Poniéndose cronista, habría que admitirlo. Y poniéndose necio, también: Todo este acto -impostergable y necio- que resulta del contemplar lo que otros dicen, acaba siendo una necedad casi narcisista. Escuchamos, de algún modo, porque quisiéramos decir. Apreciamos, ciertamente, porque de algún modo consideramos que nosotros mismos y nadie más, podría decir lo que se nos es dicho. Mentirosos-comodinos, please, abstenerse de pensar.
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Y sí, es real: De algún modo todos miramos para luego mirarnos. Y oímos para quizás oírnos. Y hasta medio olemos para ver si logramos olisquearnos: No existe such thing as un remedio. Estamos perdidamente perdidos.
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Claro: Sabemos caer. Caemos sin mapa y sin ayuda. Y so fucking what? Finalmente resultamos estar todos arrojados sin remedio. So what? Qué tiene de malo? Déjennos dormir. Déjennos caer. Déjennos molestar.
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Y moléstense quienes lo merezcan. So what?
La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.
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4 comentarios:
Mentolados, gracias.
jaja, que violencia! me gusta mirar, oir, oler, oh si.
Yo solo entré para decirte que tienes los ojos más bonitos que he cibervisto..
:D
eeh, esa boxita qué onda. srxlfnhm, qué duro.
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