La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

julio 28, 2008

Postal de aniversario.

Te la dejamos en el mar de Mazunte, como acordamos.

Queridísima y terca Aura:

Hace un año, cierta ola que no estaba en el libreto, llegó a este lugar, donde tú estabas, y te tiró salvajemente contra el suelo, hasta quitarte la vida.

Estuve molesto. Estuve buscándote en el cielo el mismo día en que ciertos héroes te trajeron hasta casa, sólo para verte morir después. Estuve loco. Estuve cuerdo. Estuve, mes con mes, día con día, sueño tras sueño, tratando de regresar la realidad hasta el punto en el que tú estabas viva, quejumbrosa, con un pañuelo en la cabeza y una olla repleta de agua hirviendo y toneladas de Vick Vaporub dentro de ella, mientras la aspirabas, tranquila, luego de ver cierta película de Won Kar Wai que jamás había visto. Recuerdo, brevemente, que me gustó mucho.

Hoy estoy mirando la misma arena y la misma playa que te engulleron hace un año. Quizás no la misma ola, y –es más- quizás tampoco la misma arena o la misma playa. Porque las playas, así como todas las palabras, perdieron su significado en el momento en el que te declararon muerta, y tuvimos –casi todos- que encontrar un nuevo nombre para las cosas. Te fuiste, sí, y luego yo tomé un avión, pero otros se quedaron y miraron tu cuerpo muerto mientras yo miraba todas tus cosas, congeladas en el tiempo, y entonces –sin lugar a dudas—supe exactamente que no había otra cosa qué hacer más que recoger tu mundo y guardarlo en ocho valijas. Y luego traerlo de vuelta. Y luego aprender a vivir el mundo y las palabras, y el mundo de las palabras, y las palabras del mundo: Todos, todas: sin ti.

Ha pasado un año entero desde que te tomó por sorpresa ese mundo y sus vaivenes. No hay más ni mejores vaivenes que las olas. Ni hay más olas que los vaivenes, ni tampoco se sabe cuánto ni cuánta sangre se sacrifica con cada sonrisa, con cada muerte, con cada momento que no se va a vivir, y que se queda sobre el tintero.

Pero tu muerte, Aura, amiga mía, amada amiga mía, nos trajo tanta y tanta realidad frente a los ojos, que no hay manera de no mirarla. Es un dolor de 70 milímetros, es una pantalla panorámica a la que no puede no verse salvo si se cierran los ojos. Y cerrar los ojos, Aura, es algo que tu vida nos enseñó a no hacer nunca más.

Nos vamos, Aura. Todos nos vamos. Tarde o temprano, te alcanzamos, Tarde o temprano, nos sentiremos encontrados o perdidos, arrebatados o secos, como un roble, el roble que era tu vida, tu espalda, tus sueños (nuestros sueños) y nuestros horrendos y crudos –o muy muy crudos despertares- mañanas sin remedio que se van, siguen, se fueron. Días en los que uno quisiera no vivir si no es contigo, o en los que se busca un contigo para entender lo que es vivir.

Flores, Aura. Plegarias. Días, noches. 24 o 36 horas. 2 o 3 minutos. 1 o 2 nociones más. Epifanías de lo que es el mundo desde hace un año, cuando lo dejaste. Certezas de que nada es nunca más lo que solía ser, tras la última decisión. Y sí: Lo jodido acerca de tu partida, es que no fue decidida por nadie. Que nos esforzamos por buscarle sentido, a pesar de que lo carezca. Que odiamos al dios que no existe, y al que sí, y al que quiensabe, o a la realidad que –como ese Marx que tú adorabas decía—es siempre necia.

Y los odiamos porque no estás, porque nadie dijo y porque nadie decidió. Y lo único, amada amiga nuestra, que nos queda, son estas flores, estas plegarias a la nada, estos arrebatos odiosos a las olas. Estas ganas de que estés aquí. Esta implacable certeza de que no lo estás. Ni lo estarás. Y que todo está dicho. Y que te extrañamos, uno, dos, tres años después.

Y que nada: ninguna palabra será jamás lo mismo. Sin tu boca de Aura, sin tu Aura, sin ti. Sin que la digas a nuestras orejas, a gritos, a dentelladas. Sin que lo sepas, jamás, porque quizás no lo dijimos a tiempo o porque no lo sabíamos hasta que te fuiste.

Pero el tiempo es ahora. Y ahora es aquí: La playa, la arena, quizás la misma ola. Quizás no.

Esperanzadamente, llegará el machete que la mate. El cuchillo de mantequilla que mate a esa ola, puta ola.

-Hey man, let’s stab the sea with that butter knife, ok?

Eso dije -sin pensar- luego de desayunar equivocadamente unas enchiladas, en el mismo sitio donde desayunaste un año antes, frente a tu silla vacía, llena de flores amarillas, rojas, morada. Junto a Frank, a Fabiola, a Vanessa y junto a ti, de algún modo. Junto a esa memoria.

Y así nos fuimos hacia el mar. Persistimos sin la calma, que –aún ahora—no se presenta del todo, después del beso y del abrazo. Después de recordar y olvidar y hacerlo todo sin orden ni sincronía. Pero dejándote nuestro amor, otra vez.

A manera de un adiós.

julio 16, 2008

Manifiesto del País de las Horas Nalga (Good bye, Santa Fe)

1. Pensar no es lo importante. Es pensar que piensas. Piénsalo bien.

2. Tu nivel de inteligencia siempre será directamente proporcional a la cantidad de anglicismos que domines, o a lo ridículamente forzado que los pronuncies. Procura escupir un poquitito siempre.

3. Es importante ser creativo, proactivo, asertivo y tener, sobre todas esas cosas, una impecable higiene personal. Si puedes añadir unas tetas postizas o un traje que valga más que la colegiatura de tus hijos, entonces olvida todo lo demás.


4. Es importante trabajar duro. Pero es más importante sentarse de 8 a 5, con una hora de comida, en posición erguida y con la mirada inmersa en un monitor de 15 pulgadas, mientras tecleas frenéticamente “jajajaja” en el Messenger, para que parezca que escribes algo.


5. Deberás compensar cualquier defecto intelectual con la frase "En mis experiencias anteriores, que fueron muy exitosas..." Recuerda, la autocrítica no existe. Todo eso es pura negatividad y mirar el pasado. Aquí se trata de “next”.


6. Usarás un traje o un traje sastre, nada de Suburbia, de Sears pa'rriba, y te peinarás con gel o con mousse, aunque nadie te lo pida.


7. Te sentirás exitoso sólo por cumplir el punto número 6, sin importar que tu sueldo no compense tus responsabilidades. Recuerda: tu jefe siempre tiene más tarjetas de crédito que pagar.


8. Si eres personal de base, deberás sonreír ante cualquier eventualidad y tener una "actitud de servil-cio".


9. Si eres un mando medio, habrás de humillar a tu personal de base cada una de las vecs que tu jefe te humille a ti. Recuerda: de eso se trata la cadena de mando.


10. Si eres jefe, deberás inculcar en tus mandos medios la importancia de su liderazgo para evitar a toda costa el tuyo. Recuerda: tu chamba es cagarlos, tener un baño privado y cumplir con las horas nalga siempre que no sea la hora de "venta mata junta".


11. Trabajarás preferentemente en una zona de la ciudad en la que no se vean otros pobres que no seas tú mismo, que -por otro lado- estarás tan bien vestido que ni lo notarás.


12. Encontrarás siempre una manera de utilizar messengers clandestinos, antes que supeditarte a las restricciones de tu oficina. Si no lo consigues, te harás amigo de los lacayos de sistemas, que son tal como tú, y que luego de unas copas gratis te dejarán hacer y deshacer.


13. Recuerda: Debes pensar en BULLETS. El mundo está hecho de BULLETS. Siempre BULLETS. Eso si quieres ser un "plomazo" como todos tus compañeros.


14. Toda persona capaz de escribir un mail con puntos, comas, o peor aún: ¡punto y coma! deberá ser considerada como un ente peligroso y jamás habrás de contestarle los buenos días o responder a sus correos con más de una línea.


15. Tus correos, por otro lado, deberán escribirsesinpuntosnicomasypreferentementeconfaltasdehortografíajarrafales.


16. Toda persona que pueda escribir un texto con más de dos parrafos estará atentando contra la productividad. Recuerda: leer es improductivo porque quita tiempo. Acude inmediatamente con tus superiores y repórtalo.


17. Socializa sólo con tus iguales. O sea, contigo mismo.


18. Amarás las juntas por sobre todas las cosas. Las juntas son la medida de tu éxito, tu productividad y tu desempeño laboral. Mientras más juntas tengas, más parecerá que logras algo.


19. Sólo algunos elegidos pueden pasar de las juntas a los "cronogramas". Si eres uno de ellos, recuérdalo bien: Usa muchos colores, planifícalo todo. Arma muy bien tu análisis de procesos: Cada tarea que programes está ahí para que alguien le dé en la madre, no la cumpla o se la pase por los huevos. O para que en la próxima "junta" se modifique.


20. Conoce la actitud, el look, aprende un poco de mercadotecnia de los 90, impresiona a tus superiores con palabras como "negocía" "diferencía" y "branding". Recuerda: NO existen verbos que no lleven acento ficticio, en la última sílaba, que no se lleven perfectamente con un anglicismo que nadie sabe qué significa en realidad, pero que todos alaban como palabra mágica. ("Singuí-ung-tumi")


21. Recuerda. Estás en camino de convertirte en ejecutivo. Usas traje, te esfuerzas por verte bien, hablas con respeto a tus patrones y con desdén a tus subalternos. Estás a punto. Vas a llegar al éxito, algún día, y comerás y cenarás en las fiestas y banquetes que sólo unos cuántos disfrutan. Participarás de los burdeles itinerantes que el vicepresidente ejecutivo junior prepara para su círculo sagrado. Estás a punto. Sólo recuérdalo, recuérdalo, recuérdalo siempre.

22. Si por algún motivo eres despedido, renuncias, o eres elegido para un recorte de personal, "conserva la calma". Nunca tengas un exabrupto en las juntas, nunca lleves un rifle de asalto a la oficina. Mantén tu cara ejecutiva. Llega a tu último día. Recoge tu última quincena y luego escribe un mail con el siguiente machote:


"A todos los que me conosen o no me conosieron quiero darlse las grasias pro habberme ayudado a crecer en este ultimo año de travajo en el que aprendi muchas cosas y siempre gosé del apollo de mis compañeros. A Caro le agradesco que me haiga traido aqui y pues todo su profecionalismo y pues espero encontrarnos en el futuro. A Jorge muchisisisissimas grasias y pues a todos los demas mucha suertee en sus proyectos presonales.

LEs dejo mi correo personal para que no perdamos contacto:

sumisopendejo@sinremedio.com"

julio 12, 2008

Tan diferente y tan igual...

Lanzaba la pregunta, hace no mucho, cierto mosquito.

¿No te das hueva de ti mismo?

Y me cae que la pensé. A pesar de que fuera el mosquito -fake-
el que la hacía.

Y pues sí. Hay tanta gente que escribe mucho mejor que yo, que piensa mucho mejor que yo, que dice mucho mejor que yo, snif snif snif...

Hay tanta gente que no se pregunta nada.

Hay tanta gente que no quiere -siquiera- saber una chingada.

Podría sentirme mal. Seguro que podría. Aunque me valga madres.

***

Pero de repente, cuando más hueva tiene uno, de uno mismo, llega la metáfora.

Una llamada simple: Amigo, necesito jugar 36 horas de ajedrez con alguien.

Y el amigo cumple y llega.
Gana y continúa.

Pierde y -a regañadientes- sigue.
29-16 el primer día. 25-14 el segundo.

Y mañana: mañana el "desempance".

***
Y no hay pedo de nada. La vida se explica en cualquier lugar, bajo cualquier nivel, sabiendo nada pero mucho. Viéndolo todo pero con palabras suficientes para nada: No hay pedo.

Repito: No hay pedo.

***
Y pues bueno. Sí. Me leo -y me releo- y sí: hago una oración.

Una oración que no es plegaria.

Es -acaso- un vil enunciado.

Sujeto, defecto y proyecto: That's all.

Y sí: Podría decir que estoy cansado pero no.

No cuando dos dedos hacen rabiar una mujer que no era más que un temor y temblor.

No cuando yo mismo me reduzco a casi nada,
y conmigo hago lo mismo que con lo que casi todos

tienen qué decir.

No será por mí que nadie te escuche: Estoy tan sordo como cualquiera.

***

Luego, la verdadera pregunta:

¿No te das hueva a ti mismo?

Y entonces recapitulo sobre mí mismo, y con toda seguridad me digo que NO.

Que sí hay una nueva historia sobre cada nueva historia.

Que sí digo porque quiero decir, y no porque el mundo se empeñe en que diga:

Hace mucho que ese tiempo se acabó.

***

Mujeres que podrían haberme parecido odiosas.

Historias que podría haber guardado en el baúl de lo que no me importa.

Partidas de ajedrez que habrían podido ser iguales,
pero que no lo fueron (nunca lo son).

Todo por obra y voluntad de permitir la sorpresa.

La partida de ajedrez involucra una posición inicial: la vida.
Jugarla, involucra un compromiso esencial: saber perder opciones.

Ganarla, involucra una realidad que pocos saben: Recordad, para no repetir.

***

Y cuando permites la sorpresa, ¿qué crees? Sorpresa.

El mundo deja de ser estereotipo
y se convierte en laberinto.

Y los laberintos, querida neurosis mía, son algo de lo que más te gusta.

No te hagas.
Ni siquiera trates de escapar.

***

Dale. Búscate tu Ariadna y tu Minotauro.
Go get them, boy.
Just remember: you gotta shine on, you crazy diamond.

Para prevalecer, hay que cantar. Y para cantar, hay que querer.

Querer seguir vivo, o quere a alguien.

No importa.

Tú sólo "shine on, you crazy diamond..."

**