La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

julio 20, 2006

El voto escondido

He dejado de preguntarme o preocuparme, al menos al punto de que me duela el hígado, sobre la verosimilitud de estas elecciones, y sobre si el fraude es algo real o motivado por la justificada ira del PRD-AMLO ante la elección de estado y la oprobiosa maquinaria de mentiras contra la que compitieron en esta campaña. He dejado de preocuparme porque, si bien me quedan claras las miles de irregularidades y porquerías que ocurrieron a lo largo y ancho del país, hoy estoy prácticamente seguro de que el TRIFE actuará presionado y por motivos políticos, que no jurídicos, y que finalmente otorgará la victoria al candidato de lodo y arcilla, al ilustrado junior neoliberal en turno, al que le espera, muy probablemente, uno de los peores sexenios que se verán en muchos años. Y también estoy seguro de que, contrario al "cerrar filas" que suponen los medios y sus huestes mediatizadas, haré lo que me toque para asegurarme de contribuir a entorpecer su tarea, pues ya si su victoria fue operativamente legítima o no, habrá sido, de todos modos, impulsada por la ayuda y el ensuciamiento continuo que las facciones más oscurantistas de la derecha promovieron desde el primer minuto.

Insisto en que, más que ira, esta situación postelectoral me causa mucha tristeza. Me deprime enormemente mirar esta nueva realidad en la que, en una mesa de amigos que solía ser de charla o de recreo relajado hace unos meses, hoy la gente esconda su voto y su postura, por miedo al encono y el desprecio que pueda recibir de sus interlocures. Panistas o perredistas por igual, ya no sabemos, en todos los casos, si podemos externar nuestro punto de vista sin tener que pasar, otra vez, por una extenuante argumentación del porqué de nuestra decisión política, y en algunos casos, por el inmediato y terminante finiquito de nuestra amistad ante la agresión directa o la burla mediática, cruel e idiotizada por los argumentos "lero-lero".

Ayer por la noche cené con una gran amiga y su hermana, a quien conocía sólo de oídas. Mi amiga, de voto y bagaje perredista, nos presentó algo nerviosa, pensando que mi vehemencia natural podría causar estragos en la discusión. Sin embargo, su hermana, una mujer sobre los treinta, casada con un personaje famoso y madre de recién estreno de un niñito excepcional, resultó ser una interlocutora fantástica, ilustrada, paciente por momentos, y vehemente cuando resultaba necesario (interrumpirme puede ser una pesadilla si no se me tiene la confianza de mentarme la madre o taparme la boca). Afortunadamente yo también estaba de un humor complaciente y con ánimo de escuchar. Se asumió de izquierda, a pesar de su estatus socioeconómico elevado, y confesó haber estado muchos meses indecisa de su voto, al no encontrar en AMLO un líder que representara su visión política cabalmente. Comenzó a sonarme como una historia muy conocida, pero dejé que continuara, a sabiendas de que terminaría justificando un voto por Calderón del que no parecía estar nada satisfecha.

Yo esgrimí nuevamente mis puntos de vista:

a) AMLO hizo una campaña terriblemente setentera y falta de la rapidez y pericia comunicacional que contrarrestara a los mercadólogos políticos de la derecha, que bien sabemos no reparan un segundo en enlodar y contar la historia de "El bolchevique maligno contra los sisepuede"

b) AMLO no es, para mí, el motivo de mi respaldo a su proyecto político. Yo creo en los hombres y mujeres que desde la sociedad civil se sumaron a esa campaña. Creo en que la desigualdad es el problema más grave de este país, y creo que debe atacarse frontalmente, reduciendo los privilegios -no de la gente, ni de los claseMiederos- sino de los usureros que se han acostumbrado a hacer de la economía un papalote sobre el que 33 familias vuelan, mientras el resto viven de migajas (unas más grandes que otras, pero migajas al fin y al cabo)

c) El proyecto de AMLO era viable. Existía una plataforma económica viable. Existía una plataforma política mucho más viable que la intolerancia ignorante de Chespirito y el Kikín, perdón, de Abascal y Felipito, perdón -erm- no se me ocurren muchos pensantes que apoyaran el proyecto felipista. Se aceptan sugerencias que no incluyan a Krauze. Y la viabilidad del proyecto de AMLO no se la inventó él (que tiene muy poca inventiva, por cierto). La inventó el CIDE, la OCDE, el BM, y muchas otras instancias desde donde se comprobó que no se trataba de una política de "endeudamiento y gasto social" como por todos lados escucho decir a los panistas no-ilustrados, que repiten los spots de Espino a diestra y siniestra y sin pudor intelectual.

d) El más triste de todos, y que no es argumento en realidad, es el de la amnesia sexenal y ahora ya transexenal. ¿De dónde se aduce que la derecha y su continuidad es un camino viable, si la última gran crisis de este país la provocó, precisamente, su manejo inescrupuloso de la deuda y la economía de mercado? La gente se olvidó pronto del 94-95, de los tesobonos, de las privatizaciones-reincorporaciones-reprivatizaciones que hicieron trillonarios a unos cuántos amigos del poder (los mismos que hoy respaldan a Calderón, by the way). La gente se olvidó de las risas y las horas y horas de diversión que nos proveyó Fox durante su mandato, y de su ineptitud demostrada incluso hasta el día de hoy (la cifra de desempleo volvió a crecer en este trimestre).


Y en fin. El asunto es que seguimos charlando y analizando a fondo mil trescientas cosas y causas. Sentados en paz. Bebiendo vino. Sin odiarnos como nuestros roles mediáticos deberían imponernos. Y poco a poco su culpa empezó a apoderarse de la mesa. Su tristeza ante la falta de condescendencia política de Calderón. Su terror frente a los comentarios tan absurdos que ha soltado AMLO en diversos foros. El pánico de estar, todos nosotros, en el medio de esa disputa, con tanta ilegitimidad por todos lados, unos defendiendo lo de muchos, otros las migajas propias, pero sin irracionalidad. Fue un buen momento. Escuchar alguien de izquierda, como muchos que hay, con su voto escondido por la derecha, saliendo del clóset, argumentando su miedo, cediendo donde hubo de ceder, y como todos, cansada. Cansada de vivir en un país cavernícola. Cada día nos parecemos más y más a los gringos, qué tragedia.

La noche terminó poco después. Visitamos otro lugar para tomar un par de tragos más, y mi interlocutora política de la noche, con unas cuantas encima, decidió hacer un experimento antropológico sublime: le preguntó a unos greñuditos-condechi que se arremolinaban cerca de nosotros sobre política e historias. Sobre el sentido de su voto y demás. Ella, con sueter rojo, anillo matrimonial, pelo arregladito: pinta de niña bien de arriba a abajo. Ellos, mugrosillos, desparpajados, todo el cliché amarillo-prd de arriba abajo. Ellos habían votado por Calderón. Ella los cuestionó, y luego terminó por ponerlos en su lugar y voltear a decirme:

- ¿Viste? Ahora yo fui tu vocera. Me caíste muy bien, por cierto.

No tengo mayor cosa de la que regodearme. No pretendo lavar conciencias neoderechistas. Yo sólo disfruté caerle bien a esta mujer tan agradable como sensata, y que además, resulta ser la hermana de tan grande amiga. Un buen momento antes de un sexenio de pesadilla.

Mientras, nos vemos el 30 en la marcha.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

lo mejor que te he visto en este semestre
clap
clap
clap

siempre tu mejor inspiración viene de mujeres, ja!

un saludo.

nasty

FELAPS dijo...

Muy bien siempre es muy fresco leer su punto de vista.
El 30 nos estamos viendo!!!!

verdette dijo...

lord X, aqui echando una leida.

salut

Silencio dijo...

Bueno no puedo adelantar pero en un cuento decia Andres Jaraiz que el poder finalmente quedaba administrado por alguien mas fuerte que los partidos y la gente que no estaba lista y nunca lo estaria para elegir a sus gobernantes, no por ellos sino por toda la falta de info que tenian, por eso el poder tenia que entregarse de tal manera que la diuctarura no regresara, no se el compas este alucina porque anda en drogas pero era divertido el cuento.

Saludos

Ágata Trementina dijo...

Afortunadamente, y contrarrestando los esncuentros desafortunados que he tenido con señoras gritonas que me dicen cositas chistosas sobre la maldad infinita de AMLO, en los últimos días he tenido reencuentros así de sensatos con viejos amigos del corte de tu interlocutora de aquella noche... ya me hacía falta.
Por cierto ¡Qué bárbaro, qué forma de escribir tan amena, siempre es un placer leeros!
Saludos y nos vemos el 30

Priscila dijo...

Pues al menos pasaste un tiempo ameno despues de estas cosas tan desagradables que estan convirtiendo nuestra vida una merde...

En fin, esperemos ser felices un tiempo.

Saludos.

Anónimo dijo...

¿Pero POR QUÉ votó por Calderón? Nunca lo dices. Porque de no creer en la viabilidad del proyecto de AMLO a de plano votar por Calderón, hay muuuucho trecho.