en el 4 Cristina, en el 5, la maravillosa Mishanti (dios, de dónde la sacaron), en el 7 infomerciales peores, en el 9 lo mismo, en el 11, justo ahora hay un documental de escuelitas de niños japoneses que tiran más gritos que los supercampeones (y en japonés, que es peor). Ah, y lo mejor es terminando, viene el favorito de todos: "Conversando Pachechos con Cristina" (carlitros dixit), en donde hoy entrevistará a cualquier pendejo con marimba que sienta tener algo que decir (justo de lo que hoy carezco: una marimba y algo que decir).

En fin. Debería tratar de dormir, pero me desperté tan tarde que pinta larga la noche. Por lo pronto, los dejo en manos de Mishanti, por si se sienten solos. El servicio incluye un belly dancing y créanme, esta belleza lo sabe hacer bien (eso y vender tacos de canasta a dos cuadras de mi casa). Bah. ¿¿Dónde estás cuando te necesito, Mishanti??


Ah, por cierto, según estos charlatanes, Mishanti significa "mi paz, en sánscrito, lengua de los vedas del tibet, mismos que dotaron a mishanti del don de la clarividencia". Ah, increíble pero cierto, Mishanti es egresada del oráculo de Delfos (no, no estoy haciendo ninguna ironía, eso dice el infomercial). Lo que es un hecho es que me dan ganas de hablarle pa pedirle prestada su máquina del tiempo. Qué pendejadas. Si no les da mucha güeva, Véanlo ustedes mismos.

julio 23, 2005

Jazz con el maestro.

Jazz junto al maestro es algo inigualable. Es como comer junto al glotón. Amar junto al más amante. Morder junto al meister Tiburón. Todo eso ( y más). Pura y dura realidad garapiñada. Nada más (y nada menos).

Con el jazz, el maestro siempre calla. Calla y tira vaivenes a diestra y siniestra. Siente (con hartos huevos). Luego, respetuosamente, en cualquier intervalo, dice lo que tiene que decir. Magistralmente. Suavemente. Todo al mismo tiempo. Tal y como el jazz.

Con el hambre, el glotón siempre es ruidoso. Pero no es cualquier glotón, ni tampoco cualquier ruido. El hambre del gran glotón es la mejor de las plegarias. Expone la fragilidad de su hambre, y sin embargo, mantiene la ecuanimidad. Estás frente a otro maestro. Callas también. (y claro, te dan ganas hasta de morder a tu acompañante).

Con el amante, solo te es permitido callar. Mirar, apabullarte, y luego morir. Estar extasiado frente al mayor de los misterios. Contemplar el hambre de su victima, las súplicas, la honestidad implacable. Y luego, mirar al amante. Resolviéndolo todo. Consumando hasta la última de sus excentridades. Dando cátedra. Por supuesto, no queda más que tomarla. Y callar, callar, callar. Sin réplicas ideales. Sin respuestas. Abrumado.

Morder es casi casi fácil. Se requieren, solamente, un par de colmillos. El hambre es muy útil, pero no imprescindible. Lo único esencial son las ganas de hacer destrozos. Uno tras otro. Escalonadamente. Mordiendo como se debe. Al final, solo resulta importante la capacidad de olvidarlo todo. Tan pronto como sea posible. Más rápido que la propia mordida. That's it, and nothing more.

julio 19, 2005

Baton Culturoso y mamón

Un bloguero de cuyo nombre no quiero acordarme, me envió este pinche baton mamón e incontestable. Agilizaré mis "name-dropping skills" para escupir nombres a lo pendejo y así proyectarles mi amplísima cultura literaria y mis gustos refinados, duh.

Para comenzar, la primera mamonería será dejar esto en puros cuentos y novelitas, porque otros géneros nomás no los puedo andar metiendo en la misma bolsita.



Número total de libros que posees:
Chale. Pos han de ser unos 150, máximo. Sin contar los que están tirados abajo de la cama o encima del retrete.

Estás atrapado en Fahrenheit 451, ¿qué libro te gustaría ser?
Esta pregunta la he pensado mucho, mucho, mucho.

Creo que, como buen cínico, comodino y mamón, quisiera ser el "Manual para la quema ordenada de libros, panfletos y pasquines" que circula en todas las estaciones de "bomberos". Así me aseguro la supervivencia. ¿Qué puto, no?

¿Alguna vez te enamoraste de algún personaje de ficción?

Puta madre. ¿Alguna vez no?. Digo, poniéndose más mamón aun, ¿existe alguien que no sea un personaje de ficción, finalmente, en la cabezita idealizante de los que enamora?.

Para dejarme de mamadas tendría que contestar alguna fresez como "Becky, la novia de Tom Sawyer" o qué tal una cerdez como "la Reina del Metro"que José Agustín encuera en Cerca del Fuego, pero han sido tantas, que me da hueva seguir. Prefiero decir que estoy enamorado de muchos personajes de ficción, todo el tiempo, y de algunos de carne y hueso, algunas veces (como cuando nadie tolera mis posts). Así de cursi! (Puaj!)

El último libro que compraste fue…

"Yo que he servido al rey de Inglaterra", de Bohumil Hrabal, hace muy poco y por la sabia recomendación de otro personaje que intrigaba hasta hace poco a sus seguidores.

El último libro que leíste fue…

"Creía que mi padre era Dios", una antología de Paul Auster. Dos que tres.

¿Qué estás leyendo actualmente?
Pos unos cuantos. Como buen cuasi-bipolar me gusta leer distintas cosas a la vez, dependiendo del humor del día.

"Sobre heroes y tumbas" de Sábato.
Un delicioso regalo de un personaje que pasó de la ficción a las mordidas maravillosamente. Pinche libro NEGRO por cierto. Me está gustando un chingo.
"Yo que he servido al Rey de Inglaterra".
Apenas empezando, pinta chingón.
Ah, y estoy releyendo "Cerca del Fuego", nomás para volver al humor cáustico de mis posts anteriores, inspirado por la chilanguez galopante y deliciosa lucidez del pinche José Agustín (ah, y pa pegarle una visita a las curvas de la Reina del DF)


Cinco novelas esenciales para definir el desmadre que eres:

La hierba roja, Boris Vian: Una máquina para olvidar
La metamorfosis, Franz Kafka: Yo más bien me siento mosco
El perfume, Patrick Suskind: Qué rico huele lo que huele rico
Rayuela, Julio Cortázar: A pedacitos nos entregamos todos
y (cómansela putos):
Se está haciendo tarde (final en laguna) del master José Agustín: Mearme de la risa es estrictamente necesario

¿A quién le pasas el batón y por qué?
A la facción francochiapanecochilanga de novicios batianos y no batianos, obviamente, y por razones que me paso por los huevos, léase:

Furtiva,
poetisa pero culturosa
The Drop,
lista para acuchillar el baton
Tio Nasty, el gurú tangojazzero
Erektor, de llantos melodiosos
Hortelano, mi carnal más cursi
Alfredo, el terror de las universitarias blogueras y culturosas

julio 17, 2005

A este señor no lo conocía

Pero en el blog de The Drop me encontré una de sus tiras.

Me metí a su página, obviamente, y llevo como una hora sin hacer mi chamba por andar pendejando, cagado de la risa.

En fin, dejo registro de uno de los que más me gustó (aunque tiene decenas de tiras buenísimas). Y ya.

Visiten su página: www.perravida.com



Humm, finísimo.
Gloria al Gran Ácaro.










Y bueno, hablando de sabiduría gastronómica, nada más sintético y certero que esto.








Sobra decir que el copyright es de Ricardo Cucamonga. Genial.

Sabiduría gastronómica (Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve mordido)

¿Cómo empezar? La interrogante perpetua. El fastidio de los que escribimos, aunque sean solo pendejadas (por supuesto, no es mi caso, yo soy una verga galopante, snif).

Podría empezar yendo directo al grano, pero el único grano que encuentro está en mi enorme mejilla izquierda. No tengo ni puta idea de cuál pudiera ser el grano. Debo decir, de todas formas, que eso TAMPOCO me conflictúa demasiado, aunque todo el puto tiempo parezca que si.

Pudiera decir, por ejemplo:

- ¿Mesero? (a.k.a. argentino de mierda)
- ¿Sí, señor?
- Por favor tráigame un "caos desordenado de la existencia pseudo-coherente", de tomar una copita de Pesquera crianza, y al centro dos checoslovacas perversas y sin autoestima, ah, y unas papas fritas. Para la dama no sé. Pregúntele. Ella es un ser pensante, libre, independiente y con deseos perfectamente definidos. No me haga pasar más ridículos de los estrictamente necesarios.
- Enseguida, señor. Y (dirigiéndose, gracias al amor de un perro, a la dama), para la dama? ¿Algo en particular?
- Sí - replica fuertemente la "dama" - A mi tráigame ésta, sí, la "perfección a la plancha". De tomar ahorita nada. Digo, no sé. Al rato le pido. ¿Sí?
- Seguro. En un momento estoy con ustedes -replica robóticamente el mesero- (Acto seguido, un grito no muy audible motiva a los que sí hacen su chamba: ¡Trabaja un caos desordenado, una perfección a la plancha, dos checoslovacas sin picante, unas papas-libertad y una copita de California's Lust de Tetra-Pak!)

Es obvio que las checoslovacas nunca llegan (y ni hablar del Pesquera Crianza). No hay más ni en la bodega, ni en la nevera, ni en ningún puto lado. El mesero le explica cordialmente al suntuoso comensal la recién sabida desgracia. El comensal suspira. El comensal se resigna. (Al fin y al cabo en este lugar no habría cuchillos suficientemente buenos como para cortar atinadamente el platillo deseado, piensa). En lugar de eso pide un estúpido paté de pato. Hay que ser imbécil.

- Mmmhmmm, esto está delicioso, querida. ¿Quieres?
- No, gracias amor. A esto no le dicen perfección por nada. Verdaderamente no hay más que pedirle. Está REALMENTE sublime, ¿quieres probar?.
- Erm..bueno, dame un poco para ver qué tal, (muerde) mhmmm, delicioso(saborea) mhmmm, (engulle). No sé porque pedí lo que pedí, lo tuyo sí que no tiene madre. Está casi casi celestial.
- (con la boca llena y el regocijo a tope) Grrchomp, chomp: sin duda alguna. No puedo parar de comer.
- No es para menos.


Transcurren los bocados que, lentamente, sacian el hambre de ambos comensales. Uno, él, masticando su indecisión sabiendo que la comida de su contraparte es infinitamente mejor. Ella, ciega de tanta lujuria culinaria, apenas puede respirar de tanto placer. Sin embargo, y acercándose a los últimos bocados, se encuentra con algo que no estaba en su libreto:

- (Alarido) Auuugghhh. Esta puta mierda trae una pinche piedra incrustada. No mames, si estuviéramos en el primer mundo esto sería causal de demanda.
- ¿Cómo? - dice el otro mientras devora el último pedazo palpable de su plato - ¿No me digas que traía una piedra?
- Piedra no. Un puto peñasco. El peñón del Gibraltar, la piedra filosofal, vaya, la misma puta piedra que mató al pobre pendejo de Moctezuma. Estas son mamadas. "Perfección a la plancha". Mira qué cinismo se han de cargar estos hijos de puta como para atreverse a nombrar un platillo así. Esto es un escándalo.
- Bueno, bueno, bueno, amor. - dice el otro semiconsternado- No es para tanto. Hasta antes de la chingada piedra, el platillo estaba de lujo (aunque en el fondo agradece no haber pedido lo mismo). Una piedrita no es para tanto.
- ¿Que no? ¿Qué me dices? "Perfección a la plancha" debiera ser perfección a la plancha. Nada de semiperfección semicocida y semidisfrutada. Me cae que nada que ver. Verguenza les debería de dar a estos cabrones...


El mesero, que para entonces casi dormitaba, continúa con su rondín obligatorio y se acerca nuevamente a los comensales.

- ¿Todo bien? -pregunta automatizado-
- A mi tráigame de una vez otra copita de Pesquera. Qué bueno está. ¿Te había dicho -pregunta volviéndose a su acompañante- que el Pesquera es mi vino favorito de la Ribera del Duero?
- Ajá. (Diez mil veces lo mismo)


Ella pide un inoportuno vodka mientras contempla, aturdida, la imperfección de su plato perfecto. Luego pide hablar con el gerente, quien, atónitamente borracho, escucha con calma toda la retahila de improperios que le propina su insatisfecha clienta. Acto seguido, sabiendo lo que tiene que hacer, le ofrece un sinnúmero de cortesías a la desdichada, misma que se ve obligada a aceptarlas a pesar de que con ello, se obliga a sí misma a callar boca. Ambos se levantan de la mesa, pagan su desgarriate, y caminan estúpidamente hacia el regreso.

- Hubieras pedido otra cosa, princesa. Era obvio que la "perfección a la plancha" no podía ser realmente perfecta.
- (muda y rabiosa) Ya ni me digas. Mejor cállate. Todo iba perfectamente bien hasta que casi me rompo un diente con ese último bocado.
- Pues lo que me tocó a mi no tuvo madre -trató de calmarla él- Mucho mejor que mi caos desordenado (que no estaba tan mal, por cierto -pensó sin decir-).
- Llévame a mi casa, ¿sí?. Ya no quiero darle más vueltas. Hay días en que lo perfecto es deliciosamente imperfecto. Hay días en que la perfección parece posible, cercana, asegurada y majestuosa. Pero hay otros días, chingada madre, en que no te das cuenta de nada, hasta que lo ves mordido.


Salud.

julio 16, 2005

Bipolar.

Acompáñame al solsticio. El solsticio es bueno. El solsticio abunda. Abúndame. Abundémonos. Hallémonos como somos. Más nada.

La certeza de ser algo, esa misma. Ninguna otra. Estordúdame encima. Dudémonos juntos. Sólo te pido algo sencillo: No dejes caer todo en mi. No me hagas responsable de llamarte mía. De decir "lo nuestro". Nada de eso.

Mentiroso: no le hagas caso. Ninguna certeza lo habita. Puras dudas. Puras y pusilánimes dudas. Terrores innombrables. Déjalo ir. No le hagas caso. Deshabítalo. Escapa mientras puedas.

Dudo y entonces desapareces. ¿Cómo es que sigues ahí, si siempre estoy dudando? ¿Es todo una estúpida ilusión? (They need my ilusions, just like need the air --> Fade out). ¿De verdad es que quieres desaparecer?

Trampas: Siempre trampas. Semánticas, gramáticas, irónicas. Pero siempre, al fin y al cabo, solamente trampas. No repares. Atísbalas, compréndelas, destrúyelas. Tú que realmente puedes.

We are real people. I am a real fucking person. Puedo hacer trampa. Tú también. ¿Y qué? ¿O qué? ¿Hasta dónde?.

julio 14, 2005

Días que no pesan

Reencontrarse en un parpadeo, con la sonrisa inequívoca del que vuelve sin querer necesariamente regresar al principio. Verle tomar café y sacudir los ojos con fiereza. Preparar el set, conseguir el vestuario, desmadrar los diálogos, quedarse mudos. "Lo que hay aquí no será fácil destruirlo" - dice- y luego me entrega una mirada hermosa, y estornuda sobre mi todas las dudas que le quedaban, hasta antes de terminar del café.

Hablar del frío, del calor, de la leña. Hacer una hoguera en medio de la sala y danzar alrededor como apaches exacerbados por la sed de cueros cabelludos. Inventar escapatorias, encontrar el sabor dulce, el retorno al humor, su mano exquisitamente sudorosa y sus antorchas, ah, de nuevo esas antorchas, reviviendo un poco, solo con algo de la brisa de un respiro de calma.

Caminar es complicado. Caminar sin rumbo fijo lo es más. Pero nada más difícil e inútil que la estupidez de fincarse rumbos obligatorios, querer asegurarse de que se sabe el camino (Fasten your seatbelt Dorothy, cause Kansas is going bye-bye). ¿Fluímos? Eso siempre. A veces incluso nos escurrimos, terminamos desparramados en el suelo, somos trapeados por el cansancio de la vida cotidiana, pero en el fondo, creo querer que quiero pensar, sabemos que existe una cortina, un backstage, una sala VIP donde podemos dormitar, retozar, estar tranquilos, confiar en nuestra primera intuición (la que nos hizo estar juntos) y dejar que la lluvia escampe. Bber un poco de café (descafeinado) y reinventar lo que se estaba quedando tieso.

No hay más trama que la que tejemos ahora. Dejarnos en el umbral, caminar de regreso, mirando las farolas. Hablar con el taxista: "Pal vino y pa las mujeres es que nacimos los choferes". Reir de uno mismo. Reir de lo que vivimos innecesariamente. Dormir un poco. Esperar que el alter-ego leñador regrese con más y más combustible para iluminarlo todo. Saciarse con los pequeños placeres. Arrancarse de repente los grandes. Recordar.

Mañana nos espera el casting. ¡Qué delicia!.

julio 13, 2005

Días que pesan

No existe el pebetero perpetuo. No puedo caminar con los ojos cerrados (sin partirme la madre). Tres días que pesan más que la historia entera. En cada estornudo parece escapársete más que solo aire y yo, yo no sé hasta donde es que perdí la brújula o hasta dónde es que algo del mapa se te ha escabullido de las manos, y te encuentras ausente otra vez.

¿No eres tú ni tampoco soy yo? ¿Es alguna especie de designio superior? Lo dudo. No creo que haya nada por encima de la voluntad individual de construir o destruir o quedarse espectando. Ni ritos ni dioses, ni realidades fuera de lo que somos en verdad.

Te pediría que volvieras, si es que acaso te hubieras ido. Me pediría a mi mismo volver, si supiera donde estoy. Ahora todo es muy confuso. Y no siempre tengo la respuesta precisa. Requiero estar cerca del fuego.

¿Querrías escapar, por un instante, a donde no haya ruido? ¿Habría manera de convencerte de que hay algo que debiera definirse, antes de huir o permanecer?

Vuelve (aunque volver no exista). Vuelve y grítame para ver si aparezco. Es un favor. Una cosa que te pido (pide, pide o no tendrás). Averiguemos de una vez si el precipicio es un espejismo o un salto infranqueable. Nada podría ser peor que ver desmonorarse algo cierto y no hacer nada para impedirlo (o al menos entenderlo).

julio 12, 2005

Certezas pequeñitas.

Hola. No sé si seas yo (o si yo soy tú). No me importa, tampoco.

Hola. Te deseo enormemente. No escapes (por favor).

Hola. Saber es tal como no saber. Nada importa. No te vayas. (please)

Sé cuán largo y terrible es mi deseo. Es sólo que eso tampoco es importante. Remain. Stay. Perdure. --> [Middle English perduren, from Old French pardurer, from Latin perdrre. See perdurable.]

To build or not to build?. That, and no other, is the very fucking question.

Dormir. Morir. Tal vez soñar. Tal vez sólo permanecer idióticamente. Perpetuar, conceder, despilfarrar: dejar todo ir.

Olvidar, musitar, desvanecerse. Dejarse, nuevamente, ir a toda costa.

That's it.
Shut up then.

julio 11, 2005

La vida


es una averiguación.












¿Qué parte de rojo no entendiste?

julio 08, 2005

Private Eyes (Searching for Uncle Nasty)

La noche era extrañamente larga cuando cinco teléfonos sonaron al mismo tiempo.

Brrrring, Brrrrrrrrrring, Brrrrrrrrrrrring.

Cinco manos se extendieron en busca de la molesta bocina.

- ¿Hola? - contestaron cinco voces en distintos idiomas y con distintos tonos, texturas, tesituras y registros.

- Soy el agente X - replicó una sola voz omnipresente y unisónica - Todos ustedes me conocen bien -

Cinco mentes ubicaron con velocidad al agente X. Se trataba de él. Él y no otro. El mismísimo instigador de los infiernos. El removedor de monarcas, el destripador de jerarcas, el látigo de los añejos dictadores.

- ¿De qué se trata esta vez? - replicaron también, en franca armonía, las cinco voces en cinco idiomas y con cinco temblores distintos.

- El sujeto se hace llamar Nasty. Su deber, apreciables colegas, será investigarlo. Descubrir quién se esconde tras esa cómoda sonrisa que nadie conoce. Averiguar, por todos los medios posibles, cómo es que escribe lo que escribe. Y sobre todo, cómo y por qué es que le aterra ser expuesto frente a sus recién nacidos lectores. Nada más y nada menos.

Cinco quijadas se desencajaron al mismo tiempo. Cinco suspiros resollaron contra cinco distintas bocinas, tan privadas como lo más privado que conoce la historia. Cinco látigos de desesperanza golpearon las mentes de cinco privilegiados detectives.

- Viniendo de usted, no nos queda más que considerarlo como un hecho - replicaron cinco voces en fuga. El agente X resolló aliviado.


España
Carvalho no cabía en su propia agitación.

- Mira que asignarnos semejante tarea - se repetía mientras masticaba unos callos preparados por su fiel Charo.

- El tipo se ha vuelto loco. Ni Dios ni el rey ni el hijo de puta del caudillo podrían con semejante encargo - musitaba tras engullir los colesteroles dignos de todo un año.

- Óyeme, Charito. Todo lo que sabemos está en las propias páginas que el tío-tía este ha dejado regadas por todo el cojonudo ciberdespacio. Unos días amanece que va de chulo: letra sobre letra, finamente entrelazada y es que eso despista a todo dios. Otros días le apetece la mierda. Y sobre ella descansa como un puto camello sub-sahariano. Es que no tengo ni puta idea, Charito. Ponme un poco más de esos callos tuyos y ayúdame a pensar.


Argentina
- Sorete hijoputa este, mirá que cosa. Mirá que pedirme a mi, al mismísimo Oliverio, andar averiguando los andares de cualquier salame inexpugnable. No se vaaaale, ¿viste?. Esto es todo menos mi trabajo. Andá a cagar.

- Oliverio, píntame un cordero.

- ¿Un cordero? ¿Un cordero de mierda querés que te pinte? Andá y pintátelo vos, pibito de morondanga. ¿Qué no ves que estoy ocupado, conchaetumadre? A rajarle el culo a tu cordero. Estas sí que son palabras mayores, ¿entendés?

- O-oliverio lindo, ¿me pintás un corderito?

- Ché, pibito, entendé. No es que quiera ser grosero con vos. Pero este hijo de puta del equis recién me ha pedido una tarea imposible, loco. Mirá que averiguar quién es el Nasty, mirá qué cosa. Muy piola el hijoputa. Tan tranquilo, ¿viste?. Seguro que me lo pidió a mí porque sabe bien que para nosotros los poetas no hay nada imposible. Pero esto, ESTO, se pasó el machoemierda este.

- ¿O-o-oliverio? Se me hace algo tarde para verme con la serpiente, ¿sabés?. Mirá que vuelvo luego, ¿ta bueno?

- Perdoná, boludito. Ni te escuché. Andaba leyendo los putos tangos que el dichoso nasty pone y re-pone por todas partes. No cualquier tango, ¿sabés? Hasta el jodido Goyeneche se iría de orto nada más de leer que están vivos. Seguro que es Argentino, ¿sabés?. Seguro que es Argentino el hijoputa. Ocupa en el caminito, la concha de su madre a que sí...

Inglaterra
- ¿En qué piensa, master Holmes?
- En nada, Watson. Tengo hambre.
- ¿Qué no era el agente equis al teléfono, master Holmes? (teléfono que inventaron como 70 años después de muerto Holmes)
- Elemental, mi querido imbécil. ¿Qué no se me nota en la cara?
- Easy, master Holmes. Aquí le traigo su pipa turbocargada. Recuerde que soy susceptible y que su adicción al hashish marroquí está lejos de ser mi culpa.
- Perdona, Watson. Es que no dejo de pensar en lo imposible que resulta la tarea encomendada por el agente X. Menudo dilema. Sacado de las mangas del doctor Moriarty.
- Solo dígame qué es lo que le inquieta, maestro Holmes. ¿Es acaso el perfecto inglés del sospechoso? ¿O quizás su proclividad hacia los clásicos del jazz, mismos que no serán apreciados hasta el próximo siglo?
- No, Watson. No se trata de eso. Me pregunto si es que nació en Yorkshire, hija de padres londinenses, o si en verdad es un mancebo oriundo de Wyoming, allá en los Estados Unidos...
- Diantres, Holmes. Por lo visto me lleva usted mucha ventaja.
- Prepáreme otra pipa y se lo explicaré todo, mi querido Watson.

Francia
- Mademoiselle?
- Sí?
- Un café, pog favog.
- Monsieur, usted sabe bien que aquí no segvimos a los belgas.
- Face a la merde, hijaputa. Tgáigame un café.
- Sabá, sabá. Ahoga se lo tgaigo señog Poigot.

Las tribulaciones de Poirot aterrizaban en su rostro. Enjuto, inerme, en medio de un Paris hostil, no daba con la menor solución que apaciguara su ansiedad.

- Je lui crache à la gueule. Je lui crache à la gueule. Je lui crache à la gueule. Eso no puede seg, de ningún modo, un comentagio a la ligega. Ejemplifica, pegfectamente, la inmensa vinculación del sospechoso con las malas manegas. Y en pagticulag, con las malas manegas de las peoges manegas del Pagís undegggound. Mon dieu.

La camarera regresó a la mesa con un café sublime entre las manos. Atentamente lo colocó frente a un Poirot ensimismado y taciturno. Cuál sería su desgracia, cuando éste, en voz alta, le repitió:

- Je lui crache à la gueule.


México.
Belascoarán colgó el teléfono e inmediatamente se quedó dormido. "Puto agente X", se decía. "Andar chingando cuando uno trae esta cruda, es algo que no tiene madre...mejor que se la busque él solo..."

Por la mañana de las tres de la tarde, las cosas eran distintas. Afortunadamente, Belascoarán no estaba tan ahogado como para no recordar la llamada vespertina. Ni mucho menos la absoluta obligatoriedad que le imprimía la autoridad del agente X. "Si me habló personalmente es por algo", pensó, e inmediatamente se dirigió a la cervecería para aclarar sus pensamientos.

"Lo másh cabrón esh que no importa una sshingada", le decía a Don Cuco, el plomero que, por desgracia, se había sentado a su lado. "Valen pa pura madre lash distinshionesh del dishcursho, lash diferenshiash notablesh entre un texshto y otro...el shujeto, o shi me permite la exshpreshión, la shujeta, tiene una idem del tamaño de Tlatelolco..." Don Cuco, perplejo, asentía automáticamente, mientras Belascoarán seguía hundiéndose en su propia incertidumbre.

"Yo no entiendo a eshe puto agente equish, ni tampoco a shus amigosh. Qué másh da que el tal nashty shea quien shea...la cosha, Don Cuco, esh que shushcita paradojash, propishia hambresh, levanta a losh mishmíshimosh putosh muertosh...qué másh quieren esha bola de pendejosh..."

Don Cuco alzó solo una ceja, y en un arrebato de sapiencia, replicó:

"No, pos sí Don Héctor. Lo que han de querer, digo, a mí se me hace, es chingarse un alipus con el chingado susodicho. Digo, nomás pa ver si es de a de veras..."

Belascoarán enmudeció. Luego pidió otras dos cervezas y se fue directo hasta su casa, donde lo esperaban sus propios sueños.

julio 07, 2005

CAPS-LOCK

No encuentro nada cáustico que decir últimamente.

Tengo los ojos llenos, la mente crítica asfixiada por el aroma de algo sumamente verdadero. El cansancio poco a poco desaparece. Las ganas de despedazar al mundo se han echado a dormir, finalmente. No me importan más los culturosos y su eterna repetición de las fórmulas. Me vale madres Peña Nieto ganando para el PRI el jodido estado de méxico y sus pestilentes pueblos repletos de ignorantes. Me importan un rotundo y alucinado PITO los estrenos en el cine, las novedades literarias, las revistas REPUGNANTES, Bush, los juegos olímpicos, López Dóriga siendo abducido por los marcianos, Michael Moore, Tijuana, el jodido D.F., la crisis económica, Ratzinger eructando mierda, Fox y su verborrea impertinente, Memin Pinguin contra Spike Lee... Toda esa mierda minúscula que suele ocupar mi vida cuando dejo de vivirla, para ser sólo un espectador de su detritus.

Abrazado, momentáneamente, a la mujer sublime que abrazo últimamente, siendo abrazado del mismo modo, amor a las brasas, brazo a brazo, abrasivo encuentro que trasciende los relojes y la cuenta de los días, estoy asesinando este blog, para bien. Estoy asesinando al fantasma que me invade cuando vivo la vida en minúsculas, y me olvido de mi. Y no es un acto de sacrificio. No es una ofrenda hacia ella. Es un regalo para mi mismo, aun si el coraje proviene de las noches océanicas en las que podemos hablar o morder, o de los días desérticos donde ambos acudimos a nuestras palabras para reivindicar el sentido del camino que vamos trotando. La vida en mayúsculas ha sido el feroz descubrimiento, aun si en su mente rabiosa y su carne acidulada fue donde encontré el trozo faltante del mapa.

No me importa si mis posts se parecen cada día más a los de mi alter-blog, tan cursi y melodioso, y donde alguna vez pretendí esconder mi real fragilidad para dejar fluir mi saña en este sitio. No me importa si la gente que lee se aburre o termina por vomitar mi felicidad. No cambio un sólo domingo como el último por siglos de lucidez sulfúrica y aplausos volátiles.

La vida en mayúsculas me está llevando. Me dejo llevar, extrañamente. Me dejo seducir por el anonimato, la tranquilidad, la increíble paz de no mirar los afueras de la sociedad, el mundo, el barrio o las alcantarillas. Un poco más de calma. Menos miseria y más poesía.

julio 06, 2005

I rather live

than write about living.

Sorry for the inconvenience.