La linea que separa a un valiente de un cobarde está trazada con cinismo.

abril 14, 2005

Ni pedo. Chingue a su madre la democracia.

Veo que no hay chance ponerme íntimo todavía. Apenas dos se atreven y contestan mis peores temblores. Uno que no me conoce, pero que vaya que me entiende.

Otra es la que más me conoce, y sin aprovecharse de ello, me cagotea herméticamente, pa que nadie la entienda.

La cosa es que no hay chance de ponerme denso. Nadie retroalimenta mi densidad. Todo el mundo le saca y prosigue con su predecible discurso. No los culpo. El anterior era un post demasiado peligroso. Menos mal que pasó desapercibido.


Ahora que ya no hay pedo, diré con toda claridad: CHINGUE A SU MADRE LA DEMOCRACIA. ¿Pero quién chingados inventó la mamada esa? Y no me salgan con historicidades pendejas. Que a nadie se le ocurra decir que el pobre imbécil de Demócrito salió con semejante pendejada. Históricamente podrá ser correcto, pero vaya que vivencialmente resulta muy pendejo pensar que los pobre griegos tuvieron algo que ver con lo jodido que está el mundo hoy en día. Ni madres. No me compro ese avión tan mamerto.

Habrá quien recuerde la democracia griega. De eso estoy seguro. Por desgracia, todos aquellos que tengan los huevos de mencionarla, fallarán en recordar que la Atenas Demócrata de sus chaquetas mentales era muy distinta a la gringolandia donde Bush ganó hace apenas unos meses.
La "demócrata" Atenas era un sitio donde solo los "ciudadanos notables" tenían derecho a pendejear duramente. Nada de orates. Nada de radicales mamavergas de la beligerante Creta. Puro "vergudo" selecto. Sin pie para las posibles desfachateces. La pura y dura crema y nata de la chingonería ateniense.

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Alguien tuvo una idea muy pendeja entonces:"Todos los ciudadanos debieran tener derecho a elegir". Y peor aun: "todos los que padecieran (vivieran) el Atenas de entonces, estaban en su derecho de llamarse ciudadanos". Así fue cómo empezó la catástrofe. Alguien (y seguramente algún sofista como yo), tuvo la brillante idea de pensar en "la mayoría" como algo digno de tomar decisiones.

Y de ahí que pendejos como Bush se escuden en dichas "mayorías" para darle en la madre al mundo. Y claro, cualquier politólogo (o historiador) pudiera decir que ha sucedido mucho más que todo esto que digo, mientras tanto. Desgraciadamente, lo cierto es que algún pendejo, en algún momento, creyó que la "mayoría" merecía tener la razón y de ello se derivan todos los "demócratas" que hoy en día le están dando en la madre al mundo. Mayorías inmersas en una pendejez irresoluta: Basta con recrear la muy democrática elección gringa en noviembre del 2004. Todo lo demás brota por sí solo.

Ni qué decir de nuestro México democrático. El mismo donde por 70 años gobernó el mismo algoritmo. Y donde, apenas tuvimos chance, le dimos el poder de vuelta a Porfirio Díaz. El mismo México donde las mayorías importan un pito, si se trata de eliminar todo aquello que amenaza la continuidad sustentable. Y mucho más admisible aun, si se trata de alguien tan sistemáticamente asimilable como el pobre guey que llamamos López Obrador, y sobre el cual muchos fincamos nuestras democráticas esperanzas, creyendo que serían respetadas bajo esta supuesta nueva tónica que simbolizaba la pluralidad foxiana. Pura chaqueta.
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Por eso mismo. Que chingue a su madre la democracia. Y antes que nada, que chingue a su madre el cónclave cardenalicio. Que nadie se trague al próximo impostor de cristo. Que nadie se trague tampoco la supuesta sabiduría resultante de la historia.

Seguimos, verdaderamente, igual de impredecibles. Que el hambre y el dolor prevalezcan sobre la conformidad y la comodidad de los mediatizados. Que el verdadero y último de los caos se presente. Tengo ganas de presenciar cosas indómitas. Deseo una verdadera disyuntiva entre matar y morir. No más pendejadas capaces de ser discernidas como buenas o malas. Por favor.

3 comentarios:

Lahetaira dijo...

Bueno, a recordar a Pedrajo y tus épocas comunistas, releer La República, el Fedro, sobre todo la Apología de Sócrates y ya está, admite tu neoplatonismo melancólico.

Porque fue Platón el que dijo que sólo a un pendejo se le puede ocurrir que algo tan estúpido como la mayoría pueda tener la razón. Y también el que anduvo más allá del topos uranus buscando el mundo de las ideas, incapaz de soportar siquiera la posibilidad de que la verdad no existiera.

Ah, pero Platón estaba triste y habitaba la decadencia de los helenos... ¿A qué decadencia asistimos nosotros? ¿Entonces qué hacemos? ¿O qué? De todas formas va, chingue a su madre la democracia, que valió madres desde que fue concebida,no hace falta que la mandemos nosotros a ninguna parte.

Alfredo Mora dijo...

Debo confesartelo:
Cuando de pronto aparece un wey diciendo: Yo soy el más chingón, soy el primer pendejo que hace lo posible por darle en la madre a la arrogancia.
En la facultad, cuando hay un wey acá bien verbo-choreador aventándose un discurso de aplausos maratónicos, alzo mi manita para decirle un verbo-choreador-mareador (o sea un nivel supremo en en ésto de los discursos y las mentiras)
O cuando hay una reta de futbol acá medio imposible y cabrona, voy por mi bandita pambolera a poner en su lugar a los falsos dioses y demostrarles quien es neta, neta el hijo de Maradona.
Lo mismo para la cumbia. Si de pronto a la pista se levanta el sucesor de Tin Tán (faceta bailarina) a sacar los pasos de baile más rigotovareños-huaracheros, al grito de "aquí nomás los míos truenan" me levanto como resortito para sacar lo más barriobajero del repertorio.
Pero si tú afirmas "aquí no hay quien me contradiga" y luego hablas de lo puta que es la perra de nuesta democracia, chale, me la pones complicada.
Ni para donde hacerme.
Soy el wey más antidemocrácias de la región. Así que estamos formados en la misma fila.
Gracias por el link, estar en tu blog es un honor, de verdad.

Miguel dijo...

Un nihilista hablando de demoracia. Ji ji ji. 'Ta chido.

Si bién toda la onda Ortegiana de las masas imbéciles encuentra hoy en día su comprobación mas feaciente cada que se enciende la tele. Nos remito al hecho de que los peligros de la falacia democrático-liberal ya habían sido identificados por Hegel.

Como abuelito iracundo ya andaba cagando el palo diciendo que solo se derrocaba la democracia de uno para instaurar la de los muchos. Y que de paso el aparato estatal burocrático necesario para mantener esta fachada (léase IFE)sería más caro que los caprichos de cualquier monarca.