La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

octubre 19, 2005

Dios es un Indecente de Mierda

¿Cómo se atreve a tambalearme así? ¿Cómo se le ocurre probarme de tal modo? ¿Quién es quien se cree?(sí, claro, el creador del universo, y qué). Sigo sin entender cómo es que se atreve a mirarme con tal desesperación. Pinche dios: Siempre supe que eras un hijo de puta. Gracias por corroborármelo. Ay te ves.
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Estoy seguro que mucho antes conocía un hermoso modo para decir algo digno de ser dicho antes de llegar a casa. Estoy seguro que debí haber seducido antes de encontrarme sólo como nunca. Estoy seguro que nunca debí dejarle escapar sin darme más de esos besos tan agonizantes. ¿Cómo puedo ser tan estúpido para dejar que todo quede en el pasado? Tenía (claras-clarísimas) cerca de veinte cientos de décadas y formas para demostrar cualquier cosa. La fortuna es injusta: Cinco años condensados en una sola noche. Y yo que me moría de ganas de besarla sólo a ella. A ella. Ella. La levedad llena de aceitunas. La que no conoce vuelta atrás.

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Y puede que se entere. Como también puede que no. Peormente injusto.
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¿Dónde está su boca hermosa y beligerante, y que se atreve, como si nada, a nombrar todo y a juzgar todo como si fuera literatura?

Nada de literatura. Ninguna metáfora es capaz de quitarme las ganas de atragantarme de sus besos. Nada es mejor que dejar de pensar, dejar de hablar, dejar de querer entender. Nada. Nada en absoluto. Ni el enredo más superfluo.
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El viejo dicho dice: Crea fama y échate a dormir. Tal vez estoy pagando por eufemismos de los que no soy culpable. Yo simplemente persisto respirando. Y es el puro y llano deseo el que me orilla a decir cosas como estas. Y nada es, verdaderamente, si yo no acepto que sea.

Mecagoendios, ¿cuál literatura?. Todo lo que soy es casi en sacrificio. Y a nadie le estoy cobrando.
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Para mí sólo existen mis ganas. Sólo su cuerpo, solo el aire maltrecho, sólo la sombra, sólo mi ensueño permanente pero fiel, y honesto, y persistente, y frágil. Sólo el deseo irrevocable de dormir para no saber más nada. Y junto al ensueño la levedad. Y junto a la levedad lo complejo. Y junto a lo complejo el laberinto. Y junto al laberinto lo indescifrable. Y qué mejor: Lo indescifrable merece más pena que cualquier cosa evidente. Ni más ni menos.
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Quiero dormir. Y también quiero besarle. Quiero correr hasta cansarme. Quiero anudarle y que no sepa volver. Quiero callar. Callo entonces.

Y seguiré callado: En espera. En paciencia. En

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