La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

julio 26, 2007

Las olas...las putas olas.

A la memoria de Aura Estrada Curiel, querida amiga, muerta a manos del mar el 24 de Julio de 2007. (y con una gran disculpa por la evidente falta de acentos, cortesia de una mac indescifrable)



Estoy en el aeropuerto de Huatulco, esperando el avion que me regresara hasta tu cuerpo muerto, en una caja abierta, en una funeraria en la que decenas seguro te estaran llorando. Vine a recoger tus cosas. Las de Frank. Las de Fabiola. Todo lo que se quedo en una instantanea casi terrorifica en esa casa de Mazunte en la que pasaste el ultimo dia de tu vida. Era, ciertamente, una casa hermosa. Y un hermoso lugar. No lo conocia. Me hubiera gustado estar aqui contigo, con ustedes. Tal vez nada habria pasado, o tal vez, como dicen los taxistas y las ninias que siguen muy impresionadas con tu muerte, tal vez hubiera pasado de todos modos. En tu casa de Mexico. En Nueva York. En una escalera. En la regadera. Quien sabe.

Las olas te llevaron. Y yo que siempre he hablado del mar con amor, hoy siento que lo detesto. Que quisiera verlo seco y destruido por la erosion y el calentamiento global. Que quisiera, como me dijeron antes de venir, que el mar realmente hubiera hecho caso a las mentadas de madre que le lance ayer por la noche, despues de empacar tus maletas, y que ese mismo mar, ese puto mar no me escuche las solemnes despedidas que tu madre me pidio que le diera de tu parte. Puto mar. Putas olas. Como pudieron arrancarte de nosotros.

Te fuiste como Alfonsina, como Virginia Woolf. Te fuiste gracias a un beso del mar. Un beso quizas muy rabioso, quizas muy mordelon, quizas demasiado fuerte. Te fuiste muy antes de tiempo, querida Aura, y vamos a extraniarte mucho. El amiguito de Hemingway, ese puto mar, el adorado y temeroso oceano mar de Baricco, ese mar, el de la Woolf, el de sus olas, te llevo como a los grandes. Y lo eras. Eras una mujer juguetona y hermosa. Una gran mujer de 30 anios que se tropezo con la ola equivocada y nos dejo temblando. Aunque quizas te fuiste feliz.

Amabas el mar, amabas Oaxaca, amabas este oceano lleno de buenas memorias, ventanillas, JB's, Fabiolas, cervezas y mezcales tras largas conversaciones, algunas rudas y otras hermosas y ligeras, como tu. Tan mar como polimorfa. Sonriente y rabiosa. Una mujer llena de palabras. Una mujer llena de risas y de tacos del Califa y de sonrientes cervezas y de noches de fiesta salvaje en el centro o en la condesa o en donde fuera. Porque eras siempre la misma donde quiera que fueses.

No caben mas palabras para explicar el sinsentido. El absurdo de la muerte, otra vez, abrumandonos un verano que de por si ya habia empezado bastante mal. Por una u otra razon siguen desapareciendo mis amigas, mis hermanas, las personas. Sigue empecinada la muerte en chingarnos la existencia fuera de tiempo. Llevandose a los mejores, dejandonos aqui a los mas pendejos. Que tristeza, Aura. Vamos a extraniarte mucho.

Pero seremos fuertes. Voy en camino. Aqui vine solo por tus maletas, y a dejarle un escupitajo a este paraiso en el que el absurdo decidio robarse tu vida. Unas patadas en el suelo. Unos honestos intentos por desahogar esta tristeza que solo aqui, lejos de Frank y de Fabiola y de tu madre, puedo libremente dejar fluir sin que ellos me vean. Porque para ellos soy el fuerte. El que vino por todo lo que dejaron atras en su carrera por salvarte la vida. El que nunca llora.


Pero si lloro. Ahora mismo estoy sentado con un nudo atroz en el cogote, esperando a que el avion despegue y entonces pueda echar otro vistazo en el cielo para comprobar que dios no existe y que no estas por ahi flotando, esperando que nos despidamos de beso, o sufriendo por haberte ido. Voy a mirar el cielo y encontrarlo vacio, y ahi, a 35000 pies de altura, como en el vuelo de venida, voy a poder llorar libremente y a cantaros. Una vez mas.

Luego dejare de escribirte como si me leyeras. Luego me pondre fuerte otra vez y bajare del avion para llevarme las 9 maletas hasta algun lugar donde pueda quitarme esta ropa sudorosa, la misma con la que sali del hospital en el que terminaste de morir, y ponerme otra sobre la cual puedan llorar tu hermana, tu madre, tu marido y tus amigos.

Y luego me marchare a mi casa. A mi cama vacia. A mi otra desesperacion y a mis otras anioranzas. Y pensare en toda la gente que se ha ido en tan poco tiempo. Y pensare en la que aun me queda.


Y me quedare dormido.



Prometo escribirte algo mas decente, pronto. Ahora mismo me faltan las fuerzas.

julio 15, 2007

Hoy vi a la enfermera más guapa del mundo...

Pero eso vale madres.

Lo verdaderamente importante es que, bajo el mandato panista, los números que tanto aprecian los supuestos "intelectuales calderonistas" (léase, Kakin Fonseca y Chespirito) van como sigue:


http://www.eluniversal.com.mx/primera/29259.html




México pasó del lugar 9 al oprobioso sitio 15 entre las economías mundiales.


¿No que muy capaces? ¿No se supone que ustedes "saben cómo hacerlo"?


Ay, perdón. Me confundí de eslogan por unos 15 años. Pero la última vez que revisé, Calderón había estudiado en Harvard y Fox también.





Aaaaaaay, chiquiiiiiitos. Hasta ternura me dan.





Qué bonito es ser tercer mundista, caray.

julio 11, 2007

Sobre los "atentados" del EPR y la industria del miedo...

Para el regocijo de niños y niñas y para estimular el hígado de mi fan pendejete favorito (el mismo que firma como jorge garralda, el pelon de tepito, brozo, john laroche y cualquier mamada que se le ocurre para seguir alimentando mi ego y mi contador -gracias-) les regalo un pequeño post político en referencia a los nada nuevos terroristas del EPR y a las reacciones que -obviamente- no se hicieron esperar.


Si ya sabemos que la IP y la iglesia están preocupadísimas por la seguridad. Por eso no contratan guardias en sus bancos y lloran porque el gobierno no se los proporciona. Y por eso guardan las fortunas de los narcos en lindas y productivas cuentas. En fin. Aquí las notas a las que hago referencia. Para aquellos que no creen que vamos en camino a convertirnos en un remedo chaqueto de los gringos y su presidente ("el superman contra los evil-doers"). Claro, es chaqueto porque aquí los sueldos son de risa y a los fundamentalistas les valemos madre. Por eso hay que inventar nuevos y mmejores enemigos. Qué tal las marchas y sus "asesinos irresponsables" (los mismos que mataron a "Juan" (?) muajajaja, qué ridículez). En fin, antes de que alguien estrelle un avioncito de control remoto contra el castillo de chapultepec, los dejo con el verdadero post y con los links a las notas más ridículas que he leído en "muchos tiempos".


Groseros, violentos, horribles, tontos irresponsables que se "manifiestan irresponsablemente". (No cabe duda que la manipulación semiológica en este país está cabrona. usan el lenguaje como un papel de bañop pa embarrarle su caca) : http://www.eluniversal.com.mx/notas/436409.html


México siempre fiel (a llevar agua a su molino) "Sólo la razón y el amor son medios para resolver nuestras diferencias" (jojojojojo, cuéntenselo a los indígenas que se siguen muriendo de hambre y que recibieron a Cristo a chingadazos): http://www.eluniversal.com.mx/notas/436374.html


Estos violentos horribles, irresponsables que no saben lo que es hacer política limpiamente y recurren a la violencia (como los soldados violadores, o los matones, o los chinos millonarios que sueltan la sopa won-ton): http://www.eluniversal.com.mx/notas/436359.html




Alguien la está preparando buena en México.


Por mi parte, les dejo mis impresiones en este post.

Espero que lo disfruten o se retuerzan del asco.


Salud!

julio 05, 2007

Amor y odio.

Post político aquí.

Por muchos meses me he encontrado carente de cualesquiera reputísimas ganas de escribir y/o seguir narrando mi vida en este lugar. Mes tras mes cada idea me sigue pareciendo prescindible y estéril, al punto de que incluso comulgo con mi cotidiano detractor en lo que se refiere a lo poco que importa el que diga lo que digo. No más.

Hoy tengo que confesar, y para ello tengo que apegarme a la "necesidad confesional del hombre occidental" (concepto que leí esta mañana y que me pareció por demás pertinente y cierto), y -para ello- ahora que, otra vez, me decido a confesar, tengo que hacerlo bien y de buenas. ¿Y por eso, necio, me pregunto: Cuándo mejor que ahora?

Confesaré, entonces. Admitiré lo que ya otros han evidenciado como inexpugnable y dejaré de hacerme partícipe y pendejo de la simulación de lo contrario. Hablaré, pues, de cómo la gente suele odiarme o adorarme, la misma cosa, la mera neta, y que pasa siempre y cada vez. Juro que no es narcisismo, del malo o del bueno. Simplemente así sucede.

Y es que eso sigue sorprendiéndome. Siempre y en cada oportunidad. Y es que también he de admitir que tan sólo apenas hace pocas noches fue que aquella realidad alcanzó a -realmente- colarse entre mis nociones de la vida cotidiana.


Porque sí. Porque la neta es que desde que tengo noción, la gente suele amarme o despreciarme, pero nunca lo contrario. No soy de esos seres casi prescindibles a los que la gente ubica en un justo medio. A mí, por lo regular, me odian o me quieren. Y yo, igualmente regular, casi siempre hago lo mismo. Y disfruto siempre del gran juego que me brindan los extremos de la vida: sublime o asqueroso. Notable o pendejísimo. Entero o en pedazos.

Y cuando más lo creía una característica única y propia de mi vida virtual, más han llegado los detractores fantasmagñoricos a empujar su desprecio frente a mi cara. Ya no es sólo una cuestión de amar o ser amado. Ya hasta los que no me conocen (realmente), se toman las libertades de escupir sus improperios, in a daily basis, o sea, diariamente, y persisten bien jocosos y apestando este despreocupado pedacito de autocomplacencia que, libremente, resulta ser mi blog. Y muy a su pesar, les sigo disfrutando (sí, a ellos). Y siguen alimentándome sus atenciones obsesivas y sus tristes anhelos. Y siempre prosigo con mi vida, de buenas a primeras. Y siempre sigo contemplando esa vida, la misma y la mismita. La que desde aquellos dos extremos he contemplado por siempre. La vida en la balanza. La vida bella y sin desesperanza.


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Adórame, sí, y si no, ódiame. Pero nunca te quedes callado. Prescinde de prescindir y regálame una reacción. Vuélvete reaccionario. Y luego date las gracias a ti mismo, que yo, por mi parte, ya te las estoy dando (las gracias, y nada más).

En menos de un año hoy me siento complacido y satisfecho por las dos grandes parejas que presenté entre sí hace unos cuantos pocos años. Una, hoy, está a sólo cuatro meses de parir a su primer hijo. La otra, igual de buena, está aún debatiéndose entre procrear o escaparse del mundo. Y sé muy bien en qué terminará la cosa. Maravilloso alivio. Tan bueno que es capaz de soportar cualquier rebeldía.

Y entonces sí: ámenme y si no, ódienme. Estoy preparado para lo que sea. Llevo estándolo desde siempre. Toda la vida me he cimbrado frente a lo hermoso, al tiempo que me revuelto frente a lo catastrófico. No me hace falta validación. Esa ya la tengo. Y la tengo gracias a que no requiero risas ni tampoco vómitos. Yo sí estoy aquí. Y en el aquí están siempre los que quieren estar aquí, conmigo. Y los que no, pues no.


Y que el amor pinte siempre el impoluto reino de las debacles.


Y más nada.


XDDDDDD

au-to-com-pla-cien-te

Sustantivo compuesto. A ver si lo entienden:

autocomplaciente, hermano casi gemelo de autoindulgente. Primo hermano mexicano de self indulgent. Primo segundo pero casi primero de autocompasivo.

Definición:

autocomplaciente: Masturbatorio. Tramposo. Vil. Que sólo se complace a sí mismo. Que no le importan nada los demás. Que poco le menoscaban las demostraciones de desprecio.


Traducción:

Cada "pendejooooo" que me dejan medio sembrado entre los comentarios del blog a mí me supone casi una caricia. Entre "pendejoooo" y "pendejoo" disfruto ser el leit motiv de cualquiera. Y más aún de cualquiera que no tiene nada que hacer. Bendigo, pues, esas despreciables alabanzas.



Y que siga la fiesta.

julio 02, 2007

Descártes-e (versión e-commerce)

Sólo falta ponerse a pensar un segundo. Es más: incluso un poco menos. Centésimas relampagueantes sobre las alfombras del tiempo son las únicas invitadas obligatorias para poder bailar la danza de la sorpresa.

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¿Es la comprensión una truculenta asunción de debilidad o es acaso una extraña veneración de la fortaleza? ¿Se trata de una frontera notoriamente humana y patética o es, por el contrario, el mismísimo centro del gran círculo perfecto que nos conecta con los dioses? ¿Debiéramos claudicar nuestros vanísimos esfuerzos en pos del entendimiento o sencillamente seguir el camino paralelamente opuesto y entonces maravillarnos, sí, embelesarnos –pues- con lo mucho que nuestros ojos de hule sí son capaces de ver?

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Como cada tanto tiempo, me descubro despojado y carente de una buena respuesta a esas, las mismas interrogantes de siempre. Y es que, a pesar de ser capaz de reescribirlas y reinventarlas de una forma cada vez más precisa, o tal vez barroca, o quizás más tramposa y sofisticada, sigo siendo el mismo enano incapaz de responderse a sí mismo que siempre he sido. Soy un estéril esclavo de preguntas que se desenvuelven y se desdoblan en un vértigo asombroso, pero que acaban siempre imbéciles y paralíticas. Posadas como una mosca enjuta sobre las nalgas de un jamelgo que tan sólo agita la cola para luego mascar. Mascar y mascar y remascar una y otra vez la pastura idiota que lo redime del peligro.

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Porque el peligro se esconde detrás de cada palabra. El peligro está ahí, encaramado y al acecho, dispuesto a la yugular como ningunos otros dientes lo están en el centro de la vida. El peligro espera aquí y en todas partes, ubicuo y certero, adormilado a veces –sí- pero siempre –siempre- pertinaz. Pertinaz como una lluvia muda y sin torrentes que tan sólo espera y continúa esperando. Y que luego llueve odiosa y eficazmente sobre todo lo que toca. Llueve, sí, sobre todo lo que toca, y llueve rápido. Llueve tan pronto como escucha las palabras mágicas, las preguntas mágicas, el hechizo mismo. Y entonces yo me ahogo en los goteros del peligro. Y sucumbo al pánico. Y me vuelvo sobre mis pasos, derrotado. Incapaz. Sin ninguna otra respuesta que el sinfónico golpeteo que esa lluvia de terror transcribe en mí y en mi destino. Anonadado y algunas veces dichoso, caigo vil, vil presa. Y me devuelvo a mi cubil siempre bien dispuesto. Atolondrado de adjetivos nuevos y palabras frescas. Preguntas de cultivo para la próxima pesca. Carnadas que por un momento se creen respuestas pero que luego fallan. Fracasan y se suman –nuevamente- a las filas de la duda y de la ausencia. Y comienza el baile desde arriba. Y desde el primer compás se vuelve a tocar la pieza. Esta vez no es un vals. Hoy se trata de guitarras y violencia. Aquí vamos de nuevo…

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¿Cuántas veces llega el fin de la misma partitura, hasta que el loco se da cuenta? ¿Será que todo es un gran juego sin sentido? ¿Podrá dejarse de jugar sin estar muerto? ¿Habrá algún modo de escapar de esta gran rueda? ¿Podría alguien, tan sólo, alcanzarme la pijama y sentarse aquí, al lado mío, y reírse conmigo mientras la vida se revuelca?

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Ahora sé porque es que extraño haber sido un niño. Y porqué añoro los crayones, las hojas sueltas, el balón y a los amigos, las tardes o los días de niñas dóciles y sus faldas y sus trenzas. Ahora entiendo de ese amor y de esas piernas que no pedían nada. Ahora sé porqué anidarse en el presente valía tanto más que estar perdido en ser sólo uno, y uno nada más, y cómo es que eso me hace esclavo del futuro, del pasado y, por ende, del hacer siempre las cuentas. Uno más uno: Dos. Menos uno: Uno. Más nada.

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¿Y qué es lo que soy sin un hambre y una boca? ¿Y a dónde llego si no sé si voy o si me lleva la chingada? ¿Y dónde estoy si no es contigo, si no es conmigo, si no es el mar o no es su hermana marejada? Tengo frío.

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Y es que yo añoro abandonarme ante la duda. Añoro no querer saber de nada, y luego preguntármelo todo. Y es que añoro no respuestas, sólo cánticos y calma. Una espalda, una frente, unas horas de zozobra sin preguntas, un tiempo de mordidas que no requieran diccionarios ni mapas ni apellidos ni dentelladas ni designios.

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Quiero, como diría John Laroche en la boca de Chris Cooper, en las letras de Charlie Kaufmann, en la mano mágica de Spike Jonze, estar tranquilamente y deambulando por la vida, y sorprenderme con la orilla de la carretera, donde estás tú, y tu mirada, y tu pulgar levantado esperando al asesino del camino, el viejo rider on the storm, y poder mirarte a los ojos y decir, simplemente: Eres tú. Y que digas: Soy yo. Y tú también eres tú. Y que luego nomás somos.

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- Si te esfuerzas sólo un poquito, puedes sentir como que el viento te rompe.
- ¿De verdad?
- Te lo juro. Mírame. Me estoy rompiendo.
- Llévame contigo. Rompámonos.
- Te llevo. Pero sólo si cierras los ojos.

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Y cuando los ojos se cierran, habémonos todos rotos. Rotos, descuartizados, desparramados sobre el camino. Pero siempre –siempre- en paz.