4.30 P.M.
Guadalajara
Sí. Ya me di cuenta. Esta es una ciudad abrumadoramente mocha. Todos van a misa. En los noticieros los reporteros dicen:
"Usted puede ayudar a salvar la vida de Don Arnulfo, paciente del hospital central de occidente, desde su casa. Así es, adivino usted: Puede hacerlo mediante sus oraciones..."
El laicismo es un absurdo en este lugar.
Las mujeres en edad casadera están más desilusionadas que un cuervo sin ojos que sacar. Las pequeñas lolitas, rayando en los 17 visten todas iguales. Se visten para ser deseadas...en las iglesias. Bah, bah y más bah.
En fin. Son las 4.30. Tengo que regresar al D.F. No tengo ganas de volver allí, pero tampoco quisiera quedarme en este pinche lugar. No pienso convertirme al cristianismo para atentar contra la frágil mente de alguna tapatía. Y no hay mucho más que ver en este rincón del sinarquismo.
5.30 P.M
Para los que no lo saben, o los que no pudieran adivinarlo leyendo a través de mi ñoñez extrema, fui a Guadalajara a jugar Ajedrez. Nada más a eso. A mi retiro espiritual anual de Ajedrez. Mi pasión ñoña. Mi batalla egoico-machina para quesque-encontrar validación en algo. En fin. Interpretaciones psicoanales hay diez mil. La mera verdad es que me gusta el jueguito y me distrae de la realidad lo suficiente desde hace muchos muchos años. Desde antes de mi era de las hormonas. Ni pedo. Hay cosas que uno trae grabadas en la psique. Es como otra circuncisión: No sabes cómo fue pero no puedes olvidarla.
6.00 P.M.
Premian a los ganadores. (Desde luego no a mi, me quedé, nuevamente, en la orilla) Sufro del mal nacional. Soy un ratón verde, verde ratón. Miserable, patético, pusilánime. Pero ya tenía rato sabiéndolo, así que me la pasé bien jugando. Y había muchas mujeres jugando también. Y muchas tapatías. Y me hace tanta falta conocer una mujer que...que pues como de costumbre estuve haciéndome pendejo creyendo que podría hacerlo. Fue divertido, en un sentido ridículo y voyeurista.
6.30 P.M.
Hora de irse. Esta vez no pienso viajar en Futura. Es más, no quiero viajar en camión. Fue una experiencia espeluznante. Me voy en un aventón con otros ñoños como yo. Señores de pipa y guante y jóvenes punkirockers ajedrecistas. Para los que no tienen ni puta idea de quién juega ajedrez en este país solo puedo aventurarme a decirles una cosa: El mosaico es surrealista. Desde la jóven lolita con los senos rebosando por encima de una blusita ínfima (y muy distractoria para sus rivales, obviamente), hasta los pachecos trasnochados de tepito, los provincianos felices por sus pequeños logros, los nerds insalvables, los rancheros, los burgueses más desinfectados. Es como una película de Buñuel.
7.00 P.M
Grand Cherokee azul. Carreteras de paga. Todo listo. ("Esta vez no habrá pedos, voy en carro, llegamos en chinga al D.F. y hasta tiempo de llegar a echarme unos tragos en el pata negra dominguero y tranquilo me va a dar...")
Ja.
Quiero decir: Ja Ja.
- Oye, ya tienes gasolina, todo bien?
- Sí, no hay tos.
- Paramos en el Oxxo para comprar viandas, no?
- Cómo chingas...
- Ándale, no seas cabrón. Nos va a dar sed segurito. Son unas buenas horas.
9.00 P.M.
Menos mal que compramos viandas, aunque se las hayan chingado rápido.
BEEP BEEP BEEP!
- Verga cabrón...ya casi no tenemos gasolina.
- Me caga decir te lo dije.
- Ves alguna gas?
- Son las nueve de la noche, no mames. No veo más allá de 100 metros del carro.
- Hay que preguntar, o vas a tener que caminar hasta ese pueblito...
- JAAAAAAAA! Oye ¿y paso a través o mejor rodeo ese incendio forestal...?
Zinapécuaro, Michoacán. 9.35 P.M.
Yo que me quejaba de las escalas en los pintorescos pueblitos de Michoacán, acabé en el más cagado de todos. Gracias a no se qué puta providencia no tuvimos que caminar hasta Zinapécuaro para conseguir la gasolina. El carro llegó con el chinche vaporcito.
1.30 A.M.
En mi casa, hecha un desmadre aunque sin perecederos a la vista o al olfato.
Mejor me hubiera regresado en camión. Aunque fuera en un Futura.
(No estuvo tan mal, exagero)
De vuelta a esta chingadera de ciudad. Sigo necesitando conocer una mujer. Sigo sin ganar un torneo de ajedrez otra vez. Sigo sin un buen trabajo.
Y mejor no sigo. Me voy a dormir.
La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.
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1 comentario:
¿Qué es mejor, el infierno conocido, el que se te presenta por sorpresa o el que te inventas anulando toda sonrisa en lo que vives?
Cuando menos fue divertido. Besitos ñoño.
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