La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

marzo 04, 2005

What turns you on (Lo que te prende la mecha)

I seem to recognize your face
Haunting, familiar, yet I can’t seem to place it
Cannot find the candle of thought to light your name
Lifetimes are catching up with me
All these changes taking place,
I wish I’d seen the place
But no one’s ever taken me.

Hearts and thoughts they fade, fade away...
Hearts and thoughts they fade, fade away.

I swear I recognize your breath
Memories like fingerprints are slowly raising
Me you wouldn’t recall,
for I’m not my former
It’s hard when you’re stuck upon the shelf
I change by not changing at all
small town predicts my fate

Perhaps that’s what no one wants to see

I just want to scream...hello...
My God it’s been so long, never dreamed you’d return
But now here you are, and here I am
Hearts and thoughts they fade...away...
Hearts and thoughts they fade...away...
Hearts and thoughts they fade, fade away...
Hearts and thoughts they fade...away...
Hearts and thoughts they fade, fade away...
Hearts and thoughts they fade...

Eso, justo eso, eso mismo que nos enciende y nos apaga es lo que más ha cambiado desde que acabó el sobrevaluado siglo XX. Cada vez parecen más indescifrables nuestros mapas.

Resulta que ahora nuestro deseo, o bien, nuestro Deseo (pues no me refiero solamente a las feromonas, por desgracia) se parece cada día más a las cucarachas. Es cada día más y más ajeno a la simplicidad y por ende a todas esas cosas sencillas que pueden resultar deliciosas. Nuestro placer no responde más a una estimulación directa, para desgracia de cualquier otro ser comúnmente masturbatorio.

Nuestras aspiraciones, lo que verdaderamente nos excita, todos los laberintos conocidos y por conocer se han diversificado tanto tantísimo, que ahora son tan inmunes a cualquier climax como las mismísimas cucarachas lo son cada vez más a nuestros elaborados y evolutivos venenos.

No me atrevo a apuntalar las razones, no tengo la más puta idea de esos porqués. Pero es obvio que las consecuencias pesan y son reales. Ni yo, ni mucho menos las mujeres que casualmente conozco, seríamos capaces de renunciar al todo-que-nos-rodea con tal de creer en que el amor ha sido hallado. Son muchísimo más grandes, al menos en la fantasía, las posibilidades que encierra el universo de lo no-nuestro, que cualquier futuro que pudiera depararnos el que nos quedáramos al lado de un "otro" cualquiera, al cual invariablemente accederíamos a través de renunciar a los demás.

Puede sonar estúpidamente complejo, pero en realidad es muy simple. Tomar el camino "A" implica renunciar al camino "B". Y al "C" y al "D" y etcétera. Y evidentemente, el camino "A" propicia otras disyuntivas. Tras haberlo tomado, aparecen inocentemente otras posibilidades, llámense "Aa", "Ab" y "Ac". Pero eso no tiene la mayor importancia. Por lo regular nuestra mente redunda en la culpa resultante de haber renunciado a esas opciones primordiales. Y entonces es cuando perdemos el tiempo. Y estúpidamente otorgamos tiempo a las dudas más improductivas de nuestras vidas. Y que aquel que pueda jactarse de no haber perdido el tiempo en estas enormes pendejadas, tire la primera piedra.

Claro que tiene mucho que ver la estúpida cantidad de estímulos disponibles gracias a la realidad mediática que vivimos. Y del mismo modo resulta decisiva la omnipresencia de la que esa información goza dentro de nuestras vidas. El simple hecho de poder bloguear la situación, así como la innegable realidad de que nos limpiaremos el culo, tarde o temprano, con zigzagueantes texturas y "curativos" extractos de manzanilla, es la prueba más fehaciente de que estamos para siempre perdidos. Jamás podremos conformarnos con nada peor. Una vez cómodos es lo mismo que decir comodidad o muerte. Y esa será nuestra eterna esclavitud.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

CERTEZAS

Primero: que nada habite tan profundo en ti que pueda dañar tus principios

Segundo: que tus principios sean tan vulnerables que algo que habite dentro de ti pueda alterarlos

Tercero: la mediocridad no es un grado ni una condena es sólo un estado de ánimo

Cuarto: hay estados de ánimo que perduran hasta el día de tu muerte

Quinto: la genialidad existe y solo la adivinan los que revolotean a su alrededor

Sexto: lo que llamamos sentimientos son sólo el discurso de los sordomudos frente a una asamblea de orangutanes llorones

Séptimo: la realidad no tiene color ni olor por eso lo que llamamos naturaleza es sólo un mal sueño

Octavo: realidad es todo lo que no se alcanza mediante actuaciones lógicas; la lógica no define nada aparte de sus propios principios artificiales(demasiado humano)

Noveno: definir algo es hacer posesión de lo definido; ignorarlo u omitirlo es hacer posesión igualmente

Décimo: no existe la belleza solo retazos en objetos y anatomías, igual que una fotografía no sólo recoge un pezón o un lapicero; la belleza aparece en situaciones, ambientes,decorados…por ejemplo un pezón rodeado de sombras o un vaso de vino junto a un cenicero

Undécimo: padecemos enfermedades anestesiantes que nos distancian del conocimiento de nosotros mismos y de lo que nos rodea (por esto la belleza nos parece algo puntual, comercial, estereotipado)

Duodécimo: somos lo que creemos ser, la apariencia es la esencia. Somos lo que creen que somos

Y final
donde habita un hombre/mujer no hay espacio para la compasión.

No hay ternura sin abismo ni dios sin vino

Hector dijo...

Salud! hermano Carlos