La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

julio 12, 2008

Tan diferente y tan igual...

Lanzaba la pregunta, hace no mucho, cierto mosquito.

¿No te das hueva de ti mismo?

Y me cae que la pensé. A pesar de que fuera el mosquito -fake-
el que la hacía.

Y pues sí. Hay tanta gente que escribe mucho mejor que yo, que piensa mucho mejor que yo, que dice mucho mejor que yo, snif snif snif...

Hay tanta gente que no se pregunta nada.

Hay tanta gente que no quiere -siquiera- saber una chingada.

Podría sentirme mal. Seguro que podría. Aunque me valga madres.

***

Pero de repente, cuando más hueva tiene uno, de uno mismo, llega la metáfora.

Una llamada simple: Amigo, necesito jugar 36 horas de ajedrez con alguien.

Y el amigo cumple y llega.
Gana y continúa.

Pierde y -a regañadientes- sigue.
29-16 el primer día. 25-14 el segundo.

Y mañana: mañana el "desempance".

***
Y no hay pedo de nada. La vida se explica en cualquier lugar, bajo cualquier nivel, sabiendo nada pero mucho. Viéndolo todo pero con palabras suficientes para nada: No hay pedo.

Repito: No hay pedo.

***
Y pues bueno. Sí. Me leo -y me releo- y sí: hago una oración.

Una oración que no es plegaria.

Es -acaso- un vil enunciado.

Sujeto, defecto y proyecto: That's all.

Y sí: Podría decir que estoy cansado pero no.

No cuando dos dedos hacen rabiar una mujer que no era más que un temor y temblor.

No cuando yo mismo me reduzco a casi nada,
y conmigo hago lo mismo que con lo que casi todos

tienen qué decir.

No será por mí que nadie te escuche: Estoy tan sordo como cualquiera.

***

Luego, la verdadera pregunta:

¿No te das hueva a ti mismo?

Y entonces recapitulo sobre mí mismo, y con toda seguridad me digo que NO.

Que sí hay una nueva historia sobre cada nueva historia.

Que sí digo porque quiero decir, y no porque el mundo se empeñe en que diga:

Hace mucho que ese tiempo se acabó.

***

Mujeres que podrían haberme parecido odiosas.

Historias que podría haber guardado en el baúl de lo que no me importa.

Partidas de ajedrez que habrían podido ser iguales,
pero que no lo fueron (nunca lo son).

Todo por obra y voluntad de permitir la sorpresa.

La partida de ajedrez involucra una posición inicial: la vida.
Jugarla, involucra un compromiso esencial: saber perder opciones.

Ganarla, involucra una realidad que pocos saben: Recordad, para no repetir.

***

Y cuando permites la sorpresa, ¿qué crees? Sorpresa.

El mundo deja de ser estereotipo
y se convierte en laberinto.

Y los laberintos, querida neurosis mía, son algo de lo que más te gusta.

No te hagas.
Ni siquiera trates de escapar.

***

Dale. Búscate tu Ariadna y tu Minotauro.
Go get them, boy.
Just remember: you gotta shine on, you crazy diamond.

Para prevalecer, hay que cantar. Y para cantar, hay que querer.

Querer seguir vivo, o quere a alguien.

No importa.

Tú sólo "shine on, you crazy diamond..."

**

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En función de las ganas, de la imaginación, este mundo puede ser siempre una mierda o el más excepcional de los viajes. Pero no siempre hay ganas, no siempre se tienen alas, y sólo muy a veces se puede ser dios.

Lucho dijo...

-Gente que escribe mejor que yo.

-¿quieres ser escritor?

-eso eres.

AntiNeo dijo...

Vidas paralelas, universos paralelos, existencias unidas por el hilo de la vida, en otros planos en otras ciudades en otros lugares...

Aveces solia pensar que era solamente mi mente inquieta que se se formulaba tales preguntas, y ahora puedo ver que existe muchas personas que como tu y como yo tenemos similitudes al custionarnos sobre la vida...

Continua tu labor literaria...