No encuentro nada cáustico que decir últimamente.
Tengo los ojos llenos, la mente crítica asfixiada por el aroma de algo sumamente verdadero. El cansancio poco a poco desaparece. Las ganas de despedazar al mundo se han echado a dormir, finalmente. No me importan más los culturosos y su eterna repetición de las fórmulas. Me vale madres Peña Nieto ganando para el PRI el jodido estado de méxico y sus pestilentes pueblos repletos de ignorantes. Me importan un rotundo y alucinado PITO los estrenos en el cine, las novedades literarias, las revistas REPUGNANTES, Bush, los juegos olímpicos, López Dóriga siendo abducido por los marcianos, Michael Moore, Tijuana, el jodido D.F., la crisis económica, Ratzinger eructando mierda, Fox y su verborrea impertinente, Memin Pinguin contra Spike Lee... Toda esa mierda minúscula que suele ocupar mi vida cuando dejo de vivirla, para ser sólo un espectador de su detritus.
Abrazado, momentáneamente, a la mujer sublime que abrazo últimamente, siendo abrazado del mismo modo, amor a las brasas, brazo a brazo, abrasivo encuentro que trasciende los relojes y la cuenta de los días, estoy asesinando este blog, para bien. Estoy asesinando al fantasma que me invade cuando vivo la vida en minúsculas, y me olvido de mi. Y no es un acto de sacrificio. No es una ofrenda hacia ella. Es un regalo para mi mismo, aun si el coraje proviene de las noches océanicas en las que podemos hablar o morder, o de los días desérticos donde ambos acudimos a nuestras palabras para reivindicar el sentido del camino que vamos trotando. La vida en mayúsculas ha sido el feroz descubrimiento, aun si en su mente rabiosa y su carne acidulada fue donde encontré el trozo faltante del mapa.
No me importa si mis posts se parecen cada día más a los de mi alter-blog, tan cursi y melodioso, y donde alguna vez pretendí esconder mi real fragilidad para dejar fluir mi saña en este sitio. No me importa si la gente que lee se aburre o termina por vomitar mi felicidad. No cambio un sólo domingo como el último por siglos de lucidez sulfúrica y aplausos volátiles.
La vida en mayúsculas me está llevando. Me dejo llevar, extrañamente. Me dejo seducir por el anonimato, la tranquilidad, la increíble paz de no mirar los afueras de la sociedad, el mundo, el barrio o las alcantarillas. Un poco más de calma. Menos miseria y más poesía.
La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.
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5 comentarios:
Wow mister X! Que inesperada conclusión para un crudo tan crudo que esta listo para abandonar definitivamente el alcool...
Si la decisión es irrevocable mi estimadisimo Xamiru, mil gracias por todo. Te debo mucho.
Hasta las 11
:o)
La felicidad no se explica, no requiere alegorías o frases alternas, no necesita describirse esgrimirse discernirse debatirse retocarse enmendarse diatribarse ditirimbarse plantearse esquematizarse [no así la pena, que se necesita compartir hasta por las ojeras, los paladares, busca sitio en cualquier puta servilleta, se cuela entre los anagramas, logra relucir entre los discursos de los políticos, sobrevive al silencio].
La felicidad se vive, querido camarada. Suban el ancla, alisten velas.
Bye bye black bird, fly.
Perdón, pero si el resto del público es la mitad de ignorante que yo, entonces también necesitará la traducción, y por esta frase vale la pena que les de el resultado de google:
"Que no sea de otro quien pueda ser dueño de sí mismo".
apoco no les quita el aliento un microsegundo...
Si lo que ves no te gusta, ni modo de cambiarlo, no todo se puede.
Pero como siempre cito a la novicia rebelde: Acuérdate de lo que te gusta hacer.
hubiera llorado rios extrañandote si no viera que ya escribiste un post nuevo. pero por si es cierto que te vas, pues adios, me dio gusto conocerte. en blog. queda pendiente la vuelta al t gallery.
a veces esa VIDA exige un escape y el blog es un lugar simpatico, raro, nuevo.
avisa si vuelves. o si te vas!
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