La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

noviembre 30, 2006

Eslabón tras eslabón. (Ideals are good)

Hoy un tipo al que considero ya un amigo, aun si su propia cerrazón le impide atribuir dicha etiqueta recíprocamente, se sentó conmigo a fumar un cigarrillo, en cierta banca, en cierto patio, y casi como si fuera esquivamente me hizo saber que ciertas personas me desprecian "a golpe de vista", aun y muy lejos de conocerme.

No me sorprendió. Siempre he sido un personaje con cara de enciclopedia. La gente suele acercárseme sólo para preguntar si me conoce de algún lado. Mi cara les suena conocida, desde siempre. A eso ya estoy acostumbrado.

Y también a que la gente me desprecie o me atesore. Todo a golpe de vista. Todo siempre bajo la tela del prejuicio o la intuición. Siempre extremo y siempre curioso y cuestionable.

Durante años, tan pocos que parecieran muchos, fui un ser arrogante y taciturno. Y sin exponer aquí las probables cuestiones educacionales o simplemente necias que me llevaron a esa postura, he de decir que acuñé pocas amistades, aun si buenas. Mucho me costaba tolerar cualquier cosa que rebasara mi postura ante la vida, o que fuese simplemente distinta, o que sencillamente me pareciera estúpida y desdeñable en tal o cual momento. Viví en mil cuevas y en mil caparazones. Me defendí de forma idiota de todo aquello que -idióticamente también- juzgaba categórico como algo no digno, propio, válido o meritorio de mi atención. Era tan joven como para saberlo todo. (Oscar Wilde dixit).

Y luego, cansado de mi autoreferencialidad y de mí mismo, cansado del personaje y de la persona, cansado del papel y del retrato, ocurrió tal terremoto en mí que, sin saber ni cómo, me encontré en una posición donde mi principal deber era el de hablar con cualquiera de cualquier cosa. Atender, agasajar, ser anfitrión y ser cómplice de todos. Acomodarse al discurso de todos. Ser vasija y no un chorro disparatado de cerveza. Ser receptivo en lugar de renegarlo todo.

Y bueno. Las lesbianas me han seguido odiando a pesar de mi aprendizaje. Dicen sentir una especie de "machismo" en mis formas sociales, y luego simplemente me ponen caras y me desprecian. Pocas son las que han llegado a conocerme, aunque poco también me importe. Es tan curioso que vean algo tan cavernícola en mí. Si yo soy tan cursi, tan quejica, tan frontal y tan sin tapujos. En fin.


Pocos pero muchos años después de esa obligatoria domesticación de mi arrogancia, mi vida es diametralmente distinta. He aprendido a tener "cuates". He aprendido a sonreír en lugar de despreciar activa y asertivamente. Y no es hipocresía, no. Sencillamente ya no pongo requisitos tan ridículos como antes. Escucho a quien me habla. Hablo con quien se deja escuchar. Cosecho, pues, lo mejor de cada intercambio: desde el más grandilocuente y existencial (que me puede encantar irremediablemente), hasta el más cotidiano y aparentemente insulso (que puede hacerme gozar aunque sea unas décimas de segundo). Ya no pongo a todo el mundo a prueba, con la arrogancia de quien cree tenerlo bien asido en la palma de la mano. No. Mejor sencillamente pruebo el mundo: a veces a mordidas, a veces a pellizcos, a veces con pequeños roces, a veces besando, a veces peleando, a veces follando, a veces sin ganas de nada. Pero vez con vez. Vez a vez. Voy y veo lo que otros ven, cada vez. Me voy, me van, me vanaglorio, me vuelco. Me dejo de escribir con "V". V. V de venganza. "V for vendetta".

Y eso, más que nunca, me satisface.


Pero hay ciertos días en los que, sin quererlo, me siento de vuelta en la cueva. Días en los que quizás abrazo a un buen amigo, pero que sé que no me entiende. Días de razón, de razón dilatada, exacerbada, ruidosa. Días en los que quiero explicar un punto relativamente claro y todo lo que recibo son murmullos o preguntas o pedazos de eso mismo que digo pero que operan como contradicciones en la mente de quien habla conmigo. Días en los que trato de poner una carta sobre la mesa, y el interlocutor sencillamente me interpela repitiendo pedazos de lo mismo.

Ejemplo:

- Sí, sí: es justamente lo que te digo. Los niños que nacen ahora, los adolescentes de hoy, viven y crecen y son educados bajo una tormenta de información que antes no existía. Se levantan de la cama, y a escasos metros tienen una computadora en la que teclean una pregunta, y obtienen una respuesta semicierta y semifalsa pero formal, y producto del imaginario colectivo. Eso no existía cuando éramos pequeños. Nosotros vivimos esa transición entre la era "lírica" y la era predigerida. Por eso es que nuestra generación aun conserva trazos de idealismo...un cierto apetito por decir, producir, generar; y no solamente consumir hasta el hartazgo. Y no es general, claro, porque hay excepciones de ambos lados. Pero sí me resulta notorio como es que "nosotros", aleatoriamente si se quiere, esos que crecimos en un mundo en el que la información nos era transmitida esencialmente por sujetos: los padres, los amigos, las enamoradas y los enamorados, las limitadísimas caricaturas televisivas, todavía tenemos un ápice idealista. Queremos creer y no sólo consumir aquello que creemos (y creamos). Y por eso es que, ahora que también, al igual que los más jóvenes y los más viejos, vivimos bajo esa tormenta de mensajes, muchos preferimos sentir que "usamos" las herramientas, y no al revés. La información no es una condena sino un paraguas, una sombrilla que nos alivia momentáneamente de la enajenación. Y no es el caso de muchos de los que crecen o han crecido en un mundo informático como el que hoy acontece. La información es, para ellos, un río revuelto que les significa. Distracción y antojo. Origen y destino.


A lo que se me responde:

- Pero yo también era un tipo carente de posturas y de apetitos y de intereses cuando tenía diecisiete años. Yo también sólo pensaba en follar, en la tele, en nada. Y los chicos de hoy, además de que son iguales, son también mucho más capaces, conocen más, se mueven mejor dentro del entorno virtual y computacional y cibernético.


Y, no sé, juro que no es arrogancia, pero me queda claro que mi punto no fue entendido. Como muchas veces:

Sería estúpido pretender que una generación es "mejor" o "peor" que otra. No estoy pretendiendo establecer un juicio de valor sobre algo que ni siquiera sería capaz de comprender porque sencillamente no lo vivo (aka la postura de vida de las nuevas generaciones). Porque sí, porque "la cultura no la ves, porque con ella ves". Pero hay muchos peros. El pero de la vida rupestre, desinformatizada, ligera, suave, feliz. El pero de la guerra fría, de las grandes posturas que ya no existen, de los grandes mitos y de los grandes hitos (Les Luthiers dixit). Y sobre todo, a manera personal, y asumiéndome como un empleado en una "Academia" que no pretende "vender" o "venderse", y además, como un sobreviviente de la era lírica y analógica de esta latinoamérica tan atrasada en términos de madurez social y política, yo sí abrazo mi deber de transmitir cierto apetito. Mismo que no veo en los cientos de adolescentes que atiendo mes con mes. Y que no es un apetito engullidor, si no más bien un hambre creativa.

No es un apetito por consumir, por engullir, por retacarse. Es más bien un ansia, una inquietud cuasigeneracional, y para mí, una encomienda personal y ética: decir en lugar de saturarse con el ruido del marketing y las mentiras. No vivir a partir de los mensajes de otros, sino crear uno medianamente propio. Producir en lugar de consumir. Inspirarse en lugar de idolatrar. Utilizar la tormenta informativa, en vez de ahogarse en ella. Decidir el rumbo de los próximos quince minutos, y que no sea el propio rumbo prefabricado quien decida. Ser. Ser libremente lo que se pueda ser. Ser sin destino manifiesto. Ser sin ataduras.

***

Y ya. Sé que quien haya llegado hasta aquí, hasta este punto de las palabras y las letras, se ha consecuentado a sí mismo, y se ha dado chance, cabida, permiso, y además ha tenido paciencia. Mucha paciencia. Pero esta es una verdad que me basta, y me ha bastado hoy. Y que me significa justo ahora. Y no es arrogancia, no, lo juro. Es sólo una firma y cínica humildad. La mía. Momento luminoso y bien atrapado, mariposa en la red, algo que no debe irse. Y que aquí está. Y que ya se está yendo. Se fue.

Pero me hace feliz el simple hecho de haberlo escrito. Porque en algún punto habré de recordármelo a mí mismo. O quizás a alguien le sirva también, y en algún instante le recuerde otra cosa.

Y si no, pues no.



Salud.


Pd. Solemnemente declaro clausurados los posts políticos en este blog. Para divagar en mis desquiciadas posturas en ese respecto, he inaugurado este otro blog, al que los invito cordialmente. Hecho está.

noviembre 29, 2006

A quien corresponda:

Anoche recibí un comentario que llevaba por autor un nombre deletreado "Rain".


Anoche, también, y según las estadísticas, alguien se tomó la molestia de mirar esta "mi vida" que "roza" desde sus albores hasta sus presentes. No sé quién es quién, ni si tal es cual. No importa tanto.


Lo que sí importa, sin embargo, es que el comentario parece haber desaparecido, o sencillamente me fue imposible encontrar el lugar donde fue sembrado. Borrón súbito, escondrijo salvaje, no lo sé.


Así que, por todo esto, debo decirle a quienquiera que lo haya escrito, o a quien demonios sea la personita que lo dejó, algo importantísimo:



Gracias.



Me has hecho sonreir, anónima y esquivamente.



Y gracias otra vez.


Y ya, que se hace tarde.


Se está haciendo tarde, mejor nos regresamos...

noviembre 28, 2006

Mutis

Un ratito de silencio, para recuperar el aliento.

***

Todavía no se nombra al gabinete de "seguridad pública". Hasta entonces, nada de política.

***

Me preparo, sin embargo, para algunas llegadas y otras salidas. Mi vida es, justo ahora, una especie de pantalla de aeropuerto, con algunos vuelos cancelados, otros por venir, y unos más que apenas van aterrizando. Estoy esperando después de las aduanas.

***

Siempre he sido tremendamente impaciente y pasional. No se debe ser impaciente y pasional, y al mismo tiempo esperar que la gente comprenda tus bandazos anímicos. Lo bueno es que ya no espero ni me interesa que la gente me "comprenda", je. Ese interés lo perdí justo después de darme cuenta que el cliché de incomprendido me quedaba muy bien. Y luego abandoné ese cliché y abracé el cinismo con un cariño irracional.

***

Como dijera una gran película: "The point is to remain in a state of constant departure, while always arriving". (El punto está en mantenerse en un estado de partida constante, pero siempre llegando)

***

Y bueno, ya tengo departamento. Muy bonito, muy fresa, bien "nais". Para los interesados, pronto una atroz fiesta inaugural.

***

Y luego de escribir toda esta serie de anécdotas insulsas y pensamientos volátiles, con las manos bien frías, pero cumpliendo un deber bloguero de lo más ñoño, me dispondré a beber un café, seguir con la rutina, esperar la hora del pago, escribir dos o tres bobadas (peores que esta, y por mucho) y continuar escuchando la misma música de todos los días.

***

Ya sólo faltan unos días: Nos veremos en el monasterio. Todo saldrá como esperamos.

***


Debe ser este solecito incipiente, no lo sé. Hoy me siento mejor que ayer. O las horas vuelo que llevo escuchando "When it falls" de Zero 7. Debo confesar esta proclividad light por esos muchachos. Me ponen de buenas.


***

Qué barbaridad. He sido tan superficial como me lo he propuesto. ¿A veces es sano, no?

No puedo vivir todo el día conectado a la alta tensión.

noviembre 24, 2006

Manos limpias, culo sucio (I)

Albricias, mexicanos y mexicanas. El cambio finalmente ha llegado. Dejémonos del presidente Fox, y celebremos que "ahora sí" ya puede decir "todas las tonterías" que quiera. Finalmente se ha dado permiso a sí mismo, luego de vivir los últimos 6 años en penitencia por decirlas fuera de tiempo.

Albricias, albricias, compañeros y compañeras, niños y niñas. Un "nuevo" gabinetazo nos acompaña, y es hora de celebrarlo con bombo y platillo.

Frescos jóvenes emprendedores de capacidad más que demostrada han sido elegidos por nuestro sabio presidente erecto, Don FeliPito al Chico, para desempeñar las tareas de reinvindicación social y lucha contra la desigualdad, así como para mantener el boyante crecimiento económico que tiene a nuestro país en los primeros lugares del mundo.

Démosle una primera y rápida revisada al fragante y flagrante gabinetazo del Doctor Chaparrín:


Josefina Vázquez Mota
Secretaría de Educación Pública


Autora de libros tan profundos e interesantes como "Dios mío, hazme viuda", esta mujer con un talante intelectual insuperable, y con ideas tan frescas como las del programa "oportunidades" (muy eficaz programa populista -y de derecha- para comprar votos) ha sido encargada, ni más ni menos, que de la Secretaría de Educación Pública. La autora de tan suspicaz best-seller, ostentora de una retórica capaz de refutar a Goofy -y tal vez hasta a Pluto- será la encargada de guiar los destinos de los millones de víctima...quiero decir, estudiantes de los distintos sistemas de educación pública que mantiene nuestro escueto presupuesto. Ya muy cuatacha de la maestra Elba y con un perfil feminista como pocos (pues es feminista proyunque, antiaborto y antieducación sexual), ésta sabia mujer promete que si vázquez por la mota, la entenderás.


Don Luis Téllez
Secretaría de Comunicaciones y Transportes


Este flamante jovenzuelo, de brillante carrera en la administración pública durante los últimos, erm, 18 años, ha demostrado hacer de nuestra economía la pulsante maravilla que es hoy en día. Ahijadito de quien se deja, hoy ha recibido -de nuevo- la gran estafeta, misma que piensa engrasar con la misma salsa de habanero -receta que se pelean el ITAM, el CIDE y el FMI- y luego hacer lo propio con los traseros de 60 millones de mexicanos, que siguen sin ver las bonanzas de una "macroeconomía sana". Sonrían: nuestras reservas internacionales seguirán creciendo para que Don Luis y sus cuates puedan seguir haciendo usufructo de una moneda falsamente estable. Eso sí, nadie sabe cómo lo hará desde Comunicaciones y Transportes. Pero no importa: en todos lados hay lana, y más si en los últimos años se ha dedicado a ser consultor de aerolíneas y transportistas ávidos de hacerse una que otra carreterita que luego puedan revenderle al estado.


Don Francisco Ramírez Acuña
Secretaría de Gobernación


No, no es la cosa amorfa y vomitiva entuzada en el traje rojo. Es el de la hermosa corbatita verde y la mirada angelical. El grandioso Pancho, quien destapara a Fecalito en sus albores como precandidato a la presidencia, será el encargado de la sacrosanta y benemérita Secretaría de Gobernación e Intermediación Divina. Miembro del Yunque, fiel aliado de la ignorancia y la estupidez que caracteriza a sus compinches, amigo personal de doña Martita, temeroso de Dios y oprobioso y canino con sus gobernados, el ahora gobernador con licencia de Jalisco nos recetará más de la tolerancia y la diversidad que ya se vive en su estado. Don Felipe no es de derecha, no; Don Felipe no es ultra, no, no; Don Felipe no es de preocuparse: es moderno y eficiente. Por eso escogió a este fresco y lozano egresado de la capilla para el máximo cargo político de la nación, luego de la -ahora sillita- presidencial.


Don Agustín Carstens
Secretaría de Hacienda y Crédito Público



Aunque la foto que encontré curiosamente se llama "Carstens-small", puedo asegurarles que a nuestro próximo Secretario de Hacienda estuvieron a punto de darle dos y hasta tres secretarías de estado al mismo tiempo, pues se sabe que tiene los tamaños para ello.

Subdirector del Fondo Monetario Internacional, organismo filantrópico dedicado a mejorar el mundo y apoyar a las economías emergentes y subdesarrolladas con los mejores planes y las mejores tasas y los mejores esquemas económicos, como comprueban el África, Latinoamérica entera y los países más jodidos de Asia, este hombre tiene un corazón tan grande como su papada y tan amoroso como su adorable pancita. Le preocupas tú, y tú, y yo también y toooodos los niños pobres de México. Por eso se come toda nuestra comida antes de dejar que nos toquen esas feas migajas.

Y por ello, nuestro adorable Fecalito, el presidente del empleo, el mismo que llega al poder con un aumento inflacionario récord, cortesía de Fox y Francisco Gil, y con un conflicto oaxaqueño maravilloso, cortesía de Ulises, el PRI y la APPO, y con la leche y los energéticos por los cielos (ni qué decir de los tomates voladores y las cebollas suicidas), los ha escogido a todos para ti.

Por nuestro bien, los mejores hombres y las mejores mujeres. Todos juntos de la mano, por un México mejor.



Y bien, hasta aquí la primera entrega de "Manos Limpias, culo sucio". Sólo les adelanto la propuesta para nuevo emblema nacional, misma que sustituirá al "Águila Mocha" y que el equipo de Felipe ya tiene preparado para presentar el próximo lunes:


Salud!


ESTAMOS SUMIDOS MEXICANOS





Contigo fue posible...





noviembre 23, 2006

Connato de agradecimiento

Para F. y su invencible dulzura.


Aunque casi nunca lees este blog, voy a agradecerte en este lugar, otra vez, y a decirte lo increíblemente importante que eres para mí. Por si te lo encuentras. Por si me petateo y tienes que hacer válidos mis últimos deseos y voluntades, como ya te lo he pedido y a lo que sin miramientos has accedido encantadoramente. O por si te hace falta saber cuánto te quiero o cuánto me importas, o cuánto sin pedírtelo me salvas de mí mismo y de mis trepidantes descensos, espirales de tristeza, retornos a la oscuridad.

***

Hay gente que llega para permanecer. Hay gente con la que te tropiezas y se queda como piedra en un zapato. Hay gente que estalla como una supernova frente a tus ojos y te encandila con la potencia de una patada en los cojones (o similares) para luego desvanecerse tan pronto como la hinchazón. Hay otra gente que siempre pasa desapercibida, como una planta, una maceta en el rincón que nunca miras. Pero tú, curiosamente, no has pasado por ninguna de las etiquetas que arbitrariamente utilizo para desmenuzar lo que me rodea. Estás desde que estás y te quedarás ahí, mitificada y como un tótem de tranquilidad, una algarabía guardada en su cajita, y siempre dispuesta a salir y hacerme sentir mejor y ponerte a malbailar conmigo, y tomarte esos cinco vodkas con toda la tranquilidad que permite saber que cuando estamos juntos no hay peligro pues no hay expectativa. Somos amigos. Somos realmente amigos, hermanados por una fortaleza que no conozco en ninguna otra esquina de mis relaciones y de mi vida.

***

Y aunque por lo general mi ambigüedad casi siempre se viste con túnica categórica y afirma que entre seres como tú y yo no existe la posibilidad de una amistad así, tan tersa y llana y frontal y desnuda, la realidad es que esta amistad de ahora está tan desprovista de erotismo y de peligro y de falacias amorosas y de expectativas absurdas, que no puedo sino quitarme el sombrero y la capa, deponer las armas y hacerte una larga reverencia. Porque cuando toda aquella overtura y todo el primer movimiento (allegro ma non tropo) terminó, y entramos en ese largo intermezzo, y luego en ese entristecedor adagio, yo sencillamente no creí que pudiéramos tejer un vínculo tan bueno, tan nuevo, tan chingón y enriquecedor y generoso. Y te agradezco, otra vez.

***

Me despojas de la amargura, me afinas y me entonas. Me haces cantar la sopa, sin miramientos. Me encuentras los ojos cuando te los escondo. Me sabes abrazar sin ponerme nostálgico, me sabes pedir cuando tú misma te encuentras a rastras. Me respondes con dureza si me capturas en un momento de autoengaño, me aconsejas con una sabiduría tan simple. Eres simple donde soy complejo. Y compleja donde yo soy simple. Y aun así, no eres mía. No eres para mí. Y tampoco me importa, ya. Ese concierto de humo, adrenalina y falsedad, esa lucha egóica que la gente suele llamar "amor" no es lo que ocurre en este edificio. Ocurre algo cierto y permanente. Ocurre lo mejor de la vida. La pequeña verdad que sólo entre dos se comparte, sin que medien los deseos o las exigencias.

***

Amiga, hermana. Esto es para ti. No te extraño ahora, no te extraño siempre. Pero si existe una eternidad que no ocurra instante por instante, puedo decir que te extrañaré mientras ese curioso infinito absolutista se termine. Y volvamos a encontrarnos. O reposemos tranquilamente en la nada.


Categóricamente, salud.

noviembre 21, 2006

Frente frío número diecinueve

¿Y si me quito este frío tan raro, tan de adentro y tan de fuera, pegando un grito macabro que provoque que mis compañeros y subalternos corran prestos al teléfono y pidan urgentemente una camioneta blanca, con hombres de blanco, que me lleven a un pasillo con paredes blancas y me conecten a un cateter repleto de haldol, diacepan o alguna cosa que adormezca la tormenta de nieve en mis entrañas?

***

¿Y si mejor desconecto el teléfono de la oficina, y con el cable de gusanito me dedico a estrangular a la gente feliz que me rodee? ¿Y si no la encuentro por ningún lado?

***

¿Y si se me quitan estas ganas de escribir todos los días, estas ganas de gritarle cosas al aire, estas ganas de entender que siempre me introducen en cascadas de ansiedad de las que luego no sale nadie? ¿Y si dejo de escribir todo esto?

***

¿Y si mejor me compro un taxi, me afeito la cabeza, y busco alguien importante al que matar podría darle sentido a mi vida? ¿Una prostituta de 13 años a quien salvar? ¿Un candidato presidencial al cual machacar enfrente de todos sus lambiscones?

***

¿Y si ya nada vuelve a ser igual, y si todos los días este frío me arrebata a escribir? ¿Y si el frío no se va, y si el parte metereológico se equivoca y nunca vuelve a salir el sol? ¿Me importaría? ¿Cambiaría en algo este frío que me tiene tan hirviente la cabeza?

***

Cerrar el editor. Publicar los gritos que no puedo dar frente a la maquinaria que me da de comer. Hacer como que no hay pedo y dar una o dos órdenes, terminar dos o tres documentos, salir a la calle, fría pero no tanto como yo, acudir a ningún lado. Perderme de vuelta en el sueño, y ahí, gozarlo todo, hacerlo todo, resucitar todas las veces. Luego despertar, y llegar a la oficina. Y encontrarme con el frentefríonúmeroveinte.

noviembre 20, 2006

Más de lo mismo...

"Sería maravilloso que esas mismas cláusulas o "normas de uso" que veo aquí a mi derecha las aplicasen a sus editorialistas. En México no hay instituciones ni tampoco institucionalidad. El creer en ellas es un absoluto desatino y el creer en su solidez, en su integridad y en su defensa de los intereses de México es todavía más risible. México es un país agujereado, desfalcado por una "derecha" que ni siquiera lo es. Son sencillamente intermediarios que ponen la cara mientras los delincuentes de cuello blanco siguen haciéndose de la riqueza de esta vastísima tierra. Una derecha sin principios y sin siquiera la eficacia económica que -por ejemplo- en España si tuvo el PP. Sin embargo, en lo que se parecen PAN y PP es en un indiscriminado uso de la manipulación y la mentira. Siguiendo la escuela Berlusconi, ahora tienen convencida a gran parte de la ignorantísima sociedad mexicana que López Obrador es un demonio cuando el demonio real es la pobreza, la desigualdad social y el estado de indefensión y estupidez en el que vive gran parte de la gente, sea del estrato social que sea (porque los ricos aquí, son tan ignorantes como los más pobres).

Así que coincido con gran parte de los comentarios aquí vertidos: El País, un diario que durante años he reconocido como punta de lanza periodística y ética, hoy está extrañamente volcado sobre un ataque que a leguas se siente muy desinformado, ya sobre López Obrador, ya sobre México o ya sobre la realidad de lo que aquí sucede.

Así que igualmente les hago extensiva mi respetuosa solicitud de cuidar más lo que se opina. Desde luego todos tienen derecho a la opinión y a la discrepancia. Pero no ve que otras noticias tengan el mismo peso gráfico en su página o que algún columnista o editorialista menos superficial haya hecho algún análisis de los motivos y las realidades de un país que no tiene esa "institucionalidad" ni vive esa "democracia" que ustedes tan retórica y ligeramente le atribuyen."



Respuesta a una editorial del periódico "El País", en el que salió publicado un artículo que más bien parece un refrito de la campaña de Calderón:

Entre sus maravillas, se rescatan:

1) Dice que la revolución mexicana ocurrió en 1920.
2) Dice que México es un "gran país" donde vivimos "en institucionalidad" y en "democracia". (Joder, que se den una vueltita por la provincia estos gilipollas, mecagondios)
3) Dice que "el aun presidente Vicente Fox y Calderón" (¿Cuándo comenzó Fox a ser presidente?) se han cansado "de hacer llamamientos" al loco de AMLO para restaurar la paz civil y social. (¿De cuándo a acá AMLO es el responsable de la inestabilidad social y de la pobreza que padece este puto país?) (¿De cuándo a acá un desafuero, una campaña sucia, espionaje y boicot comercial y un fraude hormiga son "llamamientos"?)
4) Lo que más patético resulta es que crean de verdad que México ha vivido jamás en un clima de paz y estabilidad social y que AMLO es quien lo ha trastocado. Definitivamente no conocen México, o son como el resto de lo clasemiederos urbanofílicos que lo único que conocen de México es la colonia del Valle, Santa Fe, la Ibero, Perisur y las noticias de López Dóriga y Alatorre. Joder: Para saber qué es México hay que darse una vuelta.


Sólo un periodista que escribe sobre verdaderas predigeridas (verdades Gerber, o Gerberdades, en mi argot personal) es peor que las Gerberdades mismas. Felicidades al periódico El País. Espero que sean tan indulgentes con Mariano Rajoy y José María Aznar, quienes acaban de ser pescados produciendo comerciales sobre inseguridad pero utilizando imágenes de Colombia y del propio período de gobierno del PP, como lo son con el PAN y los delincuentes de cuello blanco que van a seguir gobernando el país por los próximos seis años.


En fin. Por mí que se maten todos. A ver si los pobres ganan algo de ese río revuelto.

Por cierto, que disfruten el aumento a leche y energéticos. Es un encantador comienzo.



noviembre 19, 2006

Volviste (apariencias herbales a dos tiempos)

(Gracias, amor herbáceo y sin nombre,
por recordarme que soy un cazador de pétalos)




Nuestra reconciliación, amor mío, ha sido la mejor de todas. No sólo te amo más por el hecho de que jamás me heriste profundamente. No sólo te amo más porque mientras no estuviste, mi vida sólo fue haciéndose mejor y más complicada, y peor y más simple.

Seguro que no, amor mío. Porque tú nunca me demandaste nada ulterior a lo que era yo mismo. Y porque nunca de los nuncas te quejaste, y porque nunca de los nuncas me llamaste o me nombraste en tonos menores. Y porque casi nunca te quedaste en silencio.

Y es sólo por eso que hoy admito esta nueva y frontal reconciliación, amor. Admito que nunca dejé de amarte igual que admito cómo nunca dejaste de ser mía (y de todos tus amantes).

Preciosa, princesa, guapa y guapita y guapérrima: Contigo nunca llegué a dudar de nuestra calma. Contigo nunca se cuestionaron nuestras ganas. Contigo todo fue perfecto, bonita. Contigo no existió la rabia.

***

Yo sé que nos amamos durante ocho largos años memoriosos e irrepetibles. Yo sé que también tuve que abandonarte, sin confrontación y sin problemática verbal. Y sé lo mucho que te costó olvidarme, amor, porque sabías que te lo daba todo y sin rechistar. Todas mis poesías eran tuyas, siempre. Todas mis ganas te pertenecían: incluso hasta dejarme sin fuerzas ni motivos. Eras toda mi vida: ¿Cómo olvidarte?

Y cuando estabas lejos, ni siquiera lo estabas. Porque te olía por todas partes. Y te veía en cientos de ojos. Y te miraba pasar, de cuando en cuando. Y cada vez me convertía en el molesto recordatorio, en el eterno saludador: pidiéndote besos.

- Hola, amor. Te veo mejor que nunca. Bésame un poco para recordar que nunca debiera olvidarte.
***

Y lo mejor es que lo hacías, sin chistar. Porque a pesar de ser tan femenina, nunca fuiste dotada de habla. Y no hablabas, y no decías. Lo tuyo no era decir sino besarme de vuelta. Besos y besos implacables y reivindicatorios. Nunca palabras, pues no eran lo tuyo. Puro consuelo.

Y tampoco se me olvidan, no creas, esos 4 eternos años donde yo seguía llamándote al oído. Años en los que hubiera pagado para olvidar, mientras con una atroz frecuencia tú seguías reapareciendo: Estabas en el parque y en el concierto, estabas en el balón que rodaba sobre las islas de C.U. y en la conclusión que llegaba siete horas después, en casa del arquero, y sin aviso. Sobre la cancha de la irregularidad.

Y en todas partes te quedabas a dormir. Pues eras múltiple.

***

Ya luego te logré dejar a cachetadas. Y aunque no estuvieras ahí, podría jurar que tus mejillas se tiñeron de tal sombra que nunca me volviste a hacer un guiño, ni mucho menos, cualquier otra insuación. Desapareciste como un hambre aplacada por cien millones de tortillas: para siempre (aunque ese siempre fuera falso y automático). Dibujaste una muralla en lugar de un cordero en una caja, o un otro amuleto, o un montón de palabras. Y entonces, convertiste nuestro nunca en un retórico "nunca habremos de vernos las caras, otra vez". Y te fuiste de mi alrededor, y te perdiste entre otras muchas de mis ganas.

***

Y por eso la sorpresa, y la esperanza, y la humilde contemplación de tu belleza tan olvidada y tan distante, hasta ahora. Y por eso me callé cuanto también me callo. Cuanto te veo. Cuanto te veo y respiro una honda bocanada, feliz de tu regreso pero temblando en la nostalgia. Consciente de que estás y que eres eso, esto, eso: Algo que miro de vuelta, algo aguardado. Y algo que no veré siempre, y que por eso no me atrevería a definir de una sola forma o con un solo vocablo: Porque eso eres, y lo digo tan ligero como incapaz y anodadado...

***

"Amor: este pasar tuyo es sólo propio de cometas; impávido y tranquilo, consciente y redundando". Recostado sobre todo un siglo, eres un cometa que cruza siempre de los siempres, aunque siempre despertando. No infundes retrasohora, simple, y no hay tú si no hay ahora, y no hay pretextos ni hay deshoras. Pasas rozando solamente, y aun así, tranquilo me someto: Sin dudar de tu esqueleto y sus casonas. Sin poder quedarme quieto ni tampoco disolverme en el extenso mar de las personas.

***

Pasas, y te vuelvo a habitar; pasas y te beso. Pasas y me dejo besar y luego renuncio. Sucedes como siempre: sucedes aquí y ahora. No tienes palabras, ni sexo, ni conjuntos. No tienes cuerpo aunque seas nombre. No tienes tiempo mas sí minutos. No eres otra vez excusa. Ya no dependo de si estás junto.

Pero eres una planta...eres un yerba. Eres una hierba. Eres un proceso desmemoriado. No eres persona sin la metáfora. No eres consciente de ti: no eres ni embonas. Eres una droga. Eres una mentira. Eres una ilusión de grenetina.


Eres sólo la puta marihuana. La Puta Marihuana.

Nunca fuiste mi amante. Mucho menos persona.


Cuánto vil desperdiciado disparate...

***
***
***

Ocho años sin ella no fueron capaces de hacerme olvidar. Ni tampoco a ella se le olvidó mi nombre. He probado muchas, muchas drogas. Mentiría si mintiera: Éste es mi blog y soy capaz de decirlo. Como en la vida.

Y doña Juana, doña Cannabis Sativa (o Índica, tu otra prima), doña abanicos, doña Calma, ninguna de ellas, que son una y que son todas, pero ninguna ningunísima me maltrató ni me hizo falta.

He probado muchas drogas, sí, pero nunca he sido esclavo de ninguna.


Cuando más, me he enamorado. Y no he enamorado de las más enamoradizas (y ahí sigo un patrón muy similar que el que vivo con las mujeres). Pero entre plantas casi que sólo que me he enamorado, nomás, de Doña Calma: Mrs. Mary Jane.

Y (como con todas ellas) también he aprendido a dejarla ir.


Pero, apenas ahora (imagínate cuánto), sucede que se presentó.

Sin aviso. Flagrante y opulenta. Y tras largos años de falso y teatral desprecio mutuo.

Y cual si fuera una amante que se hubiera marchado sin ofensas, no tuve opción mas que la de saludarla -cada vez- y darle un beso -casi siempre-.

Y Doña Calma, doña Tetrohidrocanabinol, doña Pausa, ella y todas me recibieron sin angustia y sin reclamos. Y desde entonces no han hecho más que palmearme la espalda. Bellas e indulgentes. Y constantes, y resplandecientes.

***

Me han quedado claras muchas cosas desde que Doña Calma y sus mil caras me sorprendieron al revisitarme:



Reconfirmo que mis amigos lo son, y que me quieren, y que no me prueban con acertijos. Están y son más que nunca. Comprenden o asumen que lo hacen. Suceden conmigo a todo ritmo. No se espantan dos veces, ni tampoco ocultan a sus secuaces. Mis amigos son demonios y son ángeles. Y me lo permiten, y se lo permiten: mis amigos no son ideas, mis amigos no son casuales.

Y reconfirmo también, en este punto del tiempo, y más como una nota mental que como una notificación para los demás, que sí, que sí me tengo que ir. Que sí me voy. Que sí viajaré. Que sí me toca olvidar las ciudades que conozco y a todos sus enjambres. Que sí me tengo que olvidar de buscar el amor ahora mismo, y dedicarme mejor a sondear las olas y el mundo, a hacerme extrañar, y a probar, finalmente, si en el susodicho "mundo" resulta factible mi "visión del mundo".

Y con "probarlo" quiero decir "probarlo". No volver a la comodidad sólo un poco más sabio. Mutar. Hacerme real y palpable.


Así que, a menos que la vida me lo impida a chingadazos amorosos o violentos, la verdad es que me voy. Me voy de mí, me voy de aquí. "Me voy, me voy, no me quiero ir", pero me voy. No más absurdas carnadas. No más mentiras ni falsas esperanzas: si lo que quiero es dejar de llamar amor, dejar de vivir amor y dejar de doler amor a todo aquello que me importa si me pasa, sólo debo dejar de hacerlo.
Dejar de solicitar y dejar de poner. Nunca jamás quitar si quitar no se requiere. Irme de aquí, lejos de mí y mis espejismos. fuera del molde. Lejos de todo.


***

Por lo que debo ser honesto y decir:::




a quién corresponda:

Sé amar muy bien, y lo haría en todos los sentidos. Y sé odiar igualmente y sin control.

Pero me importas. Pero te quiero. Soy mi propia fiera doméstica, incluso contigo. Incluso tantito.


aunque debo también decirte que me voy. Y como todos, me voy sin que eso quiera decir que me voy de ti, o por ti, o por nadie. Me voy porque debo irme, florecer o marchitarme en otra atmósfera.

Debo irme porque me lo debo. Y porque al debérmelo a mí mismo se lo debe a cuantos ame. Irme es un acto de amor y de silencio.


Y no es que me defina gracias a nadie, y no es ni el amor ni ninguna única persona sea lo que me permite ser momentáneamente feliz o simplemente pleno. Pero cuando amo, amo. Cuando me estremezco, me estremezco. Cuando se me vuelcan las lágrimas, lloro. Cuando acaricio, acaricio. Cuando respeto, respeto. Cuando me encanto, me encantan. A pesar de la muerte. A pesar de mi próxima partida. A pesar de todo.

Y redundantemente diría: "Soy según amanezca o anochezca..."


***




Cuántas trampas las del verbo.




Salud.

noviembre 15, 2006

Mñsbs días...

Alternando con las comedias musicales, el camote (sin albur), RBD, las filas (cualquiera), José Feliciano y las salsas que no pican, despertarme ocupa un lugar fundamental entre las cosas que más abomino.

Durante el tiempo que llevo de vida, cada despertar ha sido un tormento. Cuando era niño, recuerdo la tortura que le significaba a los adultos a cargo el hacerme despertar, meterme a bañar, soportar mi cara de perro y mis quejidos que se alargaban durante lo que sentía como horas. Despertar y volverse a montar en el caballito de la operatividad en vigilia, olvidarse del sueño, descubrir y decepcionarse de que en realidad todo aquello que se había vivido durante las últimas horas no era más que una ilusión de la química cerebral y el inconsciente. Placer culposo que prefiere el ensueño a la vigilia.

Nunca he podido dormirme temprano, tampoco. Soy lo que en el vocabulario cliché se denomina noctámbulo, ser de noche, trasnochado (quizás de ahí me viene lo izquierdoso -so what-). Me gusta dormir hasta que sencillamente no puedo hacerlo. Es uno de mis mayores placeres: dormir. Soñar si se puede, pero dormir, callar esa porción de la mente que se dedica a la angustia, la logística de la vida, el desmenuce implacable y el juicio permanente. Carajo, durmiendo se entiende la gente.

Pero mi más reciente descubrimiento tiene que ver con el porqué de mi sufrimiento al despertar. Supongamos que despierto con cierto nivel aceptable de energía, abro los ojos, incluso me siento bien. Debajo de los edredones y sábanas y cobijas que mantienen una temperatura deliciosa y una suavidad perfecta para la posición horizontal, abro los ojos y me dispongo a ser productivo o funcional. Y entonces me ataca por un instante la angustia de salir y hacer algo con mi día, o ponerme a trabajar, o lo que sea. Es justo en el momento en el que me desentierro de colchas y sarapes, cuando mi temperatura corporal sufre una drástica caída y comienzo a sentirme mal. Me destemplo y me ataca el sueño de nuevo. Y ese ese frío, infernal porque ni frío es, el que muchas veces me ata otro rato a la cama. Es como nacer todos los pinches días.

Lo he intentado todo: bañarme casi inmediatamente para que el agua hirviendo haga las veces de cobijas, mientras el olor del shampoo te despierta o al menos te arranca de los brazos de la güeva. Pero resulta ser lo mismo, porque, al salir del vapor, nuevamente el frío, the chill, el pinche escalofrío de tener que aproximarse a la rutina, me vuelve a jalar hacia el sueño. Y no hay como dormir saliendo de bañarse.

Recuerdo, por ejemplo, cuando era adolescente. Aun peor era la tortura de despertarme y llegar a clase de 7 u 8, siempre tarde. Tocaban a mi puerta, ya para entonces cerrada desde dentro, hasta hacerla casi caer todas las mañanas. Y si tenía el mal tino de dejarla abierta, la técnica era atroz: una vez que medio abría el ojo, ya fuera mi madre o alguna de las arpías bajo contrato me arrancaban las cobijas de encima y se las llevaban lejos. Esa sensación de impotencia y congelación y encabronamiento inevitable me acababa por tundir a patadas y -a huevo- me despertaba y comenzaba mi operatividad nuevamente. ¡Nefastas, ojetes, malditas! Se llevaban mis cobijas y me dejaban tiritando con ganas de soñar otro ratito.

Así que, pinche círculo vicioso, la realidad es que detesto despertarme a la realidad (sic). Y sólo cuando algún anzuelo está por ahí, oscilando con su carnada, es cuando me levanto como un resorte y salgo a la calle, y no me importa el intervalo entre la cama y las ganas. Y aunque sea un espejismo, y aunque luego el anzuelo desaparezca, me siento menos mal de haber dejado mis pendientes oníricos bajo la almohada. Me lanzo como si no fuera una trampa. Como si al morder tal anzuelo no fuera a morir otro poquito. Y es que sólo ese motor, sólo ese espejismo constante con envoltorio de mujer, me permite preferir la vigilia y echarme la vida sobre la espalda.

Cada quien sus motivos.


Salud.

noviembre 13, 2006

Entre comillas (ahora con traducción al vapor)

Retazos robados en IMDB de una de mis películas favoritas (Adaptation, Spike Jonze 2002), y que viene a colación con la incapacidad de escribir (o vivir) una historia.

Mientras más veces veo esta película, más me gusta. Ahora con traducción al vapor.



***
John Laroche:
Then one morning, I woke up and said, "Fuck fish." "I renounce fish, I will never set foot in that ocean again". And there hasn't been a time where I have stuck so much as a toe back in that ocean.
Susan Orlean: But why?
John Laroche: Done with fish



John Laroche: Entonces, una mañana me desperté y dije: "A la chingada con los peces". "Renuncio a los peces. No volveré a poner un pie en ese océano." Y no ha habido una sola vez en la que haya metido más que el dedo gordo del pie en ese océano.
Susan Orlean: ¿Pero por qué?
John Laroche: He terminado con los peces.

***

Charlie Kaufman: [voice over] I should have gone in. I'm such a chicken. I should have kissed her. I should go knock on her door and just kiss her. It would be romantic. It would be something we'd tell our kids about someday. I'm going to do that right now.
[drives away]

Charlie Kaufman: Debí haber entrado. Soy un cobarde. Debí haberla besado. Debería ir y tocar a su puerta y simplemente besarla. Sería romántico. Sería algo que le contaríamos a nuestros hijos algún día. Voy a hacerlo en este momento.
(arranca el auto y se marcha conduciendo)
***

John Laroche: You know why I like plants?
Susan Orlean: Nuh uh.
John Laroche: Because they're so mutable. Adaptation is a profound process. Means you figure out how to thrive in the world.
Susan Orlean: [pause] Yeah but it's easier for plants. I mean they have no memory. They just move on to whatever's next. With a person though, adapting almost shameful. It's like running away.

John Laroche: ¿Sabes por qué me gustan las plantas?
Susan Orlean: No
John Laroche: Porque son tan mutables...la adaptación es un proceso profundo. Significa que sabes cómo prosperar en el mundo.
Susan Orlean: (pausa) Oh sí, pero es más fácil para las plantas. Es decir, las plantas no tienen memoria. Simplemente continúan a lo que sea que siga. Sin embargo, con las personas, adaptarse es casi vergonzoso. Es más parecido a huir.

***

John Laroche: Point is, what's so wonderful is that every one of these flowers has a specific relationship with the insect that pollinates it. There's a certain orchid look exactly like a certain insect so the insect is drawn to this flower, its double, its soul mate, and wants nothing more than to make love to it. And after the insect flies off, spots another soul-mate flower and makes love to it, thus pollinating it. And neither the flower nor the insect will ever understand the significance of their lovemaking. I mean, how could they know that because of their little dance the world lives? But it does. By simply doing what they're designed to do, something large and magnificent happens. In this sense they show us how to live - how the only barometer you have is your heart. How, when you spot your flower, you can't let anything get in your way.

John Laroche: El punto es que lo que resulta tan maravilloso es que cada una de estas flores tiene una relación específica con el insecto que la poliniza. Hay cierta orquídea que se ve exactamente igual que cierto insecto, así que el insecto es atraído hacia la flor, su doble, su alma gemela, y no quiere otra cosa que hacerle el amor. Y cuando el insecto se marcha volando, mira otra de estas flores de alma gemela y le hace el amor y la poliniza. Y ni la flor ni el insecto entenderán jamás el significado de su amor. Es decir, ¿cómo podrían saber que a través de su pequeña danza es que el mundo existe? Pero así es. Y es en este sentido que nos enseñan cómo vivir. Cómo el único barómetro que tienes es tu corazón. Y cómo, cuando ubicas tu propia flor, no puedes permitir que nada se interponga en tu camino.

***

Charlie Kaufman: [voiceover] Do I have an original thought in my head? My bald head. Maybe if I were happier my hair wouldn't be falling out. Life is short. I need to make the most of it. Today is the first day of the rest of my life. I'm a walking cliché. I really need to go to the doctor and have my leg checked. There's something wrong. A bump. The dentist called again. I'm way overdue. If I stop putting things off I would be happier. All I do is sit on my fat ass. If my ass wasn't fat I would be happier. I wouldn't have to wear these shirts with the tails out all the time. Like that's fooling anyone. Fat ass. I should start jogging again. Five miles a day. Really do it this time. Maybe rock climbing. I need to turn my life around. What do I need to do? I need to fall in love. I need to have a girlfriend. I need to read more and prove myself. What if I learned Russian or something, or took up an instrument. I could speak Chinese. I'd be the screenwriter who speaks Chinese and plays the oboe. That would be cool. I should get my hair cut short. Stop trying to fool myself and everyone else into thinking I have a full head of hair. How pathetic is that. Just be real. Confident. Isn't that what women are attracted to? Men don't have to be attractive. But that's not true. Especially these days. Almost as much pressure on men as there is on women these days. Why should I be made to feel I have to apologize for my existence? Maybe it's my brain chemistry. Maybe that's what's wrong with me. Bad chemistry. All my problems and anxiety can be reduced to a chemical imbalance or some kind of misfiring synapses. I need to get help for that. But I'll still be ugly though. Nothing's going to change that.

Charlie Kaufman: (voz en off) ¿Tendré algún pensamiento original en mi cabeza? Mi calva cabeza. Tal vez sería más feliz si el pelo no se me estuviera cayendo. La vida es corta. Hay que sacarle el mayor provecho. Hoy es el primer día del resto de mi vida. Soy un cliché con patas. Necesito ir al doctor a que me revise esta pierna. Hay algo mal con ella: una protuberancia. El dentista llamó otra vez. Voy muy atrasado con eso. Si dejara de atrasar las cosas sería más feliz. Todo lo que hago es sentarme en mi gordo culo. Si mi culo no fuera tan gordo sería más feliz. No tendría que usar estas camisetas que me tapan el culo todo el tiempo. Como si eso engañara a alguien. Culo gordo. Necesito volver a correr. Cinco millas al día. Realmente hacerlo esta vez. Tal vez escalar sobre rocas. Necesito darle un giro a mi vida. ¿Qué necesito hacer? Necesito enamorarme. Necesito una novia. Necesito leer más y probarme a mí mismo. Qué tal si aprendiera ruso o algo así; o qué tal si aprendiera a tocar un instrumento. Podría aprender chino. Sería el guionista que habla chino y toca el oboe. Eso estaría chingón. Debería cortarme el pelo. Dejar de engañarme a mí mismo y a los demás con que aun tengo una cabeza llena de pelo. Qué patético es eso. Sólamente ser real. Seguro de mi. ¿Qué no es eso lo que atrae a las mujeres? Los hombres no necesitan ser atractivos. Aunque eso no es cierto, especialmente hoy en día. Hay casi la misma presión hacia las hombres que hacia las mujeres. ¿Por qué se me hace sentir que tengo que disculparme por mi existencia? Tal vez es mi química cerebral. Tal vez eso es lo que está mal conmigo. Mala química. Todos mis problemas y mi ansiedad pueden reducirse a un desequilibrio químico o alguna clase de sinapsis desatinada. Necesito ayuda con eso. Aunque seguiré siendo feo. Nada va a cambiar eso.

***

John Laroche: I'm probably the smartest person I know.


John Laroche: Soy probablemente la persona más lista que conozco.
***

Donald Kaufman: You are what you love, not what loves you.

Donald Kaufman: Eres lo que amas, no lo que te ama de vuelta.
***

Susan Orlean: I suppose I do have one unembarrassed passion. I want to know how it feels to care about something passionately.

Susan Orlean: Supongo que sí tengo una pasión desvergonzada: Quiero saber lo que se siente el que algo te importe apasionadamente.

noviembre 09, 2006

En el alambre...

Quisiera postear muchas cosas, decir cosas con mucha claridad y exhibir mi más tibia fragilidad o mi peor mal tino sin que me importara nadie ni nada. Decir claramente qué es lo que está ocurriendo justo ahora en esta cuerda floja y sacármelo de encima, limpiar el sistema operativo y comenzar de nuevo. Formatear el disco duro. Desprogramar esta sinfonía de gusanos electrónicos que me mantiene todo el día en tensión y al mismo tiempo sonriendo cuando las condiciones climatológicas lo permiten.

Quisiera decir muchas cosas con pocas palabras. Poder ser claro, no rodear entre mi neurosis y el tacto elemental que se tiene que tener cuando gente que aprecias y quieres y estimas está leyendo habitualmente estos espacios. A veces quisiera ser como la esposa harta de su marido aburrido y gris que se sube a la blogósfera a crearse un personaje y una doble vida, pero lo cierto es que esta madeja de incoherencias gramaticalmente correctas es lo que soy yo, y que según me pesca el día o la noche es como escribo y lo que escribo. Y es que mis rodeos no son siempre una forma de embelesar cosas simples, lanzar piropos teledirigidos, contar historias burdas con frases menos burdas, o hacerme el interesante en lo más mínimo. Es justamente parte de mi neurosis. Rodear, la floritura perpetua, soy un ser horriblemente barroco y hace poco es cuando me di cuenta. Añoro, por ejemplo, dejar de serlo, y en dos líneas contar justamente lo que quiero contar y que -además- resuene donde debe resonar.

Pero nop, nel, niet, ni madres, nanais, nones, nimáis, ni con chochos, nerón. No se me dá. No lo consigo. Comienzo una frase y la autocensura putinesca me obliga a empezar a resanar las letras con ciertos encubrimientos. A veces eso da lugar a textos más bonitos y crípticos, tanto en el blog como en la literatura "real" que me siento a escribir. A veces no, a veces sólo confunde y no me permite colocar en su lugar mi realidad o contarle la historia que quiero a la persona que quiero.

Y sin embargo, con todos estos nuevos rodeos sobre los rodeos (me siento vaquero con tanta cosa), sólo quiero decir que así me siento. En el alambre (sin queso). Caminando sobre la cuerda floja y con una gran posibilidad de volver a sentirme como perro en breve. O no. Quién sabe. El punto era desahogarme un rato. Y lo logré.

Aunque sigo sin decir lo que quiero decir. Qué complicación.

noviembre 06, 2006

Ya felparon (Yunquitos de mi vida)

Mis queridos Yunques, mis queridos obispos: No pasarán.


Ahora tendrán que esperarse otro sexenio para volver a intentar siquiera meterse con el patrimonio nacional.


Para quien no sepa: Lean este artículo.


Para quien quiera saber más: Aquí está este otro.



Bah. Como alucino a la iglesia católica, de verdad. Si este lugar eran unas jodidas ruinas hace 30 años. Ruinas, vecindad, antro de putas y un templo abandonado. Claro, ahora que se le han invertido muchos millones de dólares, algún obispito le quiso hincar diente.

Pero ya se la peló...


Lo bueno: No me quedaré sin chamba, no se quedaran 500 familias más sin chamba, no se quedarán 3500 chavos sin escuela.
Lo malo: Saber que la iglesia se ha logrado seguir escurriendo más y más en las estructuras de poder.

Lo peor: Quién sabe que nos espera el próximo sexenio.

noviembre 04, 2006

Épica y Cuántica del Amor (Love me or leave me)

Épica:

Siembro una semilla luego del último desencanto y -contrario a lo que pensaría- sencillamente crece y se cuelga de la vitalidad otorgada por agua y sol, río y piedra, tiempo y ganas. Siembro una semilla a la que equiparo con mi forma de amar. Creo en ella como creo en mí, como creo en la aleatoriedad de la vida, como creo en la no aleatoriedad de la vida, como creo en mi motor emocional, con todas sus emisiones subrepticias de vapor. Con toda la sorpresiva expulsión de material incadescente. Creo en mi semilla porque quiero que germine. Y germina justo en el momento en que -aleatoria y no aleatoriamente- ciertos labios aparecen.

Luego pienso en la manta que Penélope teje desde hace siglos. Pienso en que no dejó de tejerla porque, sin saberlo, sé perfectamente la textura que empuña, la suavidad que otorga, la niebla que recrea. Pienso en ella y germino mi corazón al punto de afilarlo hasta la punta de una lanza. La tomo. Me pongo mis ropajes guerreros y -sin más- me lanzo esperanzado hacia el vacío que luego llenarán otros cuentos, otras musas, otras guerras. Mi amor épico y germinal ha logrado avizorar, entre las filas enemigas, a quien debiera ser atravesada por la impecabilidad de mi corazón lanceta. De mi corazón en racimos.

Y aunque en tiempo cinematográfico parezcan minutos, me toma tiempo llegar hasta donde ella se encuentra. Y aunque la mire, no realmente la miro. Desearla épicamente requiere mirarla desde los ojos de los héroes, desde las manos de las historia, desde las ganas del absoluto. Y pocas veces ocurre. Y pocas veces fructifica.

Pero digamos que la miro así, y la deseo. Y la pongo justo en el centro de la mira, bullseye!, para luego sólo seducirla suavemente. Y digamos que la seduzco, y que entiende. Y que ella es la Helena de una Troya harto prescindible. Luego habré de tomarla, delicadamente pero con fuerza, cual si fuera la ciudad que quiero avasallar sin destruir ni un poco. Y luego ella coincide, se deja tomar, reniega tantito nomás, y ocurre conmigo. Habremos hecho de esas ganas una épica. De esa coincidencia una floreciente semilla nada germinal. De esas ganas una historia incomparable. Y de esa historia, luego, muy luego, haremos lo que realmente importa en la vida: Prevalecer amando. Amar prevaleciendo. Padecer, gozosamente, una larga historia.


Cuántica:

Como el hombre, la molécula. Como la molécula, el cristal. Como el cristal, la célula. Como la célula, el átomo. Así te encuentro. Somos dos que no somos nada. Sabemos que somos dos, pero sabemos que no sabemos nada. Somos menos que el átomo aun, pero más que el hombre. Somos la casualidad causal. El orden del Caos. Lo que realmente importa.

Te miro revolotear sin querer descifrarte. Me miro andar de un lado a otro, sin saber porqués o cómos. Sucedo como la vida me supone que suceda. Y estoy herido, ¿sabes?. Estoy tan herido como tú. Estoy tan herido como cualquiera.

El asunto es la sorpresa: bien lo dijiste. Si el amor no es una épica, luego entonces debe de ser necesariamente una sorpresa. Un momento incalculable. Un microsegundo en el que dos miserias se encuentran sólo para edificar una no-tan-miseria.

Bajo el microscopio estamos. Aunque no haya microscopio lo suficientemente fuerte. Estamos, todos lo saben. Y gozamos del impromptu, y gozamos del instante infinitesimal en el que se libera toda la energía del Universo. ¿No te resulta curioso que todo ese poder cósmico esté guardado en una suma tan sencilla como es uno más uno?

Nuestro amor, sin embargo, esa coincidencia cuántica tan ajena al timing, tan ajena a la épica, tan ajena a nuestras propias ganas, terminará por destruir el Universo. Acto de fusión es como nos llaman sin conocernos. Acto de vigilia. Acto de desdén. Acto fortuito entre dos partículas subatómicas que se encuentran milagrosamente, y que al compartr el mismo espacio-tiempo despiden una vorágine de energía capaz de hacer hablar a los mudos.

Y, encontrados en la órbita subatómica, y luego de amarnos y desamarnos, chocamos inevitablemente. Y en el choque la reinvención. Y en la reinvención la fuerza explosiva. Y en la fuerza explosiva, la aniquilación.

¿A quién le importa ser aniquilado si dicho exterminio termina por suceder cerca de tu boca? A mí no. A mi paciencia tampoco.

Soy yo esta fortuita adivinanza que reparaste en contestar: No más.

Y de la explosión dependen los linderos del universo. ¿Seremos capaces de recrearlo?

Quien sabe. No importa. Todo ha chocado y todo se ha perdido para siempre. Pero nos ha dejado ganar otros quince minutos. Para estar. Y para no estar.

Y a la vez, no.

noviembre 03, 2006

Declárome oficialmente ignorante

Uno que felizmente campechanea su cultura general en las más absurdas y frívolas conversaciones de bar, uno que felizmente se ocupa de estudiar los mercados nacionales e internacionales, a leer autores de lo más disímiles, y a escribir en géneros por demás indefinidos y absurdos, uno que nunca se esperaría leer lo que viene a continuación, y mucho menos en la gran enciclopedia de la desinformación que resulta ser la susodicha Wikipedia, uno que luego de unos buenos años de haber dejado la educación formal e institucional y por ende, los almanaques de petatiux, se topa de repente con este artículo:



Reina Isabel II

Su Majestad la Reina Isabel II (Elizabeth Alexandra Mary Windsor)

(21 de abril de 1926- )

es la Reina y Jefa de Estado del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Antigua y Barbuda, Australia, Bahamas, Barbados, Belice, Canadá, Granada, Jamaica, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Islas Salomón y Tuvalu (Reinos de la Mancomunidad) Asumió el trono el 6 de febrero de 1952. Su título oficial es: Isabel Segunda, Por la Gracia de Dios, del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de Sus Otros Reinos y Territorios



¿Huele a caca o no me limpié bien el bigotito?



No me vea con esa cara, su Alteza. Hace muchos años que salí de la escuela y le juro que en mi puta vida recuerdo haber sabido que usted había mantenido el control de Canadá, y que los canadienses, a quienes hasta esta noche respetaba como el pueblo norteamericano más progresista socialmente hablando, la siguen teniendo a usted como su reina, su reinita, su mantenida.

¿Qué demonios pasa con la humanidad? ¿Seguimos tragándonos esas historias de linajes y de reyes? Al menos hace 800 años se tenían que dar de palos en el oscurantismo medieval para ganarse esos apelativos. Hoy, esta vieja chocha, matriarcal, frívola y pusilánime, no ha hecho gran cosa para merecerse nada, y aun así sigue chupándose los impuestos de todo el Commonwealth para que el degeneradín de su hijo caranalga y sus nietecitos cachonazis lo despilfarren en sus guarapetas. La monarquía es la piedra en el zapato europeo. Me resulta casi tan estúpida como tener un presidente que se llame George Bush. La monarquía es a gran parte de Europa lo que McDonalds a los gringos: o al menos me parecen equivalentes maléficos muy similares.

Y lo peor de todo, es pensar que en Canadá esta señora tiene súbditos que ni siquiera hablan su idioma y cuyos antecesores rompieron con la monarquía hace más de 300 años. Pobres de los quebecoise: nadie les entiende su asqueroso dialecto franchute (aunque eso sí, muy buen cine) y además le cantan himnitos a una reina británica. Menudas paradojas posmodernas.

En fin, me dejó en chock darme cuenta que necesito releerme algún almanaque del tipo "llévese al baño", porque en una de esas voy a quedar como un idiota si alguien me pregunta la densidad de población de Kamchatka o los alcances del Commonwealth. ¡No lo toleraré!


God save my ass.



Post-data que no tiene nada que ver con la reina Isabel:
El que NO tiene reina alguna soy yo, mi querido Huguito. ¡Y novia mucho menos! No me andes levantando esos perjudiciales rumores sólo porque me viste retebien acompañado hace poquito, porque ya hasta me tocaron unas pedradas gratis, juar.

Eso sí, mi parlamento emocional -como dije hace poquito- anda en negociaciones para entregar el poder a alguna monarca que anda revoloteando por allí. Y si no se promulga el edicto, no importa. Siempre podremos hacer de ella una figura religiosa oficial y dedicarle horas de posts crípticos e intensos.