La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

agosto 21, 2006

Muñecas o historias

Llegan fines de semana en los que haces cosas inusuales, ves gente inusual, deambulas por la ciudad, masticándote la noche lentito, sin tanto alcohol como de costumbre, sin la ansiedad de colgarte de alguna espalda, y acontecen las dudas de siempre. Digamos, hace unos días, en una fiesta de condechis nuevos ricos, plagada de mujeres de cristal, intocables y absurdas, y sus contrapartes, perritos con olor a agua de colonia cuyo único propósito en la vida es acostarse con alguien para no aburrirse de sí mismos.
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¿Qué pasa con toda esa gente que vive y se desvive para ser deseada? Se pavonean como guacamayas en un rito de apareamiento, diciendo nada pero haciendo un ruido atroz y espantosamente aburrido. Siempre, frente a la cercanía de estos personajes, me siento aterradoramente lejos del mundo del que, paradójicamente, estoy cerca. Y me pregunto si existe alguno en el que se puede estar sin título nobiliario o pretensiones de grandeza, y al mismo tiempo, gozar de una compañía que pueda significar algo más que sexo epitelial o palabras de aserrín. Aserrín de pulquería, sin duda, depositario de la superficialidad más deprimente de todas.

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Toda esa gente que busca la comodidad a costa de sí misma me pone los pelos de punta. Yo prefiero las historias, las mujeres llenas de historias, los colegas llenos de ganas de contarlas o de hacerlas o de deshacerlas. Me cansan los cuentos de cuna que no irrumpen en mi cotidianidad y me ponen a vibrar en sintonía con los demás. Para qué contar una historia que ya todos se saben: el coche nuevo, el departamento y su terraza eterna, el yo bailo mejor que tú pero peor que ella, el diyei que señala a la gente desde su cabina, sin conocer a nadie, pero sintiendo que comulga con todos. Todo como un acto de validación colectiva, donde la gente importa porque esta junto a otra gente que cree que importa, y al que no le veo mayor chiste que quedarse a ver una película en la comodidad de la misantropía.

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Cada vez defino con mayor claridad el poco interés que tengo en una mujer que pase más de 30 minutos arreglándose para salir al cine o al reventón en turno, y que cuando camine por la calle se dedique a pescar miradas como si se tratara de su alimento cotidiano. Todas estas muñecas de cristal, estudiantitas de la ibero, intelectualillas de tocador, calderonistas reprimidas, que -para colmo- resultan ser en la cama como una pésima copia de película softporno de golden choice. Mujeres que no son historias ni quieren serlo. Que dicen buscar, ante todo, el amor pero cuyo concepto de tal cosa no sobrepasa el vocabulario natural del vanidades o el chilango.
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Y ni hablar. No seré uno de sus comparsas. Pajes de la metrosexualidad, esclavos de las apariencias y que creen que los decibeles o los bíceps equivalen a la inteligencia. Derechistas que se visten de openminds o niños bien que viven para tocarle las piernas a sus virreinas de paja. Somníferos. Carentes de historias, historias, historias.
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Ayer vi una película comercial pero que puede leerse desde muchos matices. La protagonista, un ser fantástico incrustado en una cotidianidad abrumadoramente gringa y aburrida, es una ninfa cuyo nombre es "Story" y es, a su vez, el centro de la trama. Un engendradora de nuevas tramas, una trama en sí misma. Una mujer idealizada, por la que vale la pena dejar de ser un gusarapo que se esclaviza a su hueva de existir o de cambiar o de dejarse de lamentar por la vida. La historia, que nunca deja de ser ella -desde el nivel fantástico- y los otros, los humanos mundanos que despiertan para asirse a las historias, a ella, y a su lugar en el mundo, juegan con la trama hasta un punto perfecto, donde el pequeño mundo de estos personajes no se realinea ni se recompone, pero sí ellos y sus motivos y sus porqués. Excelente metáfora para mirar un poco más hacia dentro y buscar una historia.
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Así es que, en un lunes al que le faltan muchas horas para dejarme en paz, renuncio a los maniquíes. No me interesan más los autómatas desfondados. Y no me importará, nunca más, volverme a reir, en la cara de un anfitrión hipócrita, de cómo tanta lana y tan preciosa maqueta resulta muy grande en manos de gente con tan poco sentido común. Repetidores de eslogans, descerebrados con poder, marionetas de la estupidez.

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Yo quiero una princesa; una historia; una mujer que quiera ser amada y deseada en intervalos breves, pero de intensidad telúrica. Con ganas. Y con ganas de reirse por reirse. Y de bailar por bailar. Y con ganas de desatar otra historia. Sin el spotlight colgándole por encima de la cabeza, sin facturas pendientes con la pretensión y el deber ser.

Es una lástima que todas las que conozco, por ahora, estén tan ocupadas. Pero no llevo prisa. No por los próximos 15 minutos. Luego vemos.


Salud!

10 comentarios:

Sandra L. Enriquez dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Sandra L. Enriquez dijo...

Fiuf! Prefiero ser fea que de cristal...

Silencio dijo...

Bueno pero de un hombre que se tarde 30 minutos exactos?

Jajaja bromeo.

Saludos.

Bueno por eso mismo ya no salgo.

Anónimo dijo...

No mames!, que CHINGON, CHINGON, CHINGON esta tu post, mis respetos, eres la super neta (a pesar, insisto, de tu izquierdismo pedorro, je!)

De verdad, te luciste k...

Anónimo dijo...

Ps luego no hay ningún cuento ad-hoc pa las princesas, puras novelas chafas.

Ágata Trementina dijo...

Debería yo guardar silencio, pero quiero dejar testimonio de que he vuelto por aqui, de que he leído y de que quizá tenga una opinión, pero aún no sé bien cuál es.

Priscila dijo...

Podria pensarse que a mi edad deberian preocuparme los antros de moda, lo que esta "in" o la cancion mas sonada. Pero no, me cansa vivir tambien rodeada de esos estereotipos y tener por compañeras a maniquies parlantes. Nunca he prentendido ser una de ellas, por lo que tratan de evitarme. Hay hombres tambien incluidos en este rango. Es tedioso. Excelente post.

Por cierto, ya no me has visitado. Saludos.

Junia Compostela dijo...

Lindo post... No hay nada mejor que ser uno mismo (para qué vivir en una "suciedad" fría, banal y apática que a final de cuentas, no te da de comer)...

¡Saludos!

P.D. ¡Tu Blog es sumamente bueno!

Unknown dijo...

No perderse en la jungla de cristal que nos hipnotiza a ratos con su mercadotecnia lacromosa y su falso romanticismo...

El qu busca ... encuentra.

Anónimo dijo...

Estoy apenas descubriendo tu blog, hasta ahora poca madre. Lo mejor de todo es que todavía no has perdido el piso, como algunas personas a veces suelen hacerlo en la blogsfera, eso al menos a mí me hace querer volver y volver a leerte hasta ahora.