La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

mayo 18, 2006

Aun más verdades irrefutables (Léanlo, cabrones)

Amigos y tangenciales en turno:

Llevo un par de semanas muy preocupado por las circunstancias políticas. O lo que es peor: "the more i look, the more i find". Ahora resulta que ese importantísimo sector de clasemedieros no-ideologizados están recostándose sobre la propuesta de FECAL (Felipe Calderón). ¡Vaya quilombo! (como dirían mis amigos los sudacas...)

Yo tengo una idea política sumamente sólida desde hace mucho tiempo. Lo mío está muy claro: Soy un producto de familia disfuncional al que no le da verguenza declarar su izquierdismo. ¡¿Qué va?! La izquierda es la única opción del que no se hace pendejo a sí mismo. Y si no, desmiéntame los más valientes, juar!.

El asunto es que no hay una real izquierda: Ni aquí, ni en Brasil, ni con Kirchner, ni en Italia o España, o la concha de su madre: La izquierda, como tal, no es más que una ilusión bellísima pero igualmente abstracta: El sueño ha terminado, pibes, pendejos, chatitos, changuitos, whatever. Acá, ahora, mañana y cuando sea, (pues), ningún Andrés Manuel o ningún FECAL serán la salvación ni tampoco, abiertamente, podrán gobernar como gente de izquierda. Menudos maniatados.

El mundo ya sucedió (y sigue sucediendo): Es la derecha la que trata de aparentar a un AMLO despreocupado de la realidad. Y para darse cuenta sólo hace falta mirar los sucesos mismos:

Recuerdo fielmente al Fox del 7% de crecimiento anual. Recuerdo también su millón y medio de empleos anuales. Recuerdo su "sacaremos al PRI de los Pinos". Aplaudo sólo lo último: Pues no me cuesta rememorar su gabinetazo, ese del que "nadie se iría", como no me cuesta nada -tampoco- recrear en lo que el susodicho "gabinetazo" sucede: Carlitos Abascal en gobernación (el mismo que no cree en la democracia -según su tesis de licenciatura- ni en los derechos civiles). Cualquier cosa: You can't always get what you want -- Let's get what we need...

Felipito! Felipe Calderón! Secretario de Energía hasta que se encabronó con el dedazo de Fox (a favor -entonces- de Creel). Felipito: El mismo que vivió la mayor bonanza petrolera de toda nuestra historia (hoy un barril se vende en 50 y tantos dólares -más que cuando el pobre guey de López Portillo se creyó el petrolerismo económico). Felipito, el que no hizo nada ahí, el que encabronó a los electricistas, el que dio pauta para hacer que PEMEX sobreexplotara sus pozos. El que hoy se vende como un ser "moderado" e "incluyente". Menudos choros, Felipito. Cuéntanos una mejor.
***


La cosa es que me sorprende, sin pena, la forma en que algunos ponen en evidencia el discurso de la derecha. Y no hablemos de doña Elena Poniatowska, pa no errarle. Ella sí que es una burguesa en desuso. Ella sí que escribió "La noche de Tlatelolco" y -mejor mil veces- "Fuerte es el silencio". Ella, sin embargo, chambea con el señor López. Y sólo por eso su opinión pierde solidez y certeza.

Quisiera ver, sin embargo, que alguien pudiera refutar al buen Lorenzo Meyer. Doctor, fundador, tolerante hasta los nervios, pensador sin trampas: Y si no les gusta, pregúntenle al Colegio de México (hoy por hoy, la mejor alma mater para quienes gustan de la neta y las objeciones asimilables). Sintetizo, a continuación, lo que publica hoy en el Reforma, sin miedo al hartazgo continuista:

Reforma, 17 de mayo de 2006.

La raíz del miedo



Punto de partida
Entre las diferencias sustantivas que separan a las derechas de las izquierdas, y que en buena medida explican la naturalidad con que aquellas echan mano de argumentos negativos en su larga e histórica pugna con la izquierda, se encuentran sus respectivas concepción del hombre y del fenómeno social
"Esa diferencia ha llevado a que derechas e izquierdas sean portadoras de un ánimo más o menos pesimista las primeras y más o menos optimista las segundas."
Los conservadores, aunque no lo digan, parten de la idea de una naturaleza del hombre contaminado por el pecado original, y por ello les resulta muy natural apelar a los temores como instrumento e, incluso, como razón de ser de su actividad política -un ejemplo espléndido de las razones de la derecha para ser pesimista y dura en política se tiene en Thomas Hobbes y su Leviatán- en tanto que las izquierdas tiran más por el lado positivo, el del optimismo.


La izquierda moderna es hija directa del Siglo de las Luces y de la idea del progreso. Carlos Marx, por ejemplo, tuvo una vida abundante en dificultades y miserias, pero finalmente la visión del mundo que nos legó fue esperanzadora en extremo: para él, la historia tenía un sentido último y éste desembocaba en el tránsito del reino de la necesidad al de la libertad por la vía dolorosa del conflicto social (la lucha de clases y la revolución). Al final, los oprimidos se liberarían definitivamente de sus cadenas y de todo tipo de explotación y enajenación. La naturaleza misma sería completamente dominada y puesta al servicio del hombre en un entorno de fraternidad real, sin clases sociales, sin política, sin dominantes ni dominados. Entonces y sólo entonces, daría principio la verdadera historia del género humano.





Abundan los ejemplos, desde la forma en que se defendieron las monarquías frente al embate de la Revolución Francesa a la manera como la derecha española en los 1930 o la chilena en los 1970, empaparon de temor a una parte de sus respectivas sociedades ante la posibilidad de que un juego democrático modificara en favor de los históricamente menos favorecidos la forma en que se habían venido repartiendo las cargas y los privilegios en contextos de profundas diferencias de clase.

El mismo tema aquí y hoy
En el tiempo electoral mexicano de hoy -cuya característica dominante es la polarización-, se repite la vieja historia: ante la posibilidad de un cambio bastante moderado por la vía electoral y democrática, la derecha ha optado por presentar al otro no como un mero adversario sino como un enemigo a destruir asegurando que está poniendo en peligro a la patria misma. Y todo esto en un país que cuenta con una tradición muy pobre en materia de democracia política pero muy rica en autoritarismo.


Lo que está en juego en México es la capacidad de los actores políticos conservadores para usar el miedo -y el odio- como inhibidor de la imaginación de las clases subordinadas en relación a las posibilidades del futuro, y la capacidad de los actores de izquierda para despertar esa misma imaginación en sentido positivo.
En poco tiempo sabremos el desenlace de este enfrentamiento por hacer atractivo un statu quo que, objetivamente, tiene los dados cargados en su contra.

La ofensiva
Para ello, nada mejor que apelar al temor de una sociedad conservadora, donde las encuestas señalan que casi el 40 por ciento ve a la inseguridad como el problema colectivo más grave y donde los temas de justicia social, como son la precariedad del empleo o la pobreza, sólo son primordiales para el 15 por ciento y el 9 por ciento de los ciudadanos, respectivamente.


Mientras las fuerzas beneficiadas con la preservación del statu quo se propusieron eliminar al candidato más importante de la izquierda acusando a sus colaboradores de corrupción, buscando su desafuero o contraponiendo a su plataforma electoral reformista temas como la estabilidad macroeconómica o los programas sociales del gobierno, ese candidato logró mantener la iniciativa. Sin embargo, cuando sus oponentes decidieron cambio de estrategia y gastar enormes sumas de dinero en desarrollar una agresiva campaña basada en elementos negativos encaminados a despertar recelos y desconfianza frente a las propuestas de cambio, empezaron a avanzar en las preferencias electorales.


La campaña del miedo, ampliamente financiada como corresponde a los dueños del dinero, se inició con asesoría de buenos mercadólogos y muchos spots televisivos. Esta estrategia se afianzó cuando los noticieros televisivos se saturaron con imágenes de violentos choques entre la policía y mineros en Lázaro Cárdenas, en Michoacán y, sobre todo, con los protagonizados entre policías y "macheteros" de San Salvador Atenco, en el estado de México, para culminar con la aparición del rebelde mexicano más famoso, el subcomandante Marcos del EZLN, en la mayor cadena de televisión y en hora privilegiada, donde reiteró su llamado a la lucha contra cualquier autoridad, incluida la que emane de las elecciones por venir.
De esta manera, se buscó asegurar que los mensajes que presentan al candidato del PRD como un "peligro para México" y se apoyan incluso en imágenes de linchados en Tláhuac, adquieran un trasfondo de supuesta realidad y urgencia.

Los objetivos
El propósito de la derecha mexicana es tan claro como poco ético: Ligar su advertencia -AMLO un "peligro para México"- al ambiente de desorden, gases, obreros insubordinados, macheteros, rostros ensangrentados, linchamientos y, finalmente, el resurgimiento del subcomandante Marcos. El discurso panista no busca probar o argumentar, sino sólo apelar a las emociones negativas y los temores de clase para ahogar los argumentos de una izquierda a la defensiva, cuyo candidato insiste que lo suyo es la oposición institucional, pacífica y constructiva.
El PAN confía en la manipulación de un público informado básicamente por la televisión y en el que dominan rasgos de una cultura sumamente conformista y que eso le lleve a correlacionar la contundencia de la acción policiaca en Atenco, no con la incompetencia y los evidentes abusos de autoridad sino con la prometida "mano firme".

El apelar al miedo, abonarlo con imágenes de conflicto y, finalmente, concluir con el "triunfo de la ley" gracias a la firmeza de la autoridad, busca borrar o al menos desplazar del centro de la discusión, los fracasos de la derecha en el gobierno.
Y esa lista es larga: entre 2001 y 2005 apenas se tuvo un ridículo crecimiento per cápita anual de 0.62 por ciento pese a un espectacular crecimiento de los precios del petróleo exportado y de las remesas de migrantes, la economía mexicana bajó del lugar 9 al 14 en el contexto mundial, la migración masiva de mexicanos a Estados Unidos en busca de empleo (400 mil al año) se incrementó, la violencia del crimen organizado es creciente y ya decapita a sus víctimas para infundir mayor temor a la sociedad, no se llevó a la justicia a los grandes violadores de los derechos humanos -Luis Echeverría, et al.-, tampoco a los grandes corruptos del pasado -del Fobaproa al "Pemexgate"- o del presente, como al ex gobernador mexiquense Arturo Montiel.

Al final, el 2 de julio será un choque más entre dos visiones del hombre y la sociedad. El triunfo de una no terminará con la otra, pero quien gane y quien pierda van a sentirlo y por un buen tiempo.



***

Y a ver quién caga a Lorenzo Meyer, y que tenga los güevos. Esto es un erudito; esto es un estadista. No mamadas.

23 comentarios:

Chamirú dijo...

Amigos y tangenciales en turno:

Llevo un par de semanas muy preocupado por las circunstancias políticas. O lo que es peor: "the more i look, the more i find". Ahora resulta que ese importantísimo sector de clasemedieros no-ideologizados están recostándose sobre la propuesta de FECAL (Felipe Calderón). ¡Vaya quilombo! (como dirían mis amigos los sudacas...)

Yo tengo una idea política sumamente sólida desde hace mucho tiempo. Lo mío está muy claro: Soy un producto de familia disfuncional al que no le da verguenza declarar su izquierdismo. ¡¿Qué va?! La izquierda es la única opción del que no se hace pendejo a sí mismo. Y si no, desmiéntame los más valientes, juar!.

El asunto es que no hay una real izquierda: Ni aquí, ni en Brasil, ni con Kirchner, ni en Italia o España, o la concha de su madre: La izquierda, como tal, no es más que una ilusión bellísima pero igualmente abstracta: El sueño ha terminado, pibes, pendejos, chatitos, changuitos, whatever. Acá, ahora, mañana y cuando sea, (pues), ningún Andrés Manuel o ningún FECAL serán la salvación ni tampoco, abiertamente, podrán gobernar como gente de izquierda. Menudos maniatados.

El mundo ya sucedió (y sigue sucediendo): Es la derecha la que trata de aparentar a un AMLO despreocupado de la realidad. Y para darse cuenta sólo hace falta mirar los sucesos mismos:

Recuerdo fielmente al Fox del 7% de crecimiento anual. Recuerdo también su millón y medio de empleos anuales. Recuerdo su "sacaremos al PRI de los Pinos". Aplaudo sólo lo último: Pues no me cuesta rememorar su gabinetazo, ese del que "nadie se iría", como no me cuesta nada -tampoco- recrear en lo que el susodicho "gabinetazo" sucede: Carlitos Abascal en gobernación (el mismo que no cree en la democracia -según su tesis de licenciatura- ni en los derechos civiles). Cualquier cosa: You can't always get what you want -- Let's get what we need...

Felipito! Felipe Calderón! Secretario de Energía hasta que se encabronó con el dedazo de Fox (a favor -entonces- de Creel). Felipito: El mismo que vivió la mayor bonanza petrolera de toda nuestra historia (hoy un barril se vende en 50 y tantos dólares -más que cuando el pobre guey de López Portillo se creyó el petrolerismo económico). Felipito, el que no hizo nada ahí, el que encabronó a los electricistas, el que dio pauta para hacer que PEMEX sobreexplotara sus pozos. El que hoy se vende como un ser "moderado" e "incluyente". Menudos choros, Felipito. Cuéntanos una mejor.
***


La cosa es que me sorprende, sin pena, la forma en que algunos ponen en evidencia el discurso de la derecha. Y no hablemos de doña Elena Poniatowska, pa no errarle. Ella sí que es una burguesa en desuso. Ella sí que escribió "La noche de Tlatelolco" y -mejor mil veces- "Fuerte es el silencio". Ella, sin embargo, chambea con el señor López. Y sólo por eso su opinión pierde solidez y certeza.

Quisiera ver, sin embargo, que alguien pudiera refutar al buen Lorenzo Meyer. Doctor, fundador, tolerante hasta los nervios, pensador sin trampas: Y si no les gusta, pregúntenle al Colegio de México (hoy por hoy, la mejor alma mater para quienes gustan de la neta y las objeciones asimilables). Sintetizo, a continuación, lo que publica hoy en el Reforma, sin miedo al hartazgo continuista:

Reforma, 17 de mayo de 2006.

La raíz del miedo

La derecha busca hoy crear en el electorado "blando", la sensación de que está en juego no sólo la Presidencia sino el destino último del país. El temor ha sido una visión cercana a la derecha, de Lucas Alamán al PAN.

Aman inocularte miedo. Siempre lo han hecho. Y si te dejas, lo harán aun más.



Punto de partida
Entre las diferencias sustantivas que separan a las derechas de las izquierdas, y que en buena medida explican la naturalidad con que aquellas echan mano de argumentos negativos en su larga e histórica pugna con la izquierda, se encuentran sus respectivas concepción del hombre y del fenómeno social

"Esa diferencia ha llevado a que derechas e izquierdas sean portadoras de un ánimo más o menos pesimista las primeras y más o menos optimista las segundas."

Los conservadores, aunque no lo digan, parten de la idea de una naturaleza del hombre contaminado por el pecado original, y por ello les resulta muy natural apelar a los temores como instrumento e, incluso, como razón de ser de su actividad política -un ejemplo espléndido de las razones de la derecha para ser pesimista y dura en política se tiene en Thomas Hobbes y su Leviatán- en tanto que las izquierdas tiran más por el lado positivo, el del optimismo.


La izquierda moderna es hija directa del Siglo de las Luces y de la idea del progreso. Carlos Marx, por ejemplo, tuvo una vida abundante en dificultades y miserias, pero finalmente la visión del mundo que nos legó fue esperanzadora en extremo: para él, la historia tenía un sentido último y éste desembocaba en el tránsito del reino de la necesidad al de la libertad por la vía dolorosa del conflicto social (la lucha de clases y la revolución). Al final, los oprimidos se liberarían definitivamente de sus cadenas y de todo tipo de explotación y enajenación. La naturaleza misma sería completamente dominada y puesta al servicio del hombre en un entorno de fraternidad real, sin clases sociales, sin política, sin dominantes ni dominados. Entonces y sólo entonces, daría principio la verdadera historia del género humano.


Evidentemente, después del estalinismo y del patético final de la URSS, la mentalidad utópica del grueso de la izquierda dio paso a la modestia y al realismo en métodos y objetivos. Sin embargo, subsiste un optimismo matizado, fe en la bondad del pueblo, en su altruismo y su capacidad para entender que hay un futuro mejor. El discurso de AMLO es un ejemplo de esto y el del PAN de lo opuesto.




La experiencia muestra que la derecha prefiere el realismo: No ve en "el pueblo" algo confiable, pues las masas populares siempre serán las "clases peligrosas". De ahí la naturalidad con que los políticos conservadores, cuando se sienten amenazados en sus privilegios -de Lucas Alamán a Felipe Calderón-, busquen su defensa en la creación y difusión de una atmósfera de aprensión ante un futuro donde ellos no estén en control.

Abundan los ejemplos, desde la forma en que se defendieron las monarquías frente al embate de la Revolución Francesa a la manera como la derecha española en los 1930 o la chilena en los 1970, empaparon de temor a una parte de sus respectivas sociedades ante la posibilidad de que un juego democrático modificara en favor de los históricamente menos favorecidos la forma en que se habían venido repartiendo las cargas y los privilegios en contextos de profundas diferencias de clase.

El mismo tema aquí y hoy
En el tiempo electoral mexicano de hoy -cuya característica dominante es la polarización-, se repite la vieja historia: ante la posibilidad de un cambio bastante moderado por la vía electoral y democrática, la derecha ha optado por presentar al otro no como un mero adversario sino como un enemigo a destruir asegurando que está poniendo en peligro a la patria misma. Y todo esto en un país que cuenta con una tradición muy pobre en materia de democracia política pero muy rica en autoritarismo.


Lo que está en juego en México es la capacidad de los actores políticos conservadores para usar el miedo -y el odio- como inhibidor de la imaginación de las clases subordinadas en relación a las posibilidades del futuro, y la capacidad de los actores de izquierda para despertar esa misma imaginación en sentido positivo.

En poco tiempo sabremos el desenlace de este enfrentamiento por hacer atractivo un statu quo que, objetivamente, tiene los dados cargados en su contra.

La ofensiva

La derecha mexicana busca presentar la próxima elección presidencial como la "Madre de todas las elecciones": un choque maniqueo entre la ley, el orden y el sentido de la responsabilidad -el PAN-, y la demagogia, la ilegalidad, la violencia y la irresponsabilidad -el PRD. Su objetivo es crear en el electorado "blando" la sensación de que está en juego no una simple elección presidencial sino que caminamos al borde del precipicio.

Para ello, nada mejor que apelar al temor de una sociedad conservadora, donde las encuestas señalan que casi el 40 por ciento ve a la inseguridad como el problema colectivo más grave y donde los temas de justicia social, como son la precariedad del empleo o la pobreza, sólo son primordiales para el 15 por ciento y el 9 por ciento de los ciudadanos, respectivamente.


Mientras las fuerzas beneficiadas con la preservación del statu quo se propusieron eliminar al candidato más importante de la izquierda acusando a sus colaboradores de corrupción, buscando su desafuero o contraponiendo a su plataforma electoral reformista temas como la estabilidad macroeconómica o los programas sociales del gobierno, ese candidato logró mantener la iniciativa. Sin embargo, cuando sus oponentes decidieron cambio de estrategia y gastar enormes sumas de dinero en desarrollar una agresiva campaña basada en elementos negativos encaminados a despertar recelos y desconfianza frente a las propuestas de cambio, empezaron a avanzar en las preferencias electorales.


La campaña del miedo, ampliamente financiada como corresponde a los dueños del dinero, se inició con asesoría de buenos mercadólogos y muchos spots televisivos. Esta estrategia se afianzó cuando los noticieros televisivos se saturaron con imágenes de violentos choques entre la policía y mineros en Lázaro Cárdenas, en Michoacán y, sobre todo, con los protagonizados entre policías y "macheteros" de San Salvador Atenco, en el estado de México, para culminar con la aparición del rebelde mexicano más famoso, el subcomandante Marcos del EZLN, en la mayor cadena de televisión y en hora privilegiada, donde reiteró su llamado a la lucha contra cualquier autoridad, incluida la que emane de las elecciones por venir.

De esta manera, se buscó asegurar que los mensajes que presentan al candidato del PRD como un "peligro para México" y se apoyan incluso en imágenes de linchados en Tláhuac, adquieran un trasfondo de supuesta realidad y urgencia.

Los objetivos

El propósito de la derecha mexicana es tan claro como poco ético: Ligar su advertencia -AMLO un "peligro para México"- al ambiente de desorden, gases, obreros insubordinados, macheteros, rostros ensangrentados, linchamientos y, finalmente, el resurgimiento del subcomandante Marcos. El discurso panista no busca probar o argumentar, sino sólo apelar a las emociones negativas y los temores de clase para ahogar los argumentos de una izquierda a la defensiva, cuyo candidato insiste que lo suyo es la oposición institucional, pacífica y constructiva.

El PAN confía en la manipulación de un público informado básicamente por la televisión y en el que dominan rasgos de una cultura sumamente conformista y que eso le lleve a correlacionar la contundencia de la acción policiaca en Atenco, no con la incompetencia y los evidentes abusos de autoridad sino con la prometida "mano firme".

El apelar al miedo, abonarlo con imágenes de conflicto y, finalmente, concluir con el "triunfo de la ley" gracias a la firmeza de la autoridad, busca borrar o al menos desplazar del centro de la discusión, los fracasos de la derecha en el gobierno.

Y esa lista es larga: entre 2001 y 2005 apenas se tuvo un ridículo crecimiento per cápita anual de 0.62 por ciento pese a un espectacular crecimiento de los precios del petróleo exportado y de las remesas de migrantes, la economía mexicana bajó del lugar 9 al 14 en el contexto mundial, la migración masiva de mexicanos a Estados Unidos en busca de empleo (400 mil al año) se incrementó, la violencia del crimen organizado es creciente y ya decapita a sus víctimas para infundir mayor temor a la sociedad, no se llevó a la justicia a los grandes violadores de los derechos humanos -Luis Echeverría, et al.-, tampoco a los grandes corruptos del pasado -del Fobaproa al "Pemexgate"- o del presente, como al ex gobernador mexiquense Arturo Montiel.


Al final, el 2 de julio será un choque más entre dos visiones del hombre y la sociedad. El triunfo de una no terminará con la otra, pero quien gane y quien pierda van a sentirlo y por un buen tiempo.



***

Y a ver quién caga a Lorenzo Meyer, y que tenga los güevos. Esto es un erudito; esto es un estadista. No mamadas.

Anónimo dijo...

Respeto

Cállese, señor Presidente. Con todo respeto. La frase contiene el presente y el futuro. La personalidad entera en una frase. Contiene este instante y lo que viene. López Obrador en una nuez. El gruñido revela el olfato del candidato puntero: su pleito ya no es con sus adversarios formales sino con su antecesor. Al elegir al presidente Fox como el blanco de sus invectivas, desaira a los candidatos de Acción Nacional y del PRI. A ellos no les dirige ni la mirada. No pierde el tiempo comentando sus propuestas o respondiendo a sus críticas. La combustión polémica no puede producirse en su enfrentamiento con los adversarios; se produce sólo al hacer fricción contra el Presidente. Tal parece que la contienda electoral se ha quedado sin la emoción de la incertidumbre. Andrés Manuel López Obrador pasea anticipando su triunfo. Con la soberbia del iluminado escoge su pleito hacia el pasado, para seguir despreciando a quienes tiene a un lado o, más bien, debajo.


Igualmente reveladores son la simulada cortesía del apelativo y la farsa del respeto. Es la intolerancia de quien pretende imponer silencio disfrazándola de buenas maneras. Púdrase, su excelencia, con todo respeto. Ilustrísimos, váyanse amablemente al infierno. El candidato perredista grita para callar a quien está en desacuerdo con él. Ésa es su idea del debate público. Si no me aplaudes, cállate la boca. Revelación clara de sus impulsos, fotografía de su talante, adelanto de sus reflejos más elementales. A obedecer o a callar. Ésa es la divisa de Andrés Manuel López Obrador. No se trata de un arrebato. Quien se ve a sí mismo como un indestructible, el iluminado farol de nuestra esperanza ha reaccionado siempre de la misma manera cuando ha confrontado la crítica: con el desdén de su silencio o con la intimidación de la mordaza.


Nada me parecería más intimidante que recibir de López Obrador las consideraciones de su "respeto". Curiosa manera de emplear la palabra. ¿A quién ha entregado ese regalo del respeto? A todos quienes han osado cuestionarlo. No han sido únicamente los emisarios del innombrable o los enviados de la ultraderecha. El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, por ejemplo. Cuando se atrevió a mostrar los vacíos de su "proyecto alternativo de nación" recibió de parte del inspirado ese mensaje: "respeto al ingeniero". Acto seguido ignoró todas las críticas. En lugar de atender los cuestionamientos para reconsiderar su proyecto o para justificar sus ideas, simplemente dijo: yo lo respeto. Y con ello envolvió a Cárdenas en el desprecio más absoluto. Idéntica reacción con el subcomandante Marcos. Frente a las denuncias del guerrillero, López Obrador respondió con la acostumbrada fórmula de su desdén: respeto al movimiento zapatista -es decir, me importa un bledo lo que digan. En el lenguaje lopezobradorista la palabra respeto significa desprecio de los amigos o insulto a los adversarios. Cuidémonos de su respeto.


López Obrador respeta la libertad de expresión. Pero en su cerebro existe una prensa digna -es decir la que es servil a su causa- y prensa vendida -la que tiene la indecencia antipatriótica de cuestionarlo. ¿Qué sucedió cuando un periódico mostró una encuesta incómoda? El muy respetuoso se lanzó contra el diario de la ultraderecha que había "truqueado" los resultados para golpearlo. En su horizonte no hay hombre honesto que pueda dudar de él. Quienes desconfían del profeta son agentes del diablo. También conocemos que López Obrador respeta la independencia de los poderes. Pero, ¿qué pasa si una mayoría parlamentaria decide contradecir la iniciativa del político?, ¿cómo reacciona este hombre si un juez se atreve a dictar una resolución "injusta", según este devoto de su propia causa? Atropella al Congreso y desatiende la decisión de los jueces. Eso sí, muy respetuosamente. No se puede aceptar la división de poderes, dijo alguna vez, si eso va en contra de las propias convicciones. López Obrador respeta las organizaciones de la sociedad civil. Pero, ¿cómo actúa frentre a un grupo de ciudadanos que se organiza con independencia de sus clientelas? ¿Qué pasa si esa organización no llega a ser cooptada por sus tentáculos neopriistas? Con todo respeto, se lanza a denunciar el movimiento como una conspiración de los vampiros de la burguesía y los verdaderos delincuentes. Sólo las multitudes que lo vitorean merecen su saludo. El candidato perredista asegura respetar la autonomía del Banco de México. Respeto al banco central, le dice a sus auditorios, si es que conviene. Pero el gobernador de esa institución recibe a cada oportunidad una andanada de agresiones que no tienen más propósito que debilitar la autonomía del Banco o de precipitar la dimisión de su titular. Respeto al Banco, pero me empeño en decapitarlo. Con idéntico respeto ha tratado don Andrés al resto de las instituciones autónomas. Intimidándolas, agrediéndolas sistemáticamente, acorralándolas. Situándolas siempre en el lado contrario de la justicia y la verdad que él, sólo él, encarna.


El obsesivo uso de la palabra respeto pretende tapar la intolerancia vertebral de este hombre. Lejos de ocultar su fanatismo, la palabra subraya aquello de que carece López Obrador: consideración por quien piensa distinto a él. Si hoy calla al Presidente, ¿a quién silenciará cuando ejerza el poder? Si hoy desprecia a quienes lo critican dentro de su partido, ¿a quién humillará cuando disponga de los instrumentos de la Presidencia? Un mafioso se justifica ante su blanco antes de descargar su pistola: "no es nada personal". López Obrador, el antiliberal más poderoso de las últimas décadas, hace lo mismo frente a las núcleos de autonomía: los hostiga respetuosamente.

Lunes 20 de Marzo de 2006
Periódico Reforma
Jesús Silva-Herzog Márquez

Chamirú dijo...

Anónimo:

La tesis de Silva Herzog es ridícula. Y lo más importante: la gente de la que se ha rodeado AMLO (Perez Gay, Juventino Castro, Poniatowska) es ligeramente menos intolerante que los bastiones yunquistas como Espino y Abascal. Nada más ponte a leerlos.

Saludos

Anónimo dijo...

Amigos y tangenciales en turno:

Llevo un par de semanas muy preocupado por las circunstancias políticas. O lo que es peor: "the more i look, the more i find". Ahora resulta que ese importantísimo sector de clasemedieros no-ideologizados están recostándose sobre la propuesta de FECAL (Felipe Calderón). ¡Vaya quilombo! (como dirían mis amigos los sudacas...)

Yo tengo una idea política sumamente sólida desde hace mucho tiempo. Lo mío está muy claro: Soy un producto de familia disfuncional al que no le da verguenza declarar su izquierdismo. ¡¿Qué va?! La izquierda es la única opción del que no se hace pendejo a sí mismo. Y si no, desmiéntame los más valientes, juar!.

El asunto es que no hay una real izquierda: Ni aquí, ni en Brasil, ni con Kirchner, ni en Italia o España, o la concha de su madre: La izquierda, como tal, no es más que una ilusión bellísima pero igualmente abstracta: El sueño ha terminado, pibes, pendejos, chatitos, changuitos, whatever. Acá, ahora, mañana y cuando sea, (pues), ningún Andrés Manuel o ningún FECAL serán la salvación ni tampoco, abiertamente, podrán gobernar como gente de izquierda. Menudos maniatados.

El mundo ya sucedió (y sigue sucediendo): Es la derecha la que trata de aparentar a un AMLO despreocupado de la realidad. Y para darse cuenta sólo hace falta mirar los sucesos mismos:

Recuerdo fielmente al Fox del 7% de crecimiento anual. Recuerdo también su millón y medio de empleos anuales. Recuerdo su "sacaremos al PRI de los Pinos". Aplaudo sólo lo último: Pues no me cuesta rememorar su gabinetazo, ese del que "nadie se iría", como no me cuesta nada -tampoco- recrear en lo que el susodicho "gabinetazo" sucede: Carlitos Abascal en gobernación (el mismo que no cree en la democracia -según su tesis de licenciatura- ni en los derechos civiles). Cualquier cosa: You can't always get what you want -- Let's get what we need...

Felipito! Felipe Calderón! Secretario de Energía hasta que se encabronó con el dedazo de Fox (a favor -entonces- de Creel). Felipito: El mismo que vivió la mayor bonanza petrolera de toda nuestra historia (hoy un barril se vende en 50 y tantos dólares -más que cuando el pobre guey de López Portillo se creyó el petrolerismo económico). Felipito, el que no hizo nada ahí, el que encabronó a los electricistas, el que dio pauta para hacer que PEMEX sobreexplotara sus pozos. El que hoy se vende como un ser "moderado" e "incluyente". Menudos choros, Felipito. Cuéntanos una mejor.
***


La cosa es que me sorprende, sin pena, la forma en que algunos ponen en evidencia el discurso de la derecha. Y no hablemos de doña Elena Poniatowska, pa no errarle. Ella sí que es una burguesa en desuso. Ella sí que escribió "La noche de Tlatelolco" y -mejor mil veces- "Fuerte es el silencio". Ella, sin embargo, chambea con el señor López. Y sólo por eso su opinión pierde solidez y certeza.

Quisiera ver, sin embargo, que alguien pudiera refutar al buen Lorenzo Meyer. Doctor, fundador, tolerante hasta los nervios, pensador sin trampas: Y si no les gusta, pregúntenle al Colegio de México (hoy por hoy, la mejor alma mater para quienes gustan de la neta y las objeciones asimilables). Sintetizo, a continuación, lo que publica hoy en el Reforma, sin miedo al hartazgo continuista:

Reforma, 17 de mayo de 2006.

La raíz del miedo

La derecha busca hoy crear en el electorado "blando", la sensación de que está en juego no sólo la Presidencia sino el destino último del país. El temor ha sido una visión cercana a la derecha, de Lucas Alamán al PAN.

Aman inocularte miedo. Siempre lo han hecho. Y si te dejas, lo harán aun más.



Punto de partida
Entre las diferencias sustantivas que separan a las derechas de las izquierdas, y que en buena medida explican la naturalidad con que aquellas echan mano de argumentos negativos en su larga e histórica pugna con la izquierda, se encuentran sus respectivas concepción del hombre y del fenómeno social

"Esa diferencia ha llevado a que derechas e izquierdas sean portadoras de un ánimo más o menos pesimista las primeras y más o menos optimista las segundas."

Los conservadores, aunque no lo digan, parten de la idea de una naturaleza del hombre contaminado por el pecado original, y por ello les resulta muy natural apelar a los temores como instrumento e, incluso, como razón de ser de su actividad política -un ejemplo espléndido de las razones de la derecha para ser pesimista y dura en política se tiene en Thomas Hobbes y su Leviatán- en tanto que las izquierdas tiran más por el lado positivo, el del optimismo.


La izquierda moderna es hija directa del Siglo de las Luces y de la idea del progreso. Carlos Marx, por ejemplo, tuvo una vida abundante en dificultades y miserias, pero finalmente la visión del mundo que nos legó fue esperanzadora en extremo: para él, la historia tenía un sentido último y éste desembocaba en el tránsito del reino de la necesidad al de la libertad por la vía dolorosa del conflicto social (la lucha de clases y la revolución). Al final, los oprimidos se liberarían definitivamente de sus cadenas y de todo tipo de explotación y enajenación. La naturaleza misma sería completamente dominada y puesta al servicio del hombre en un entorno de fraternidad real, sin clases sociales, sin política, sin dominantes ni dominados. Entonces y sólo entonces, daría principio la verdadera historia del género humano.


Evidentemente, después del estalinismo y del patético final de la URSS, la mentalidad utópica del grueso de la izquierda dio paso a la modestia y al realismo en métodos y objetivos. Sin embargo, subsiste un optimismo matizado, fe en la bondad del pueblo, en su altruismo y su capacidad para entender que hay un futuro mejor. El discurso de AMLO es un ejemplo de esto y el del PAN de lo opuesto.




La experiencia muestra que la derecha prefiere el realismo: No ve en "el pueblo" algo confiable, pues las masas populares siempre serán las "clases peligrosas". De ahí la naturalidad con que los políticos conservadores, cuando se sienten amenazados en sus privilegios -de Lucas Alamán a Felipe Calderón-, busquen su defensa en la creación y difusión de una atmósfera de aprensión ante un futuro donde ellos no estén en control.

Abundan los ejemplos, desde la forma en que se defendieron las monarquías frente al embate de la Revolución Francesa a la manera como la derecha española en los 1930 o la chilena en los 1970, empaparon de temor a una parte de sus respectivas sociedades ante la posibilidad de que un juego democrático modificara en favor de los históricamente menos favorecidos la forma en que se habían venido repartiendo las cargas y los privilegios en contextos de profundas diferencias de clase.

El mismo tema aquí y hoy
En el tiempo electoral mexicano de hoy -cuya característica dominante es la polarización-, se repite la vieja historia: ante la posibilidad de un cambio bastante moderado por la vía electoral y democrática, la derecha ha optado por presentar al otro no como un mero adversario sino como un enemigo a destruir asegurando que está poniendo en peligro a la patria misma. Y todo esto en un país que cuenta con una tradición muy pobre en materia de democracia política pero muy rica en autoritarismo.


Lo que está en juego en México es la capacidad de los actores políticos conservadores para usar el miedo -y el odio- como inhibidor de la imaginación de las clases subordinadas en relación a las posibilidades del futuro, y la capacidad de los actores de izquierda para despertar esa misma imaginación en sentido positivo.

En poco tiempo sabremos el desenlace de este enfrentamiento por hacer atractivo un statu quo que, objetivamente, tiene los dados cargados en su contra.

La ofensiva

La derecha mexicana busca presentar la próxima elección presidencial como la "Madre de todas las elecciones": un choque maniqueo entre la ley, el orden y el sentido de la responsabilidad -el PAN-, y la demagogia, la ilegalidad, la violencia y la irresponsabilidad -el PRD. Su objetivo es crear en el electorado "blando" la sensación de que está en juego no una simple elección presidencial sino que caminamos al borde del precipicio.

Para ello, nada mejor que apelar al temor de una sociedad conservadora, donde las encuestas señalan que casi el 40 por ciento ve a la inseguridad como el problema colectivo más grave y donde los temas de justicia social, como son la precariedad del empleo o la pobreza, sólo son primordiales para el 15 por ciento y el 9 por ciento de los ciudadanos, respectivamente.


Mientras las fuerzas beneficiadas con la preservación del statu quo se propusieron eliminar al candidato más importante de la izquierda acusando a sus colaboradores de corrupción, buscando su desafuero o contraponiendo a su plataforma electoral reformista temas como la estabilidad macroeconómica o los programas sociales del gobierno, ese candidato logró mantener la iniciativa. Sin embargo, cuando sus oponentes decidieron cambio de estrategia y gastar enormes sumas de dinero en desarrollar una agresiva campaña basada en elementos negativos encaminados a despertar recelos y desconfianza frente a las propuestas de cambio, empezaron a avanzar en las preferencias electorales.


La campaña del miedo, ampliamente financiada como corresponde a los dueños del dinero, se inició con asesoría de buenos mercadólogos y muchos spots televisivos. Esta estrategia se afianzó cuando los noticieros televisivos se saturaron con imágenes de violentos choques entre la policía y mineros en Lázaro Cárdenas, en Michoacán y, sobre todo, con los protagonizados entre policías y "macheteros" de San Salvador Atenco, en el estado de México, para culminar con la aparición del rebelde mexicano más famoso, el subcomandante Marcos del EZLN, en la mayor cadena de televisión y en hora privilegiada, donde reiteró su llamado a la lucha contra cualquier autoridad, incluida la que emane de las elecciones por venir.

De esta manera, se buscó asegurar que los mensajes que presentan al candidato del PRD como un "peligro para México" y se apoyan incluso en imágenes de linchados en Tláhuac, adquieran un trasfondo de supuesta realidad y urgencia.

Los objetivos

El propósito de la derecha mexicana es tan claro como poco ético: Ligar su advertencia -AMLO un "peligro para México"- al ambiente de desorden, gases, obreros insubordinados, macheteros, rostros ensangrentados, linchamientos y, finalmente, el resurgimiento del subcomandante Marcos. El discurso panista no busca probar o argumentar, sino sólo apelar a las emociones negativas y los temores de clase para ahogar los argumentos de una izquierda a la defensiva, cuyo candidato insiste que lo suyo es la oposición institucional, pacífica y constructiva.

El PAN confía en la manipulación de un público informado básicamente por la televisión y en el que dominan rasgos de una cultura sumamente conformista y que eso le lleve a correlacionar la contundencia de la acción policiaca en Atenco, no con la incompetencia y los evidentes abusos de autoridad sino con la prometida "mano firme".

El apelar al miedo, abonarlo con imágenes de conflicto y, finalmente, concluir con el "triunfo de la ley" gracias a la firmeza de la autoridad, busca borrar o al menos desplazar del centro de la discusión, los fracasos de la derecha en el gobierno.

Y esa lista es larga: entre 2001 y 2005 apenas se tuvo un ridículo crecimiento per cápita anual de 0.62 por ciento pese a un espectacular crecimiento de los precios del petróleo exportado y de las remesas de migrantes, la economía mexicana bajó del lugar 9 al 14 en el contexto mundial, la migración masiva de mexicanos a Estados Unidos en busca de empleo (400 mil al año) se incrementó, la violencia del crimen organizado es creciente y ya decapita a sus víctimas para infundir mayor temor a la sociedad, no se llevó a la justicia a los grandes violadores de los derechos humanos -Luis Echeverría, et al.-, tampoco a los grandes corruptos del pasado -del Fobaproa al "Pemexgate"- o del presente, como al ex gobernador mexiquense Arturo Montiel.


Al final, el 2 de julio será un choque más entre dos visiones del hombre y la sociedad. El triunfo de una no terminará con la otra, pero quien gane y quien pierda van a sentirlo y por un buen tiempo.



***

Y a ver quién caga a Lorenzo Meyer, y que tenga los güevos. Esto es un erudito; esto es un estadista. No mamadas.

Plaqueta dijo...

No, esa no soy yo, se puede ver porque no tiene mi foto. Nomás pusieron el link a mi blog.

Aunque fue algo significativo, porque ps la neta el post es tan bueno que voy a andar por ahí citando extractos.

Anónimo dijo...

Perdone Plaqueta, yo se que no fué usted pero me dio un poco de flojera recorrer el primer comentario y último del post anterior, esta interesante pero no para encontrarlo en cada esquina, así que se me ocurrió la pequeña idea de repetirlo unas cuantas veces para que el Don no ande en el copy-paste, pero después pense en un ataque derechista, Denial-Of-Service y mejor me retracte pero ya había puesto el copy-paste post.

No lo vuelvo a hacer.

Alfredo Mora dijo...

Recurrir al autoritarismo de AMLO es la mamada más soez y brutal que demuestra la absoluta incapacidad de entender el post de XAmiru.

A ver, pendejo anónimo, si el post implica un análisis del cómo la derecha y sus mil instrumentos llaman al miedo y buscan asociar a AMLO con la barbarie, la violencia y el autoritarismo, ¿cómo te atreves a venir con una retahila que confirma esa teoría?

Eso es mil veces pendejo.

Juan Carlos, hermanito, la derecha está en un nivel muy superior al mejor análisis que Lorenzo Meyer (con todo y su "incuestionable -cof,cof" sello COLMEX) pueda hacer.

Para valerse del poder y mantenerlo por la vía electoral, les vale madre si ocupan las siglas FCH o AMLO.

Te concedo un punto fundamental: Felipe es su candidato y los medios de comunicación (pongámosles nombre: todo el consorcio Televisa, los medios que lleven en su comité directivo el apellido Azcárraga (tíos y primos) y por supuesto Grupo Reforma y Organización Editorial Mexicana) su arma más letal.

Es cagado que en las encuestas Felipe lleve ventajas de hasta 8 o 9 puntos cuando es incapaz de meter a sus reuniones y mitines a más de 300 personas. Que raro. Incluso anormal.

Ya sabes que lo mío es no votar y no puedo concederte el derecho de llamarlo "abstencionismo".

Un abrazote.

Anónimo dijo...

Que quede claro que no fuí el primer anónimo ok, solo el pseudoplaqueto y el que pide disculpas a plaqueta.

Arriba Beckham!!!

Pa que se sepa quien soy.

Anónimo dijo...

Herramientas del miedo, del poder?Quieren hablar de fascismo? Obrador, paradójicamente, sustenta su discurso en las emociones populares y absolutos(sus discursos carecen de palabras concretas, siempre apela a "la gente" el "bien" "el sueño" "la felicidad" "la nación" los "héroes de la nación" "la esperanza" "la derecha" "los ricos" "los pobres" bla bla bla, por eso no puede aceptar la confrontación tangible de un debate real -no hablo del debate de pacotilla, sino de uno ante foros que cuestionen). Que "la derecha" es fascista? Obrador dogmáticamente afirma. Mesiánicamente promete. Levanta la voz con micrófonos llenando todo el espacio audible. Grita. Modula la voz con seguridad. Quien no se apegue a su Verdad (La otra Versión "Ministerio de la Verdad"), lo manda callar (hay mil tácticas, desde la derechista inquisición al desprestigio e indiferencia de Obrador, que es el duro látigo de los déspotas). Qué la derecha es un peligro, que el Yunque, que el fascismo. La derecha ya nos gobierna, y ni la educación dejó de ser laica, ni sacrifican herejes en el zócalo, ni el KKK va dejando cadáveres de cabras vírgenes en las puertas de las casas. Este país ya no está pa discursos de ningún tipo (ni izquierdosos ni derechosos). En realidad, la "derecha" y la "izquierda" son palabras poderosas utilizadas por los demagogos como AMLO, o como FCH y su discurso del miedo a la "izquierda", o como Xamirú mismo.

finalmente este país tendrá al presidente que merece

Anónimo dijo...

o como decia mi profesor de historia... cada cerdo vive en la pocilga que se merece...

yo sólose que la derecha o el neoliberalismo o como lo quieran llamar no engaña a nadie, tienen un objetivo y lo cumplen pasito a pasito,sin importar el mensajero, todos se saben prescindibles por el "bien supremo", todos se saben piezas mutables para un objetivo común, desaparece Reagan tienes un Bush de repuesto, desaparece Franco tienes un fraga o un Aznar, desaparece Mussolini tienes ... en fin, se reproducen como chancros n un lupanar... pero la izquierda, la socialdemocracia, la revolución, los progresistas... acabas con unode sus voceros y se tienen que reconstruir de nuevo, porque no se creen ni ellos mismos... particularmente la derecha etc etc me parece una ideología o virus de lo más elogiable, tienen metas claras, alcanzables y sus profetas nacen, crecen y se reproducen sin que quede más rastro que la propia convinción de sus ideas entre sus devotos, la izquierda es un mal sueño una pesadilla utópica que en cuanto deja los libreros y se acerca a la verdadera naturaleza del ser humano... pos se deja ver en su verdadera dimensión: comunistas asesinando a narquistas en Barcelona durante la guerra civil (eran del mismo bando), Troskis, lennines y Stalines, Felipes Gonzales y su sequito de rapaces etc etc por no hablar de Obradores y sus desvarios diarreicos postPriistas...
en fin pilarín... que sólo nos qed esbozar una sonrisita cuando destapan el caldo antes de que esté cocido, como con Masiel, (como Fox despotricando desde su altar de sabiduria popular, como Aznar y su doctorado postmortem etc etc...) y los pollitos de la legión se dejan ver tal y como son, tal y como han sido siempre y como serán...
Mañana más y mejor

Silencio dijo...

que tampoco soy el anonimos 2 anteriores

arriba Beckham

Alfredo Mora dijo...

Que argumentos más chingones, anónimo.

A ver, pa empezar, tómate unas clases de campañas políticas.

El objetivo de toda campaña, es vender un producto, no a través de discursos que apelen a la razón sino a las emociones. Cuestión básica de cualquier marketing.

"yo sólo se que la derecha o el neoliberalismo o como lo quieran llamar no engaña a nadie, tienen un objetivo y lo cumplen pasito a pasito"

y los violadores? y los terroristas?, poseen objetivos y los cumplen pasito a pasito.

clap, clap, clap.

No le juegues al Maquiavelo, no te sale.

Anónimo dijo...

Pos si, maestro erudito Antro, si te hubieran enseñado a leer, eso mismo es lo que decia, que tengan claros sus objetivos no implca que estos sean legítimos.
Despues de seguir sus amorosos consejos y leerme unos cuantos libros de merkadotecnia (versión resumida del Reader Digest), he decidido mandarselos a tus amigos del prd, incluso me atrevería a recomendarselos a su ilustrada sapiencia, junto con la versión ilustrada del Principe del Mac ese.
Me confirma el tono de tu discurso que las hormonas y el acne aún supuran en tu inmaculada alma revolucionaria, lo que te impide tener un discurso sin agredir (¿a quien me recuerda?)y sin extirpar las ideas que en el se exponen para utilizarlas como boomerang, mismo que a ti y a los tuos, os cortaran los huevos y lego vendrán llorando y acusando a la maestra de que los fachas son mu malos y no os dejan jugar al futbol con su balón oficial del mundial firmado por los jugadores de la selección taiwanesa.
En fin,por sus berrinches los conocereis (Florestan dixit)
muajajajajaja
Mr Antro está muy chavito para dar lecciones de nada

Anónimo dijo...

por cierto tu argumentación sobre los terroristas (¿algunos o sólo los que están en la lista de Bush?, creo que te copiaste esa palabrita del manual equivocado, de la Escuela de las Américas de la CIA o algo por el estilo) me suena a que se te pegó algo del fascismo indiscriminado de los mismos que criticas.

Anónimo dijo...

jo jo jo

Anónimo dijo...

Aquí lo único claro es que el autor de este post, como tantos otros jodidos, no tienen nada qué perder y les da igual quién llegue. Son impacientes e ignorantes y no creen que un proyecto de nación toma AÑOS y no se cambia en un sexenio, por lo que se requiere continuidad. También hacen caso omiso de que los esquemas que propone Manuel López ya se practicaron en el país y dieron 30 años de crisis económicas de las cuales apenas se sale. Hablan de una ultraderecha, misma que no existe en el país (ni creo que exista jamás: no hay fascismo, no hay totalitarismo, no hay KKK, no hay ULTRA derecha). Andrés Manuel es un peligro para aquellos que no vivimos en las fantasías, que trabajamos diario para que México sea un país mejor, simple y sencillamente porque todo lo logrado hasta hoy se puede perder.

Ojalá que el 2 de julio la clase media sepa defender lo que ha logrado en más de dosce años de esfuerzo y evitar que este sujeto que no tiene ni siquiera la capacidad de decir una frase de manera fluída y entendible nos destruya.

Anónimo dijo...

"El objetivo de toda campaña, es vender un producto, no a través de discursos que apelen a la razón sino a las emociones."

a ver ya no entiendo güey. Intenta ser coherente. El punto inicial de todo fue las herramientas de la "derecha". Primero criticas que "la derecha" utilice herramientas de miedo y poder para atacar a LO, pero luego me "recomiendas" desde tu tronito de prepotencia pseudointelectual que tome clases de marketing político porque "toda capaña" apelan a ese tipo de herramientas (emocionales) y no a lo racional.

Tons que pedo? o criticas el uso de esas herramientas, o lo legitmias como tácticas "básicas" de marketing político.

Si las critícas, debes rechazar también la demagogia de remolacha del rayito de esperanza y su discurso martirizado de "pepe el toro". es la misma burra mkt pero revolcada.

si no la rechazas, tons no puedes criticar en cuanto "al fondo" las herramientas discursivas de fecal.
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en fin, repito, "derecha" y "la izquierda" siguen estando el las líneas de los discursitos de quinta.
.
que chingón que tu no vas a votar.

Anónimo dijo...

ups este sujeto no tiene nada que ver con el usuario anónimo 3...
me da miedo pensar quela clase media de este pais salga a las calles agitando portafolios, calculadoras solares,negando la derecha (no le cuentes a tu mano izquierda lo que hace la derecha... pa que no se embarren las dos)y contradiciendose en el momento en el que disfruta del discurso goebbeliano del terror de la izquierda encarnada en el pobre amlo, en fin, para muestra un botón, niegan la ideología que les da de mamar, pero la propagan como gripe aviar en sus discursos

Anónimo dijo...

el sujeto al que me refiero es al sanchez pilla, pero tampoco soy el que me suplanta haciendo suya la recomendación del antro de leer merkadotecnia... no me pirateen

hlk dijo...

Xamiru,
sin duda se Meyer es un pensador acucioso y esmerado, sin duda estoy de acuerdo en su análisis y sobre todo el cómo desmenuza la estrategia de la derecha continuista.

Por otro lado.

Sánchez Villa,
hablando desde la clase media, y teniendo un empleo bastante estable puedo decirte que eres tan ignorante como cualquier derechista estándar. Si conocieras la historia y un poquito del país no podrías exculpar de fundamentalista a la derecha gobernante y sobre todo al grupo de poder que tiene los hilos de la campaña del candidato de la continuidad. Si supieras un poco del proyecto alternativo de nación de AMLO dudo que hablarías de esquemas pasados y voltearías a ver a las grandes sociedades actuales que viven los esquemas planteados en ese documento. Si tu cultura fuera un poco más que lo que te da Televisa podrías saber que la ignorancia e incultura están plasmadas en los planteamientos sin sustento del PAN y sus esbirros.

Las fantasías se escriben en versículos, frases publicitarias y gingles, que son las herramientas del mercado y no de las ideas.

Ojalá la clase media pueda entender lo qué hace el 2 de julio y vote por quien crea es la mejor opción para el país, no por quien le dice su prelado personal, ya sea religioso o lider de opinión.

Anónimo dijo...

"Ojalá la clase media pueda entender lo qué hace el 2 de julio y vote por quien crea es la mejor opción para el país, no por quien le dice su prelado personal, ya sea religioso o lider de opinión.", lo dice el que recomienda leer "el sendero del peje", JA JA JA

ojalá así sea kobeh...

hlk dijo...

Anónimo,
ahí cuando tengas ideas que plantear aporta algo, en tu caso no te pediría que leyeras algo en particular, me queda claro que leer estas líneas ya es un esfuerzo mayúsculo.

http://noaladerechayalaestupidez.blogspot.com/
Mañana México puede ser mejor que ayer, pero sin duda mucho mejor que hoy.

Anónimo dijo...

"plantear ideas y poder leer algo en particular" ¿se contradice la lectura con la reflexión? bueno en el caso del apostol del mexico que te quiero mas que ayer pero menos que mañana, bueno... supongo que tu eres de los personajes esos que cuando respiran no piensan y viceversa... bueno cuando contengas el aire para agrupar un buen erupto, trata de pensar... en fin, uno que acaba sus comentarios una y otra vez vendiendo o regalando su propaganda no podrá tirarse un pedo y olerlo al mismo tiempo, seguro que le echa la culpa al de junto... uhmmm, espero tus recomendaciones