"Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una ciudad son las siguientes: Un fama va al hotel y averigua cautelosamente los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo se traslada a la comisaría y labra un acta declarando los muebles e inmuebles de los tres, así como el inventario del contenido de sus valijas. El tercer fama va al hospital y copia las listas de los médicos de guardia y sus especialidades.
Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el café a beber un aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza recibe el nombre de "Alegría de los famas".
Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: "La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad". Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.
Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a verlas porque ellas ni se molestan."
Julio Cortázar
Un hotel que siempre tiene cuartos libres y que carece de servicios médicos y aperitivos.
La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.
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3 comentarios:
jeje, y esta por alla en el norte. y tiene muy buena vista!
I wonder if travelling actually makes a difference between those awkward beings, or is it that they switch places every once and then that they need to move, in order to not fall into the prototype of who they´re supposed to be.
Sometimes their clocks are wooden, sometimes they´re edible.
Historias de Cronopios y de Famas, qué excelente selección. Y me supongo que eres un cronopio. Yo lo era, y ahora (y me da pena aceptarlo) me he vuelto una fama insoportable.
Necesito regresar.
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