No pienso inventar, ni pretendo hablar objetivamente sobre las razones que hay que tener para bloguear. Me remito exclusivamente a las mías. El por qué blogueo yo, no tiene necesariamente que ser igual al por qué de nadie más. Y si lo es en algún caso, pos bueno, es obviamente mera coincidencia.
1) Porque me gusta escribir algunas cosas que me atraviesan la cabeza y que luego se me olvidan. Generalmente cuando estoy en algún estado que otros llaman inconveniente y que a mí me parece de lo más conveniente e inspirador. Así es como normalmente escribo mis posts.
2) Porque resulta terapéutico. Sí, es sumamente más barato que ir al psicoanalista, al spa, a la terapia holística, al centro naturista, al ashram y, a veces, hasta a alguna que otra peda que me he perdido voluntariamente. El blog es una terapia eficaz. Sobre todo cuando relees como se va modificando (o no) tu cabecita.
3) Para decirle algo a alguien, que a veces puedo ser yo mismo. A veces escribo posts para que los lea alguien en específico, amigable o enemistoso, y normalmente resulta. Es más divertido que mandar un mail. A veces en un post puedes decirle cosas distintas a gente distinta. De hecho, cada quién lee y entiende lo que se le da la gana, pero ese es pedo del lenguaje, no mío.
4) Porque se me da la gana, y sin ninguna pretensión de grandeza o trascendencia, o de formar una iglesia, o una cofradía, o un círculo de lectores asiduos, o un club de fans, o un club de turbas-dispuestas-a-lincharme. No me interesa generar un efecto específico en un grupo de gente. No me interesa proponerme como el sabedor de ninguna gran verdad, ni el que está diciendo la pura neta palabra a palabra. Los que me conocen, y leen esta mierducha de blog, saben que es igual de bipolar a como soy en la vida real. A veces cáustico, a veces azotado, a veces simpático, a veces pendejo, en fin, como toda la gente. La vida no está en el blog sino al revés, como todos saben.
Así que todos los siguientes apelativos (extraídos literalmente de un blog donde "me despedazan") me dan harta risa, o bien, me los paso por el fundillo, según el humor del día:
1) Filosofillo: Gracias por el pedestal, búscate otro o piensa por tí mismo.
2) Culturoso: Solo cuando quiero beber vino gratis en las exposiciones.
3) Denso: ¿Vieras qué ligero me pongo con un par de whiskies?
4) Mamón que se cree la gran cagada: ¿Yo? Soy muy mamón para creerme la gran cagada.
5) Chilango con aires de grandeza: Jamás me he jactado ni de lo uno ni de lo otro. Y los aires de aquí distan mucho de la grandeza. Más bien abundan en residuos fecales.
6) Puto: Uhm, ¿en qué sentido?
7) Putito: Uhm, ¿en qué sentidito?
8) Mariquita: ¿Con o sin calzones?
(perdón por la redundancia, pero es que hay gente muy creativa últimamente, y más para insultar)
9) Fracasado: Lamento no haber leído a Cornejo para encontrar el VERDADERO éxito.
10) Intolerante: ¿Intolerante yo, a qué hora, cuándo, dónde?
11) Tolerante: ¿Tolerante yo, cómo, con quién, de qué?
12) Jotito: Repíteme porque no te entendí otra vez.
13) Engreído: Solo cuando las mujeres me hacen más caso del que puedo manejar.
14) Agachado: No me gusta recoger el jabón.
15) Mediocre: Mozart se murió a los 27. Los Temerarios siguen vivos. ¿Cuál es el parámetro?
En fin, la lista es interminable. Lo mejor de todo, es que casi todos los apelativos anteriores provienen de la misma persona, que se esmera día tras día en tirar mierda de mí, sin siquiera conocerme. Si me conociera realmente, sabría que puedo ser TODAS esas cosas sin ser ninguna, como toda la gente. Uno HACE pendejadas, pero no necesariamente ES pendejo. Así con todo lo demás.
Lástima, el blog es así: Los mismos prejuicios, los mismos pedos, los mismos conflictos solo que sin verse a la cara. Nos tiramos mierda igual que en la vida real, y a veces sin siquiera conocernos. No lo culpo por hacerlo, es más, me divierte su escasa creatividad y su constancia chingativa. Yo cuando quiero chingar, y más por este medio, me esmero un poquito más: Le rebusco, me clavo, me pongo denso, pero bueno, así soy yo. Pero rara vez me da por ahí (en el blog). En la vida real puedo ser muy chingativo, pero sólo con mis amigos, cuando hay confianza. Y conservo muchos amigos. Y hasta nuevos cuates han salido de este asunto de bloguear. Así me la paso a toda madre. Gústele a quien le guste. Yo, por lo pronto, no tengo quejas. El que quiera llamarme con el nombre que quiera, enjoy. Total siempre acabo por apagar la computadora y salir a la vida, que, pa pronto, va de puta madre.
Salud.
La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.
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