Quisiera postear muchas cosas, decir cosas con mucha claridad y exhibir mi más tibia fragilidad o mi peor mal tino sin que me importara nadie ni nada. Decir claramente qué es lo que está ocurriendo justo ahora en esta cuerda floja y sacármelo de encima, limpiar el sistema operativo y comenzar de nuevo. Formatear el disco duro. Desprogramar esta sinfonía de gusanos electrónicos que me mantiene todo el día en tensión y al mismo tiempo sonriendo cuando las condiciones climatológicas lo permiten.
Quisiera decir muchas cosas con pocas palabras. Poder ser claro, no rodear entre mi neurosis y el tacto elemental que se tiene que tener cuando gente que aprecias y quieres y estimas está leyendo habitualmente estos espacios. A veces quisiera ser como la esposa harta de su marido aburrido y gris que se sube a la blogósfera a crearse un personaje y una doble vida, pero lo cierto es que esta madeja de incoherencias gramaticalmente correctas es lo que soy yo, y que según me pesca el día o la noche es como escribo y lo que escribo. Y es que mis rodeos no son siempre una forma de embelesar cosas simples, lanzar piropos teledirigidos, contar historias burdas con frases menos burdas, o hacerme el interesante en lo más mínimo. Es justamente parte de mi neurosis. Rodear, la floritura perpetua, soy un ser horriblemente barroco y hace poco es cuando me di cuenta. Añoro, por ejemplo, dejar de serlo, y en dos líneas contar justamente lo que quiero contar y que -además- resuene donde debe resonar.
Pero nop, nel, niet, ni madres, nanais, nones, nimáis, ni con chochos, nerón. No se me dá. No lo consigo. Comienzo una frase y la autocensura putinesca me obliga a empezar a resanar las letras con ciertos encubrimientos. A veces eso da lugar a textos más bonitos y crípticos, tanto en el blog como en la literatura "real" que me siento a escribir. A veces no, a veces sólo confunde y no me permite colocar en su lugar mi realidad o contarle la historia que quiero a la persona que quiero.
Y sin embargo, con todos estos nuevos rodeos sobre los rodeos (me siento vaquero con tanta cosa), sólo quiero decir que así me siento. En el alambre (sin queso). Caminando sobre la cuerda floja y con una gran posibilidad de volver a sentirme como perro en breve. O no. Quién sabe. El punto era desahogarme un rato. Y lo logré.
Aunque sigo sin decir lo que quiero decir. Qué complicación.
La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.
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7 comentarios:
Ta bueno, no pasa nada. Poco a poco ese corazoncito reprimido, y ansioso, se ira desasolvando y se liberara el paso al camino que conecta con la mente; sin que uno domine al otro y cause conflicto emocional. (también conocidos como pedos existenciales)
Hay que esperar con paciencia a que maduren los frutos para disfrutar de su dulce sabor.
Disfrute este proceso...también.
No todo es "ahuevamente" malo. Give peace a chance…
Un besito meloso de a madres.
La pinky tiene tanta razón que hasta miedo me da. Taaan cierto: barroquismo lleva hasta cierta calma. Cierta calma me hace aplaudir, oh wow, estoy ahí. Y cierta calma me hace -redundantemente- calmarme. It's all so quiet.
Toda la razón. Y la bendigo solemnemente.
Gracias, pinky.Aunque no sepa quien eres.
Se te acaba de ocurrir un bálsamo. Puuf, qué suave.
Respiro.
El barroquismo calma… si. Y pienso que solo de esa forma es concebible y reciproco. Solo en la medida en que tenga consecuencias paradójicamente prácticas y de alguna forma benéficas en función de lo que nos provoca: Calma, satisfacción, desahogo, sosiego, encuentro, paz...
Mucho más propiamente de cómo se haga, diga o escriba es como se viva.
Es muy gratificante saber que mi paso por su espacio, no se encuentra delimitado a la condición de consumidora -dada la adquisición del conocimiento y deleite de sus letras- de manera que: Mi actual y visitante condición de productora-fan, recibe ruborizada su beneplácito y parabienes. Que hoy en letras son caricias para mis ojos, tibio y dulce bálsamo para mis sentidos; y buena noche para mis sueños.
Así sea para usted también.
Un besillo
uuuuuuuuuuuuuuuuuuu smells like cyber romance... again ;-)
Nah. Nomás se agradecen los buenos consejos. Yo con eso del cyber-romance no paso de Sánchez Villa, ajajaja.
En fin...
¡Buey!
wuou...!!
qué interesante lo que sucede en la blogosfera!
Hay algo cierto, aquí uno se dibuja, se desdibuja, se pierde...
Saludos!
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