La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

marzo 29, 2006

Deja Vu

La vida está llena de ellos. A veces cuando vemos pasar un gato al lado de una fuente al lado de una flor, por sobre el pavimento. A veces cuando estornudamos de tal o cual modo. A veces sin decir ni ver ni oir nada. La mente registra un momento y lo equipara con otro y lo presiente como parte de lo ya vivido. Explicaciones abundan.

Dicen los científicos (entre muchas de sus pendejadas) que se trata de un pedo ocular. El ojo izquierdo y su respectivo nervio óptico actúa asincrónicamente con respecto al ojo derecho y entonces, shazzam, el deja vu habita nuestra cabeza. Creíble, sistemático, aburrido, luego entonces quizás pendejo.

Y los metafísicos (metapendejos por lo regular también) opinan que se trata de vidas previas, aprendizajes, errores en el código de la matrix, vivencias previamente construídas por nuestra cabeza. Insuperable montón de mamadas, pues. Peor que la política: Aquí sí no hay a quién recurrir en busca de utopías.

Yo, me myself, I, miguelito, prescindo arteramente de cualquier explicación. ME dejo de compulsiones y me dedico sencillamente a vivirlos. Deja Vu, Deja Vu -me digo-. Y luego continúo cagándola sin verguenza. ¿Quién podría culparme de ser una veleta emocional si lo soy con suficiente honestidad?

Lo de siempre duele como nunca. La sensatez trazando las fronteras del amor y el atrevimiento: Mi deja vu máximo se desnuda mientras me vuelven a preguntar cosas como ¿Por qué me amas y me llevas al infinito para después devolverme a las cloacas de la realidad? ¿Por qué no puedes mantener la nota, el tono, el aliento subido al punto de nunca volver del idilio y el clímax?

Respondo que no sé. Apelo al deja vu. Afirmo que me lo han dicho muchas veces y que no tengo réplica certera para ello. Y luego reconsidero: ¿Qué no el amor supone una paciente y fugaz vuelta por las laderas cochambrosas de las nubes? ¿Qué no se trata de mirar, un ratito nomás, mientras se aspira el aroma de lo perfecto? ¿Si te amara siempre, si todo el día retozáramos sobre las nubes, cómo podrías distinguir mi amor de la podredumbre de la vida? ¿O mi amor del de otros? ¿O mi vigilia de mi letargo apestoso y funesto?

Repito, a manera de deja vu y a ocho voces: Sólo puedo amar por lapsos y no por eternidades. Pero puedo amar fuerte. Puedo amar bien mientras parpadeas y te dejas amar. No más.

Y sí puedo estar. Puedo quedarme. Puedo amarte sólo a ti, sólo a cualquiera, sólo a nadie también. Una única condición: Dejémonos dormir a ratos, respetemos el ensueño ajeno, vacilemos libremente desde la cresta hasta el valle de las dudas y los arrepentimientos. Y claro, amémonos otra vez luego.

Alguien dijo llueve. Llovamos.

6 comentarios:

hugo dijo...

disfruto mucho este maravilloso texto. a mi como que se ma hace que te andas puliendo, verdad? bravo por ello. ciao

Mar dijo...

a mí nomás me dijo que sí, pero no me dijo cuando. chale. ni pets.

Silencio dijo...

No se me vale el deja vú, al contrario me suena a que me he vuelto tan aburrido que cosas pasadas son reinterpretadas por mi cabecita... nel mejor pinche gato lo atropello y si se me aparece Neo, me lo tiro dos veces y que juegue al deja vú él.

Mar dijo...

jaja, genial, Silencito, imagínate tener deja vú al estar en la cama con alguien, jojojo. unwam, dice la cosa esta.

Sólo Soy Un Ojo dijo...

Ya Borges dijo algo bien cierto: La eternidad es la simultaneidad y lucida posesión de todos los instantes del tiempo.

Saludos

Anónimo dijo...

O sea, eres eyaculador precoz?