Fui comunista, sí. Un sucio e infiel comunista. Un cerdo totalitario marxista-leninista. Casi toda mi infancia y adolescencia y sin entender cabalmente lo que eso significaba. Sentí una empatía desde mis primeros años, hacia la simbología y pretensiones sociales del comunismo. Luego renegué, como muchos, de su "aplicación práctica-histórica" (como buen vencido) y me sumé a las filas de los que creían en el comunismo "ideal". Y luego me valió madres. Me puse a beber, a fumar, a comer, a coger, a cojear, a pensar, a dormir. Y sin embargo, jamás me sentí atraído hacia el otro lado de la trinchera. Orwell dijo, siguiendo la tendencia referencial de los blogs que he visitado esta semana, que toda persona inteligente debía ser comunista a los 16 años, aunque si lo seguía siendo a los 40, estaba en pedos. Todavía no llego a esa encrucijada, pero ya ahora estoy más convencido de otras sabidurías que de las que promueve el comunismo o cualquier otra postura política radical, que no sea, claro está, la de la inmediata y total eliminación de los imbéciles de la faz de la tierra. (Como la que propuso un bombazo en el azteca mientras todos bailaban y cantaban junto al papa, pero a escala global y simultánea). Desde luego son utopías, chaquetas mentales, absurdos sabrosos que siempre se me olvidan cuando me enamoro de la histérica furibunda siguiente.
Me quedé, digamos, con un pie en la izquierda y el otro metido en el culo de la desesperación globalizada. La necesidad de chingarle para sobrevivir y las ganas de pasármela lo menos de la chingada posible mientras tanto, fueron, tristemente, tarea suficiente para ocuparme desde que aflojé mi postura política. Salve la clase media en extinción, pues de ella provenimos todos los eclécticos comodinos, huevones y hedonistas que mayoriteamos la blogósfera.
Sin embargo, en mis años universitarios (qué digo, secundarianos y preparatorianos también) y guíado más por una inclinación hormonal que por un argumento o convicción real, me di cuenta de que las chicas de izquierda eran más atractivas, más pensantes, más compartidas y, aunque algunas no se bañaran muy seguido, eso no era impedimento para la ansiedad de un guarro como yo. Fue el deseo de esa carne activista, beligerante, quejumbrosa, vengativa, sedienta de justicia y envuelta en consignas revolucionarias la que me hizo reparar de mi falta de compromiso político, y volver al redil de la izquierda.
Admítolo padre, la sociedad a veces me vale madres, pero las muchachas de izquierda excitan mi paladar y mis pocas neuronas tanto como ninguna. Soy un asco. Un inventor de clichés patéticos. Quizás no todas sean así. Pero las que rondaban mi círculo izquierdoso hace unos años se ajustan perfecto a estos lineamientos generales. Qué putín y condescendiente sueno. Padre, perdóname.
He sido, en los pocos meses de existencia de este blog, justificadamente amenazado de muerte, de putazos, de violacion con objetos punzocortantes y peor aun, de ser obligado a ver la transmisión simultánea de las exequias del papa mientras me alimentan de betabel, chayotes y otros platillos macrobióticos, mismos que me obligarán a deglutir con un rico licuado de nopal, al tiempo que me ponen gotitas de salsa de habanero en los ojos, con música de fondo de Rigo Tovar. Anónimos y anónimos, usando un lenguaje muy similar, me esperan día y noche en los panuchos de cochinita del mercado de medellín, todo para hacerme ver mi suerte. (aunque después del habanero no sé qué tanto pueda volver a ver)
Es por eso que, hoy que el último de esos anónimos, haciendo gala de su capacidad semántica y de su sentido del humor, ha decidido llamarme un "GRAN GRAN imbécil" (todo por decir que prefiero vivir en Cuba o Venezuela a recetarme este país de pendejos católicos del yunque, que le tienen miedo a un guey tan asimilado por el sistema como el buen López Obrador...y que siguen creyendo que en este país hay "paz" y "libertad" y "democracia") yo he también decidido tomar las riendas totalitarias de mi blogucho y empezar a arrinconar a estos insulsos en su habitat natural: un cagadero anónimo en forma de tagboard, para permitir solo a los miembros de blogger comentar en mis patéticos posts.
Todo sea para no atascar mi mail del vómito intolerante de estos paladines de la democracia, los derechos inalienables de las focas bebés, y el respetabilísimo e íntegro mundo cultural de México, entre otros universos donde solo habita el bien y los buenos y bonitos comandan las acciones.
Pecaré, nuevamente, de soberbia. Me volveré un asqueroso dictador de mi blog. Un Fidel Castro de mierda. Un Peje asesino de niños. Un comunistoide "populista": A todos los adultos mayores que me visiten, les prometo una erección al menos, salvo buen cobro y con acuse de recibo. A todas las quinceañeras, les será otorgada una revelación mística digna de la sagrada orden de Batio. Las futuras iniciativas de ley están en discusión. Se reciben propuestas.
Finalmente, hay que decir que muy pocos de los anónimos han posteado en alguna ocasión otra cosa distinta a sus vituperios dfe petatiux, del orden de cualquier escuela primaria rural federal. Insultillos chairos en lugar de contra-argumentos sabrosones. Eso me entristece. Extraño las discusiones de hace un par de meses, cuando los vástagos de la revista Replicante ponían sobre la mesa mejores y más apestosos quesos para cortar, al lado de excitantes amenazas de madrizas salvajes, mismas que hacían de mis estancias en los bares condeseros una verdadera aventura houdinesca.
Les dejo el último round de esta historia, a manera de despedida de los anónimos yunqueros:
Antecedentes:
Blog de plaqueta (nuevamente). Un post invitando al mitin de Lopez Obrador. Muchos bromeando, otros tomándolo en serio. Nada fuera de lo común.
De pronto, acaece ESTA LUMBRERA:
Uhmm. La calidad semántica se deja ver. Y la tendencia a las etiquetitas chaqueteras como "populista" y "comunista", dignas de un panfleto microbusero.
No pude más que contestar, en el mismo tono, lo que me salió del alma:
Xamiru said…
Uhm. no me molestaría vivir en Cuba. Tampoco le veo mayor pedo a vivir en Venezuela. (Nota, oh padre, como el llamado de la carne marxista-leninista sigue haciendo mella en mis ansias) Vivir en esta pocilga de ignorantes no es mucho mejor, como demuestra tu comentario tan "bien informado".
Por cierto, la etiquetita de "populista" es bastante superficial. Y por otro lado, no veo como un líder electo democráticamente puede ser "una amenaza para la paz y la libertad". (Si es que alguna de esas dos existen en nuestro país) (Me faltó decir la democracia, pero el pleonasmo hubiera sido más pendejo que el propio comentario al que se refiere)
El hambre es violencia. La pobreza es violencia. La desigualdad social es violencia. La estupidez (que ejemplificas perfectamente) es violencia.
No tendría pedos en vivir en un estado totalitario. Al menos los pendejos como tú estarían hechos carnitas, jabón u otros derivados humanoides.
Es curioso como la gente equipara la "paz" con el "no hacerla de pedo por nada, todo está bien, cállese y fórmese".
En fin, ya hasta ganas me están dando de matar pendejos. Mejor le paro.
Saludos
Ya me imaginaba lo que vendría. Se colgarían del comentario sarcástico del jabón y sus derivados, en rojo, en lugar de leer el comentario que me resultaba importante hacer, en verde.
Eso me pasa por no ser políticamente correcto y aguantarme las bromas de mal gusto, por no seguir la retórica puñetera de los lamehuevos. Chin. Será en la próxima vida.
Todo esto tuvo un final feliz. Alguien más (o el mismo autor) me dejó una nota profundísima en mi post anterior:
Prometo, padre, que meditaré profundamente acerca de esta súbita revelación.
Mientras tanto, los anónimos quedan relegados al cagadero. No vaya a ser que me digan "tontito, gran gran tontito" la próxima vez.
Salud.
Xamiru, lei tu comentario en el blog de plaqueta:
"No tendría pedos en vivir en un estado totalitario. Al menos los pendejos como tú estarían hechos carnitas, jabón u otros derivados humanoides."
No puedo decir más que eres un imbécil. Un GRAN GRAN imbécil