La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

febrero 06, 2005

Albert Pla de vuelta en México

Fue hace más de un año, lo recuerdo como si fuera ayer. Aunque quizá la historia debiera comenzar un par de años antes, cuando escuché por primera vez el album de Fonollosa de Albert Pla, gracias al fanatismo recalcitrante de un amigo español por su música indefinible y llena de deliciosas apologías de la perversión, el crimen y las drogas duras, suaves y confitadas.

Fue un largo tiempo el que me tomó encontrarle el gusto a sus canciones, que en un principio no me entraban, quizá porque la vocecita era demasiado delgada y dulzona, o porque no entendía bien si intentaban ser cursis o si lo eran involuntariamente (lo cual hubiera sido razón suficiente para detestarlas). Finalmente decidí que no me importaba entenderlas, y que me bastaba gozar de las imagenes nauseabundas y exquisitas que de ellas brotan como salpullido. Historias sobre la decadencia y la más apetecible locura.

Todas partiendo de la timidez sonora de la voz de este personaje, y llegando, invariablemente, a un climax violento digno de unas sabrosas puñaladas, a machete oxidado, en los lomos del establishment.

Una verdadera catarsis a la vena.

Sin embargo fui también largamente advertido sobre lo poco que conocía de Pla al conocer solo sus grabaciones y que en realidad el tipo valía más por su capacidad de recrear sus evangelios sobre el escenario que por las versiones comerciales que escuchaba frecuentemente.

- No conoces a Alberplá hasta que lo ves en medio del escenario, con su especie de túnica-casi-rastrojo medieval encima, las bolas saliéndosele por un lado, la guitarrita solitaria sobre un sillón y la misma voz chillante y violenta escurriéndose por las bocinas...


- Válgame - le decía - o de veras estás enamorado del guey o de plano debe ser una bestialidad de espectáculo.


Y como eran muy pocas mis esperanzas de que aquel desconocido pisara en algún momento nuestras tierras putrefactas, me resigné a simplemente escuchar los discos sin fincar mayores ilusiones. Y así fue por meses.

Hace poco más de un año, ahora sí, me topé por azares del destino con un par de renglones en nuestro pasquin zapatista favorito (La Jornada): Alicia MultiForo Rock: Perros de Neza el 26, Huestes NarcoSatánicas el 29, Conchas Pestilentes (desde Argentina) el 30, y por ahí, metido como si nada en el medio de su cartelera, Albert Pla, desde España, 31, 1 y 2.

Como colegiala prepúber, virginal y caliente, el corazón me retumbó cual si Ricky Martin hubiera salido de mi baño en cueros y agitado su viril macanita frente a mis ojos. Me resultaba imposible
comprender el cómo y a qué hora se le había ocurrido a alguien traer a este señor a nuestra apestosa ciudad, pero poco me importaba también. Y como esperando el cataclismo, pasaron lentitos los días, hasta que llegó la hora de ir, después de muchos de no pisar esos subterfugios, al apestoso MultiForo Alicia, que tantas horas-vuelo me había patrocinado en mis años pachecotes y preparatorianos.

Esa noche fui con dos grandiosos carnales a ver el chou. Uno, el mismo que había recomendado al Alber Pla y que como groupie sesentera (aunque algo más grande, gordo y barbón) susurraba todas las canciones al unísono con su ídolo. El otro, uno de los pocos cubanos callados y chingones que conozco, solo se reía conmigo con su risa muy particular, de esas que son estridentes pero que parece que son impostadas hacia dentro de la garganta y no pa-fuera, esas risas como estertor que se contagian. Y ahi los tres nos cagamos y nos cagamos de la risa, acompañados de un chingo de cerveza medio caliente y el humo "natural" del MultiForo hasta que Albert cantó su noveno reprise, y la banda punkichilanga se resignó a que había terminado la función.

En efecto el Albert Pla es un monstruo sobre las tablas. Los que mejor me conocen saben de mi total desprecio al "Arte Conceptual", los "performanceros", los "happenings" y las "instalaciones" en general, y más aun al que le tengo a los públicos y parásitos que asisten cotidianamente a este tipo de eventuchos. Como dicen los tijuanenses batianos, son todos una bola de culturosos wanna-be que quieren hacer de la mierda un espectáculo aromático-emocional de altos vuelos. Puras mamadas, pues.

Y digo todo esto porque el espectáculo de Pla es como lo que quieren y no pueden hacer nuestros culturosos contemporáneos. Es lo más parecido a un performance que me ha gustado y sin embargo, no pretende educar ni descubrir conceptos elevados y grandilocuentes. Es un poeta criminal que canta la sensibilidad más perversa y sutil que le brota de las fauces. Y consigo llevaba a un monstruo de la guitarra, Diego Cortes, que suena, sin exagerar, tan bien como los tres monstruos de la guitarra juntos (Paco de Lucia, DiMeola y McLaughlin). Eso y la putísima sencillez del maistro Pla, nos dejaron aquella noche de no se qué mes del 2002, en estado de gracia por varios días.

Lo mejor vino después. Siendo tan informal y pestilente como es, el Multiforo nos permitió quedarnos un buen rato más pendejeando después del chou. Muchos de los aturdidos escuchas se largaron al instante (pendejos, pendejos, triplemente pendejos) mientras que nosotros esperamos un rato, chela en mano, hasta que aparecieron las huestes. Sin mucha labor de convencimiento nos llevamos al buen Albert Pla y a su representante y amigo Pedro Páramo (así se llama, no me pregunten por qué), junto con unas fanáticas cuyo nombre nunca supe pero cuyos pechos engalanaron la velada por muchas horas, a un bar cerrado aquella noche pero del que, por circunstancias maravillosas, disponíamos de las llaves y de toda la cerveza que se nos pegara la gana beber entre amigos y sin bullicio. Y aunque de algún modo me sorprendió que Albert fuera tan tranqulito como aparentó ser aquella noche, en comparación con las historias de drogas duras que de él se cuentan, la pasamos de puta madre aquella noche. Bebimos hasta la imbecilidad con la estrella del chou, ni mandado a hacer.

Este año, Albert Pla se ha presentado ya en Tijuana, Monterrey y el D.F. En unos días parte para Guadalajara. Por lo que ven, parece que los tres miserables días en el Multiforo Alicia hace un año y medio le vinieron bien, pues alguien tuvo la sensatísima idea de traérselo para una gira más larga y sustanciosa. Y aunque otra vez me enteré por casualidad, no pude dejar de ir ésta noche, aunque fuera en el pomposo Teatro Helénico, y aunque costara más de lo que podía pagar.

Esta vez trajo consigo a Judit, que sale en el afiche en el lado izquierdo. Sí, la guapa, no los otros dos cabrones. Y aunque en apariencia sea una mujer desinhibida y extrovertida, resultó ser sonriente y silenciosa cuando saludé a la tropa en los camerinos. No solo eso, hace unos coros impresionantes, toca el teclado, el cajón, el clarinete y sabe Dios qué más. El año pasado no pudo venir porque los miserables mexicanos no le pagaban. Bendito Conaculta que sirves de algo.

En fin. En lugar de escribir este post debería estar bebiéndome unas chelas con estos buenos personajes, pero por desgracia no tengo mucho dinero en estos días y algunos de los susodichos culturosos andaban por ahi rondando a las estrellas, por lo que no me animé a invitarles por ahí. Será para el próximo chou.

Sirva el presente post de recomendación a los tres gatos que lo lean. Vean a Albert Pla y júzguenlo por ustedes mismos. Y aunque lo vean en un teatro, no sean tan malcogidos y griten un poco, que no es una pastorela y nadie les va a dar un manazo en el hocico.

Salud.








1 comentario:

Anónimo dijo...

hola! hace una semana conoci los videos de Pla y me quiero matar de no haberlo conocido hace un tiempo cuando vino a Argentina. Ademas me enamore de el... eso te queria escribir,,,no sabes si es hetero, si anda con minas, eso? yo creo q mas imposible no puede ser pq es medio autista, en eso no sera como los salames del rock,jaja.
perdon por la idiotez, eh
saludos!!!
anita-dice@hotmail.com