La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

octubre 31, 2006

Reminiscencias (o sobre las cositas que a pocos importan)

Cuando escribes un blog y no lo haces por otro motivo que el de guardar un acecho irrefutable de ti mismo, te descubres todo el tiempo, o te redescubres, o te cubres -también- de ti mismo, para luego dejar que los días te devuelvan al reposo.

No hablo de inventarse nuevas máscaras, o de publicar cualquier conjunto de palabras que te sirvan como defensa de eso que no quieres sentir. Hablo de escribir un blog como una herramienta que te impida el absoluto olvido de ti mismo. Hablo de dejar inscritos en este pergamino, tan virtual y tan volátil, a todos los seres que en cierto momento eres o te habitan, a todas las cosas que te atraviesan, a todas las ganas que en algún momento te significan y que, pendejamente o no, llenan así tu existencia: Esa misma existencia que todo el tiempo camina débilmente sobre un alambre construido de certezas que, luego cuando te relees a ti mismo, resultan más endebles que un enjambre de magnolias emborrachándose en su propia fiesta de graduación, con toga y birrete incluidos.

No: Hablo de escribir un blog para dejar constancia de la propia inconstancia. Un blog que escribes montado en todo tu cinismo, y al que por ende le es irrelevante tener la verdad absoluta, pues como primer principio sabe que no existe. Una libretita luminosa, como esta, en la que te transcribes casi siempre y te desnudas todo el tiempo, aun si pocos se dan cuenta. Porque sí, es así: un blog como ese es como soñar que se va desnudo al colegio, o al estadio, o a la iglesia que tanto odias. Un blog así es donde tu incoherencia se hace permanente mientras la escribes, y que cuando la publicas y la dejas flotar sobre esa marea de iguales tan desnudos, provoca silencios o arrebatos, destrozos o calambres, miradas o destierros: todo lo mismo, pero sin el pudor insuperable que sí te derriba cuando estás desnudo en tus sueños, o el que definitivamente te aniquila si tu desnudez ocurre en la realidad de la vigilia.

Un blog es un "desnudo manifiesto" en "circunstancias controladas": un exhibicionismo que no necesariamente clama por la atención de los demás. Es más: se hace más fuerte cuando el que se mira es uno mismo, burlón o piadoso, da igual, pero ciertamente claro de que todo lo dicho se era en verdad, y que todo lo que te hace diferente al momento de mirar atrás, resulta ser lo mejor que eres y lo mejor que has podido hacer frente a ti mismo. Un blog, así como antes fuera un diario, te permite juzgar más concienzudamente tu forma de transcurrir entre la vida y dentro de tus propios personajes: Pues te permite recordar y releer con precisión esa pintura y su siempre ulterior desarrollo o desventura. Te permite ser piadoso si es que lo mereces. Te permite ser implacable si resulta necesario.


Hoy, mucho tiempo después de haber comenzado este ejercicio, y cierto de todo lo que he cambiado y de todo lo que sigo siendo igual a ese "mi mismo", miro atrás este barquito y me siento menos desmemoriado, menos endeble, más consciente de mi locura pero al mismo tiempo más congruente conmigo mismo. Hoy, dándome cuenta de que este Frankenstein que resulta ser mi blog es lo que soy y lo que tengo y lo que vivo, sólo puedo agasajarme y respirar bien tranquilo. Porque ahora, justo ahora, me queda claro que eso de "ser" no es un lugar al que se llega ni mucho menos una conjetura que pudiera salvarme del abismo, nel, nanais, no can do: Hoy más que hace mucho tiempo, miro el tiempo en tiempo atrás y redescubro, gracias a mi propia necedad, que sí, que la vida es el trayecto, que el amor es el sendero y no el destino. Y que no me importa cosa alguna más que esa: Caminar, seguir luchando contra toda falsa conformidad y contra todo letrero casi mental y -especialmente contra eso- eso que se atreve a indicar que mi deseo está cumplido, que no hay más, que para allá ya no hay camino. Jamás.

El amor es el trayecto, sin duda. Y el trayecto es lo que se quiera hacer de él, no más. No hay atajos ni guaridas. No hay remedios que no sean perfectas y estúpidas mentiras. Existe sólo el paso que sucede uno tras otro. Y los ojos, y las bocas, y las necesarias sonrisas, y las sacudidas que nadie puede quitarse de encima. Y existe levantarse. Y existe continuar.

11 comentarios:

Mar dijo...

Tú y Anthre coincidieron posteando fotos, yo coincido pensando hoy lo mismo contigo. Qué coincidencias.

Anónimo dijo...

se extraña a este mago de las palabras; qué bueno que asomaste la nariz.

un salu2

Anónimo dijo...

Xamirú me gusta. Hoy creo que es más guapo.
Z.

Anónimo dijo...

Xamirú me gusta, después de comentarios como este es más guapo.
Z.

Chamirú dijo...

Zzz: Seeeee, ajáaaaaa.

Nasty: Gusto en verle por aquí también. Long time no see.

Marecita: Caramba con las coincidencias. Un abrazo.

- Sánchez Villa - dijo...

Ok, acepto el alto al fuego. Por cierto, hay una nueva encuesta en:

http://sanchezvilla.blogspot.com

Alfredo Mora dijo...

No comments. Superada la etapa depresiva, vas con todo eh.
Saludos.

Remedios la Bella dijo...

Jajajajajajajajaja, como que dio el avion a comentario halagador, ni p2, por mayoria de votos: Feo no es. Aunque yo nos lo balconearon que trae novia guapa!!

Chamirú dijo...

¡¿Cuál novia guapa?!

Hmmmm....hm......hm......

No, ninguna es mi novia, snif!!!!!

Benito Bodoque dijo...

sssssalaverga

Egoista dijo...

Eso de desnudarse está bien, sólo que a ratos da frió.

Saludos