La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

junio 07, 2006

Del acto de bloguear en el aqui y el ahora.

De pronto resulta que el blog también tiene sus reglas, ´subjuegos´y limitantes: Ni es un lugar donde uno pueda hablar de sí mismo tal y como es, ni tampoco vale la pena contar un cuento de uno mismo, y regodearse mientras tanto.

No sirve siempre y cuando uno no quiera jugar ambos juegos. Es decir: el blog sirve para obtener carretadas de silencio cuando uno quiere habitarlo con su propia complejidad. Quienes leen algo así, pocas veces reparan en responder algo, lo que sea. Y a su vez, el blog también sirve para agenciarse carretadas de alharaca, léase: decenas y decenas de comments prescindibles en su mayoría, pues. Todo a través de ser un personaje que resulta cómodo, y serlo a cuentagotas.

En ambos casos los motivos para ´bloguear´son dudosos y ciertamente lejanos a lo intrínseco: O se bloguea para exhibirse o se bloguea para esconderse exhibiéndose metamórfica y pensadamente. Y ambos casos son igual de lejanos a la espontaneidad que idealmente supone el acto de ´bloguear´humanamente. Son, los dos, extremos diametralmente opuestos de la aproximación social/virtual a la que el mundo tecnológico-global permite acceder a la clase media y superior. O lo que es lo mismo: El blog resulta un espacio medianamente accesible de interacción humana, donde esos ´privilegiados´que pueden y deciden construirlo, demuestran cuán sana o enferma está la sociedad que viven y las formas que para interactuar en ella utilizan. Pocos escapan a la tentación histriónica de los extremos (exhibirse o exhibirse pretendiendo que no). Muy pocos, además, persisten en el ejercicio que supone vivir el ´blog´sin transitar a la autoficción que resulta de ambas posturas. Vivirlo sin edición: vivirlo siendo.

Todo lo anterior guarda una reflexión que pretende ser honesta y profunda sobre el fenómeno del ´blog´en México. No asume el que yo, como portavoz de la misma, me crea libre y ajeno a estas trampas internáuticas tan recientes. Yo me asumo partícipe del engaño, pero también testigo de su detección, asimilación y aniquilamiento. Prueba de ello es que hoy escribo esto que escribo, mientras dudo seriamente que más de unos pocos lo lean y tomen en serio. Me limito a capturar las ideas que me atacan, esta madrugada, y luego las coloco lo mejor que puedo, letra tras letra, frase tras frase. Escatimo el interés que pudiera tener en una respuesta. No: no pretendo revolcar nuevas discusiones. Nada de eso. Humildemente capturo y reproduzco, para luego volver a la necia necesidad de dormir para ser productivo mañana.

Me ´publico´(hágome público) pero sin ansiar miradas complacientes o éxito convincente. Expongo ideas que, finalmente, no son mías: Son ellas mismas cayendo en mi red fortuita que transita por ahí, casualmente. Y luego descanso. Me siento bien por decir lo dicho. Luego pienso que quizá me sentiré mal por eso mismo mañana. Y luego trasciendo, busco el punto final de mi confesión, y lo coloco.

(y guardando todo lo que aún se me queda por decir, claudico. Prosigo. Me duermo.)

9 comentarios:

hugo dijo...

pues yo siempre te leo, porque me gusta cómo escribes, y ya. ah, porque me caes bien tambien, aunque no llegues tempra.

cosaensi dijo...

pues yo tambien siempre te leo, porque capturas y reproduces muy bien. gracias.

Silencio dijo...

Vaya se nos acabó la política, aunque hijos bueno no creo que deba tomarse esto del blog tan en serio, ni analizarlo, ni discutirlo, total jamas se llega a ningún lado, lo que me parece muy mamerto es cuando alguien se vuelve experto en blogs, chale, eso si da hueva.

Salud

Mar dijo...

Uy, la reflexión que me habría gustado escribir, pero me hubiera salido sentimental, ni modo. Bien, aunque me gustaría discutirlo lueguito, ¿va?

Anónimo dijo...

Emmmm, se puede bloguear y tambien hacer filosofia. Me parece que el hecho este es como el antiguo parase en la plaza y empezar a conversar en voz alta: atraer un corro, perder otro. Solo que desde la comodidad del teclado y -por supuesto- detras de la pantalla. Lo más que te puede caer es un troll y lo más que puedes hacer es suprimirlo.
Hay un núcleo central de ideas que cambian lentamente, y otras que se van modificando conforme pasan los días.
Un día puedes estar muy exhibido y otros demasiado introspectivo. Tranquilo, que para todo hay lectores. Una época te pueden leeer en mancha y otras te dejan más solo que un perro con caracha. Si ansías la popularidad tienes que trabajar duro y hacer concesiones (sino pregúntale a Shakira). Si sólo quieres fluir, entonces no hay problema.
A ratos una situación política o religiosa te hará sacar trapos viejos y sucios. O quizás defender íntimas convicciones.
A ratos yo te podré leer y otros me parecerás insoportable. Quizás quieras socializar tus penas y preocupaciones. O animar a alguien que no se tire del puente. Es como una oscilación perpetua, y mientras tanto, escribes nomás.
Ya no te aburro ni me aburro, me voy a comer algo, y no regreso.

Jorge I. Figueroa F. dijo...

Que cary
¿quien dice que hay reglas para el blog? (aunque sean no escritas)
Uno es libre de bloggear como quiera y para quien quiera y cuando y sobre lo que quiera.

Si muchas personas no comentan ,pero leen es una muy buena o una muy mala noticia, todo depende de si es un tema que quisieras fuera muy debatido.

Animo

Nebe Gebhardt dijo...

Muy buen post a mi juicio...aunque se siente incompleto, quizá debido al sueño que te ganó.

Saludos

Sólo Soy Un Ojo dijo...

Creo que se pierde cierta espontaneidad con los blogs, mas bien en el acto de postear, pero igual y es una manera de apreciar como el hombre a través de diversos recursos, suple el estatismo al momento de describir y describirse.
Parece que han regresado tus musas inspiradoras y que bueno.
Saludos.

José Luis Puente dijo...

Felicidades, eres un escritor nato a mi parecer, me gustó mucho tu blog, sigue así compañero... diría bloggero pero me gustaría que hubiera una palabra en español para referirsele a ese acto y que no fuera un anglicismo u_u en fin, el blog esta para expresarse como una mentada de madre, sin restricciones.